Cap. 26: "Desasosiego Inclemente"

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  Tuve un problema con el internet, pero aquí está ya el capítulo. 

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CAPÍTULO 26:

"Desasosiego Inclemente"

Tres días habían transcurrido desde la despedida, pero para Blaine se sentían como mil eternidades. Ni siquiera sabía dónde estaban viviendo Kurt y Steph. Pensó que se quedarían con Mercedes, pero cuando le preguntó y ella le dijo que no los había visto en lo absoluto, el temor y la angustia se apoderaron de él.

Sabía que el castaño le había pedido tiempo, y no lo culpaba por estar enojado, pero nunca se imaginó que se desaparecería. Era como si no estuviese en la faz de la tierra. Incluso no estaba enviando a la niña al jardín.

Decidido fue al restaurante a buscarlo. Tenía que estar ahí porque no podía dejar de trabajar, eso era definitivo.

Al llegar pidió una mesa apartada, suponiendo y rogando que no estuviese en el área de Kurt. No quería molestarlo ni causarle problemas, lo único que deseaba era verlo y saber que estaba bien.

Se sentó esperando con impaciencia, y cuando lo vio salir sintió como su corazón se aceleraba. Estaba apelando a toda su fuerza de voluntad para no correr a abrazarlo y besarlo. Quería disculparse apropiadamente por lo ocurrido en la casa de la playa y el departamento, y dejarle en claro que él era lo más importante.

Aquella noche, en el fondo de su corazón deseaba que todo saliese bien. Habían pasado años desde que estuvo con sus padres, sus tíos y primos, ya que no existía una buena relación entre ellos. Tenerlos a todos reunidos era como un sueño hecho realidad, y que Kurt y Steph fueran parte de ello era simplemente perfecto. Pero las cosas no terminaron bien.

Aunque le doliese admitirlo, una vez más sus progenitores habían estropeado todo. Ellos siempre eran los causantes de los problemas en su vida y de que terminase perdiendo a las personas importantes para él... Pero también sabía que él no había actuado de la mejor forma.

- Señor, ¿se siente mal?

La voz de la joven lo sacó de sus pensamientos, y la miró extrañado. – Estoy bien.

- ¿Seguro? No es mi intención ser inoportuna, pero como lo vi llorando.

Fue en ese momento que se dio cuenta de las lágrimas que corrían por sus mejillas, y se sintió avergonzado. – Todo está bien. Gracias.

Cómo deseaba que todo estuviese bien... Pero no había nada más lejos de la verdad. Se limpió el rostro y pidió algo de comer.

Mientras pinchaba con el tenedor lo que sea que hubiese en su plato, no podía apartar la mirada de Kurt.

Éste atendía las mesas, era amable y sonreía todo el tiempo, pero él sabía que esa sonrisa no era sincera. La comisura de sus labios no estaba curvada hacia arriba y sus hermosos ojos azules no se habían cerrado ligeramente. Esa era una sonrisa forzada porque su trabajo lo exigía.

- Señor, disculpe que lo moleste. – El pelinegro volteó y vio a la misma chica que antes lo había atendido. – ¿Desea que le caliente la comida? ¿O tal vez se la pongo en un recipiente para llevar?

- ¿Por qué haría eso?

- Porque ha pasado una hora y media desde que se la traje y usted no ha probado ni un bocado... O si hay algún problema, puedo llamar al chef.

Sí que había un problema, pero estaba lejos de relacionarse con la comida. Ojalá todo fuese tan fácil como poner un plato en un micro ondas o vaciar su contenido en un recipiente. Incluso quejarse y pedir que le preparasen algo diferente era fácil, más ninguna de esas cosas resolvería lo que le ocurría.

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