C a p í t u l o 3 5

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Capítulo 35

La tensión en casa es mayor a lo que fue en los primeros días en que llegue, mamá no ha vuelto desde hace dos semanas, Noel no ha permitido que se acerque a mí, por otro lado me ha dejado al cuidado de su novia, mientras el realiza sabrá Dios que cosa. El tiempo en el instituto pasaba rápido, por las mañanas Chad se encargaba de pasar por mí, durante el transcurso del día las chicas obligan a Cameron a mantenerse lejos, y por la tarde Zed me llevaba de vuelta a mi prisión.

Esa fue mi rutina por mucho tiempo, hasta hoy, al llegar a casa, mis abuelos paternos estaban ahí, hablando con los futuros esposos, mientras que unos hombres cargaban cajas hasta el camión que obstruía el lugar para estacionar de mi auto.

-¿Te mudas?- pregunté con ilusión a Carly, es quién supervisa la repentina mudanza, pero ella se dedica reír burlescamente.

-Eso quisieras niña, pero no tienes tanta suerte- no puedo hacer más que fruncir el ceño, entonces mi familia se percata de que he llegado a casa, lo primero que hace mi padre es recordarme que debo dejar mi celular y las llaves del auto en el tazón sobre la mesita junto a la puerta, lo hago de mala gana.

-¿Qué es lo que sucede?- sin respuestas, solo miradas extrañas, la bomba cayó sin anestesia, el golpe fue tan grande que no me dio tiempo para saber cómo debería reaccionar.

-Te mudaras- no es mi padre quien lo ha dicho, o mis abuelos, sino la sonriente Carly, a quien solo le hace falta bailar de alegría.

Quiero exigir una explicación, quiero gritar y destruir todo, puedo reconocer una de las tres cajas apiladas al pie de las escaleras, son mis dibujos, es la caja con mis dibujos de la infancia, lo que quiere decir es que los han sacado de la casa de mamá, ¿ella lo sabe?

Aún deseo gritar y destruir todo a mi paso, pero lo único que logro hacer es tomar las llaves del auto y salir de la casa, Noel no trata de detenerme, nadie lo intenta, no obstante no puedo dar más de tres pasos una vez fuera de la casa, mi pecho se siente pesado, soy consciente de las miradas que me dan nuestros vecinos y de los trabajadores que se llevan mis cosas.

-Mei...- decido correr, me aparto tan rápido como mis piernas me lo permiten, continuo corriendo hasta que mis piernas no pueden más, hasta que mi corazón late furioso contra mis costillas y el pecho me arde por el esfuerzo, no tomé un rumbo fijo, pero mi carrera me ha llevado a la casa de mamá, no me acerco solo contemplo la casa, sé que está ahí dentro, su camioneta perfectamente estacionada lo demuestra, me siento en la acera, correr tanto me ha dejado mareada, y con nauseas.

[...]

Volver con Noel nunca fue sencillo, él me esperaba sentado frente a la puerta de la casa, por lo que veía, solo estábamos los dos, me senté junto a él, para sorpresa de ambos, unos minutos permanecimos en silencio.

-Sé que estás molesta- no obtiene respuesta de mi parte, hago acopio de todo mi autocontrol para no estallar- sé que deseas gritar y destruir todo lo que por tu camino se cruce, pero...

-Estoy cansada de eso- admito, nuestros ojos se encuentran- no importa el desastre que cause a mi alrededor, no cambiaras de opinión.

-Es por tu bien- sabe que lo que ha dicho estuvo mal, mi ceño fruncido se lo ha dicho todo- Mei... por favor, no.

-¿Por mi bien?- se frota el puente de la nariz- nada esto es por mí, esto es por la estúpida pelea que tienes con Isabel, quieres demostrarle que has ganado, y ella está luchando para demostrarte que va a ganar...

-Te equivocas, todo lo hago pensando en que es lo mejor para ti- responde, con la vaga esperanza de que lo comprenda y vuelva a mi habitación sin rechistar, pero no estoy de humor para eso, quiero discutir con él.

¿Cambio de planes? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora