C a p í t u l o 1

4.2K 213 16
                                    


Capítulo 1

Lunes por la mañana, estaba frente al espejo de cuerpo completo de mi habitación, admiraba mi reflejo, la falda beige con estampado floral, que llegaba cinco dedos arriba de mi rodilla y un cintillo color café, la blusa sin mangas blanca que se ajustaba a cada curva de mi cuerpo y resaltaba lo necesario, iba por dentro de mi falda, un blazer rosa pastel, mi collar favorito, pulseras y mis vans rosas. Mí cabello pelirrojo y lacio iba suelto, con unas pequeñas ondas en las puntas y mi maquillaje sencillo como siempre.

Feliz con mi trabajo tome mi bolso y salí en busca de mi desayuno, Rosie estaba terminando de prepararlo.

-Buen día, niña - dijo ella poniendo el plato con fruta picada frente a mí.

-Buen día, nana- respondí feliz y la abracé, esta mujer era como mi madre, es obvio que tenía una madre pero era demasiado irresponsable conmigo, después de todo nací cuando ella era muy joven y ahora pensaba que tenía derecho de vivir su vida, por lo que mis abuelos contrataron una nana para mí y desde que tengo cuatro años ella es quien cuida de mí.

-¿Qué tal dormiste?- pregunto mientras hacía el desayuno de mamá y mi padrastro del año.

-¿Quieres decir que si dormí después de que mi madre la pasara "pidiendo más"- hice comillas con mis dedos- a mi nuevo y mejorado padrastro?- nana, evitaba reír- bueno pues he dormido bastante bien cuando entraron en ese estado de relajación postcoital- Rosie abrió los ojos al tope.

-¡Niña, no digas esas cosas!- me riñó, reí y terminé mi desayuno en silencio.

-Valeria y Bianca vendrán esta tarde, ¿podrías preparar esa deliciosa pasta que tanto me gusta?- dejé mi plato en el lavavajillas y la miré con ojitos tiernos, si es que ese término existe, sonrió y asintió.

-Sabes que no puedo decirle que no a esos ojitos tan dulces, niña- me dio un beso en la frente y justo entró mi madre en la cocina, con una simple bata cubriendo su cuerpo, de la mano de Jeff, "el nuevo", era bastante joven quizá cinco o seis años mayor que yo.

-Te he dicho que no te mezcles con las personas de servicio, Mei- los ojos azules de mi madre trataron de intimidarme, pero yo no lo temía desde hace mucho tiempo.

-Bueno, Isabel, si en algún momento de tu vida no estás tan ocupada cogiéndote a quien podría ser mi hermano mayor- señalé al chico a su lado quien aparto la vista de mis piernas- quizá considere obedecerte.

- ¡Mei Wilson!- gritó poniéndose de pie- ¡soy tu madre y me debes respeto!- su bata se abrió un poco dejando claro que ella estaba desnuda, reí amargamente y la miré.

-Tu nunca has sido mi madre, Isabel- el rostro de ella comenzó a enrojecer- ¡Nunca estuviste ahí cuando enferme!, ¡Jamás quisiste verme después de mi nacimiento!, no me cargaste en tus brazos por voluntad propia, mis abuelos se hicieron cargo de mi hasta que los cansaste de traer cada noche a un hombre diferente a tu cama, ¡Nos condenaste a las dos!, ahora tenemos que vivir juntas y yo tengo que soportar como te acuestas con todos esos hombres cada vez que quieres- todo se quedó en silencio.

-Estas castigada- una carcajada salió de mi boca.

-Que buena broma- limpié una lagrimita que escapo de mis ojos- tú no puedes castigarme- miré a Nana quien estaba preparando en silencio el desayuno de quién se hacía llamar mi madre- ¿podrías darme mi café?, se me hace tarde para ir al instituto- ella asintió y lo hizo, me dio mi vaso rosa y después yo le coloque la tapa.- Nos vemos en la comida- bese la mejilla de Rosie y pase junto a mamá sin dirigirle la palabra.

¿Cambio de planes? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora