C a p í t u l o 3 7

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-¡Valeria solo iremos por provisiones!- grita el pelirrojo.

-¡No es un desfile de modas!- grita el moreno.

-¡Si no bajas juro que te mataré!- grita la pelirroja.

-¡Nunca se sabe si encontrarás al amor de tu vida en un pueblo buscando provisiones!- grita la morena.

Lo que sucede aquí es algo muy sencillo de explicar, Valeria lleva una hora y treinta minutos, exactamente, arreglándose para ir al pueblo, mientras todos los demás estamos impacientes por ir a comer algo, es muy tarde, el pueblo está a media hora de aquí, estamos hambrientos, y juro que ayudaré a Bianca a matar a la morena.

-¡Estoy lista!- grita bajando dando saltitos por la escalera, lleva puesto una falda azul y una playera blanca, además de unos converse negros, se ha hecho ondas en el cabello y maquillado.

-¿Sabes que no era necesario?- se encoge de hombros ante mi pregunta, ruedo los ojos y tomo la mochila que me han traído, dentro llevo mi cartera y... solamente eso.

-¿Todos conocen el plan cierto?- Chad toma esa postura de general que tenía hace media hora cuando daba órdenes, cada uno tenía asignada una tarea, la mía era conseguir golosinas y todo tipo de papas fritas y refresco.

-Sí, general- le respondo.

Nos ponemos en marcha al pueblo, todo el camino fue una constante pelea entre los hermanos Pierce por controlar la radio, me estaban volviendo loca, pero si bien Chad estacionó la camioneta Zed, Vale y yo, huimos de ahí.

Busque por el pueblo mi tarea encomendada, compre todo tipo de comida chatarra que encontré, además de unos cuantos caprichos, así que el resto del tiempo lo dedique a pasear por el bonito lugar, todos aquí son muy amables, después de una hora de vagar sin sentido me encontré con mis amigos fui la última en llegar, la camioneta estaba cargada con comida suficiente para un par de semanas.

Bianca sugirió comer algo en el pueblo, así lo hicimos, volvimos antes del anochecer, todos caímos rendidos al llegar a la cabaña, después de todo pasamos casi todo un día en el auto.

[...]

Fui la primera en despertar, tomé una ducha, me coloqué el mismo short ros que la noche anterior, pero esta vez con una blusa blanca, debajo llevaba mi traje de baño, decidí explorar un poco el terreno, terminé por ir al lago, el sol matinal relucía impresionante.

-Apuesto que darías lo que fuera por dibujarlo- no me inmute ante su voz, ni cuando me atrajo a su lado pasando uno de sus brazos por mis hombros, sonreí pues tenía razón.

-Me conoces a la perfección- besó mi mejilla y me extendió un sencillo cuaderno de dibujo y lápices, mi sonrisa se expandió y lo abrace agradeciendo, tomé el regalo y busque un lugar cómodo para dibujar.

-Iré por algo para desayunar, vuelvo enseguida, lo tomé de la mano antes de que pudiera irse.

-Gracias, Zed- veo como su pecho se infla, contiene el aire, sonríe al ver mi mano junto a la suya.

-No es nada, zanahoria- ruedo lo ojos y escucho su risa, lo dejo partir. Vuelve en unos minutos, ha traído consigo fruta y un jugo de naranja, compartimos el desayuno, mi dibujo aún no está completo, pero parece ser de su agrado, pues lo elogia, prometo obsequiárselo cuando esté terminado.

Nuestros amigos se unen a nosotros, pasamos la mañana charlando cerca del lago, riendo de cosas absurdas, como hace mucho no lo hacíamos, antes del mediodía Chad decide que es momento de nadar, todos seguimos su idea, el agua esta fría, pero después de un rato es soportable, aun así no nos quedamos mucho tiempo.

-Gracias- digo en un momento de silencio.

-¿Por qué?- Bianca está sentada junto a su hermano buscando su calor corporal, envuelta en una toalla.

-Por todo esto- señale a nuestro alrededor- jamás imaginé que estaría en un lugar tan hermoso, junto a ustedes, lejos de mis problemas. Valeria me abrazó.

-No deberías agradecernos a nosotros, esta no fue nuestra idea, sino de él- señalo justo al frente, mi corazón se agitó, traté de ponerme de pie, Zed me tomó por la muñeca, pero me soltó de inmediato.

Corrí hasta su encuentro, salté cuando estuve lo suficientemente cerca, me tomó por la cintura y enrollé mis piernas en su cintura, disfrute de la calidez de su cuerpo, sentí sus brazos apretar con fuerza mi cintura desnuda, olvidé por completo que me encontraba en traje de baño y aun mojada, el frío que me causaba el airé se mitigaba por el calor de su cuerpo. No lo pensé mucho cuando lo tomé por ambas mejillas y estampe mis labios en los suyos, lo besé, suave, disfrutando de su toque, de la textura de sus labios, le besé, como si fuese la primera y última vez.

Cameron soltó mi cintura y me deslice lentamente por su cuerpo hasta que mis pies tocaron la tierra, no me separé de sus labios, él no parecía tener la intención de separarse de mí, así que disfrute de nuestro beso un poco más.

-También te extrañe- susurra sobre mis labios antes de besarlos de nuevo por unos segundos. Mi sonrisa posiblemente es enorme, pero no lo puedo evitar, tenerlo aquí es lo mejor que me podía pasar.- ¿Te ha gustado la sorpresa?

-Me encanta- me giro para ver a mis amigos, Zed no está ahí, pero en su lugar Landon y Marco, supongo que Daniel volvió con su familia en Ámsterdam.

La tarde pasó de lo mejor y disfrutamos muchísimo de los días siguientes, no me creía que estuviera en un lugar lejano de la sociedad y sin la estricta supervisión de mi padre, aunque sabía que me castigaría de por vida, en verdad que esto lo valía.

Para nuestra desgracia, la felicidad no duraría lo suficiente.

¿Cambio de planes? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora