27.- Reencuentro y hasta luego

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—¿¡Mamá!? ¿¡Papá!? —.

—Lily, Potter. ¿Quiénes son los que vienen detrás de ustedes? —.

—¿Quién más crees que seriamos Quejicus? ¡Auch! Lily, ¡Por Merlín! No me des zapes, ese dolió—El pulgoso de Black.

—Pues te lo ganaste Sirius, ¿No habíamos hablado sobre ese apodo? —Me alegro bastante ver a Black siendo zapeado por mi amiga pelirroja.

—Ella tiene razón canuto, ya te lo había advertido—El lobo también, ya solo faltaba Albus y la mascota... Esperen, también vino la mascota.

—¡Hedwig! Preciosa, te he extrañado mucho, lamento mucho lo que te paso—.

La lechuza solo acepto el abrazo de su antiguo amigo en un mudo entendimiento de que no lo culpaba y de que también lo había echado de menos. Atrás se venían acercando otras pocas figuras a las que pude reconocer, Ojoloco, Dobby nuevamente, Tonks, Fred, Albus (joven y pelirrojo) y un hombre rubio al cual ya había visto en alguna ocasión... un momento... sí sé quién es.

—Albus, creo que deberías presentarme, solo me conoces tú en este grupo—Dijo a Albus el rubio.

—Claro que si amor. Amigos, les presento a Gellert Grindelwald, mi amado novio—.

—Quién lo diría Albus. Te van los chicos malos—Sonreí divertido.

—Severus, mi muchacho, me alegra que pudieran dar con el portal—.

—Y hubiera sido más fácil si nos hubieras dado las coordenadas sin tanto misterio—.

—Pero así no se hubiera abierto el portal, tenían que entender por qué se hace todo ese ritual, sin eso, nunca se hubiera abierto la puerta para ustedes—.

—El pelinegro tiene razón Al, siempre te ha gustado irte por las ramas—Le dijo el rubio en un tonito meloso.

—Pero así te gusto—Contestó Albus.

—Bueno... Sí, para que negarlo—.

—Si ya terminaron con el derrame de miel, me gustaría saber que hacen todos aquí—Pregunte ya un poco molesto por estar entre tantas conversaciones que se desplegaban alrededor y que ya asemejaban a un avispero por el ruido.

—Bueno Sev... queríamos verlos. No sabíamos que podían visitarnos—Se adelantó a todos la pelirroja.

—Al parecer es una concesión reciente. Ya sabes, por eso de ser los señores de los elementos—.

—Sí, ya nos habían dicho eso. No lo puedo creer, por fin podemos abrazarlos. James no quiere soltar a Harry por nada del mundo, y Sirius y Lupin ya están impacientándose esperando su turno. Por cierto, ¡James Potter, Sirius Black, vengan acá en este instante! ¡No crean que me he olvidado de su promesa! —.

Al instante, esos dos fueron hasta nosotros con cara de haber sido apaleados, Lily solía tener ese efecto en los que había regañado previamente.

—Hay algo que ustedes deben decirle a Severus—.

—Sí. James tomó aire y lo soltó de golpe. Perdón Severus, perdón por haber sido tan idiota contigo, no merecías nuestro maltrato y estamos muy arrepentidos de como fuimos contigo—.

—¡Ay! Basta de zapes, está bien. Yo también lo siento, me porte muy mal contigo y todo eso y pues... perdón—.

Ya no los odiaba, en serio, después de haberme casado con Harry, fui incapaz de guardar rencor, ni siquiera por mi padre, así que ya los había perdonado, pero era tan divertido verlos así.

Elementales, La Última BarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora