C a p í t u l o 3 3

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Capítulo 33

-Tú eres la persona con más mala suerte que conozco- Bianca presiona mi labio tratando de curarlo, respingo cuando el ardor me llega- tienes casi la mitad del rostro colorado.

-¿Quién te hizo eso?- Chad aparta a su hermana, se coloca entre mis piernas y pone una compresa fría sobre mi mejilla.

-Eres un idiota- la pelirroja lo golpea en la cabeza, pues al empujarla se ha golpeado en el brazo.

-Y tú una...

-¡Basta!- atraigo su atención de nuevo- ¿puedo quedarme?- se miran entre ambos, gesto que hacen cuando están nerviosos, lo conozco lo suficiente como para saber que ese gesto lo hacen cuando no quieren hablar- no puedo quedarme- me pongo de pie.

-No dijimos eso- Chad recibe la compresa en sus manos.

-Lo hicieron con ese gesto en común que tienen, pero son lo suficientemente lindos y educados como para decírmelo- muerden sus labios de nuevo- no se preocupen.

-Mei, no creas que no queremos tenerte aquí, eres bienvenida siempre que lo desees, pero mamá dice que tienes que enfrentar los retos de tu vida en lugar de huir y refugiarte en casa de tus amigas, cada vez que te sientas presionada- la pelirroja me abraza, sé que todo lo que dice es cierto, su madre es psicóloga, lo que ha influido en su hija, siempre tienen algo que decirme que me hace sentir mejor.

-Supongo que tienes razón- me encojo de hombros- sé que debo volver pero... ¿puedo quedarme un momento más?- veo sonreír a Chad, asiente y coloca de nuevo la compresa en mi mejilla.

-¿Te parece ver una película?

Pasar tiempo con los Pierce me gusta mucho, después de ver la película su madre me ha invitado a cenar, fue un momento divertido, sé que los padres de mis amigos deseaban preguntar por mi mejilla enrojecida, y mi labio roto, pero fingieron no notarlo, que agradecí, cuando volví a casa de Noel, los dos autos seguían en la cochera, al entrar a la casa agradecí ver todo apagado, así que baje las cosas que seguían en mi auto, así mismo lo lleve a mi habitación.

No desempaque nada, estaba cansada y mi mejilla seguía adolorida, lo bueno es que el color rojo bajo consideradamente, tomé lo necesario para ducharme, lo hice con rapidez y después me metí a la cama. Tardé bastante en lograr dormir, a todo lo que pasaba le tenía que agregar la llegada de un nuevo integrante en la familia, un bebé, un hermano, un hijo, y la amenaza inminente de que lo abandonen, cómo a mí.

[...]

Me miré al espejo, el reflejo que me recibía, era le versión que fui hace unos meses, con una falda color negro, de esas que llevan tirantes, unas sandalias negras y una blusa sin mangas color blanca, mi cabello tenía unas cuantas ondas, mi maquillaje discreto, tome mi bolso y apartando las cajas que me estorban salí a desayunar.

-Buen día- la rubia de ayer me saluda, pero no respondo, no quiero hacerlo- te estoy hablando- preparo mi desayuno en silencio- ¿eres sorda?- ruedo los ojos.

-Mei- Noel, hace su aparición, y con la poca paciencia que me queda, me bebo el jugo de naranja, no espero a que las tostadas que estoy preparando terminen, me cuelgo la mochila al hombro y tarto de salir, lo que representa un problema porque mi padre me bloquea la salida, lo observo alzando una ceja- Carly te ha saludado, se cortés y responde.

-Lo siento, me han enseñado a no hablar con extraños...

-Qué niña tan irrespetuosa tienes, Noel- continuo ignorándola.

-Necesito salir, así que si te mueves, te lo agradeceré- no lo hace- no te pediré permiso si es lo que estás pensando- alza una de sus cejas.

-¿A dónde irás?- me cruzo de brazos- si me lo dices, te dejaré ir.

-Peggy's- suelto molesta, solo sonríe y se aparta.

[...]

-¿Lo mismo de siempre?

-Sabes lo que me gusta- pago mi bebida y voy a una de las mesas a esperar, mientras tomo mi cuaderno de dibujo y continuo con uno que tenía incompleto, es un dibujo de los preciosos ojos de Cameron, no había tenido tiempo de pensar en él, y no sabía que pensar, no pude responder a su declaración.

Estaba enamorado de mí.

O eso es lo que había gritado frente a este establecimiento, podría decidir no creer en sus palabras, pero, en estas semanas lo he visto hacer lo imposible por acercarse a mí, sin embargo mis amigos no lo han permitido, y yo no he hecho nada por buscarlo, y era que no tengo claro que es lo que quiero.

Lo que tenía claro era lo que yo sentía, mi corazón anhelaba poder gritar la verdad, que también estaba en camino de amar a Cameron Harries, pero al mismo tiempo, mi instinto de supervivencia, obligaba a mi lado irracional a mantenerse a raya, no quería salir herida una vez más, no quería lastimarlo a él, porque conozco lo que se siente y no quiero que lo viva.

-Hola.

-¿De nuevo ustedes?- ruedo los ojos al ver al pelirrojo frente a mí, va tomado de la mano de la tal Carly- ¿Qué es lo que quieren?

-Hablar contigo- responde papá, bajo la vista a la mesa, mi café está ahí, no me he enterado de cuando lo trajeron, pero agradezco poder beber un sorbo, necesitaba la cafeína.

-¿Es importante porque yo...?

-¡Sí!, lo es...- me cruzo de brazos y recargo en la silla- Bien, no sé cómo decir esto pero... Gracias- es interrumpido por la camarera, ha dejado dos cafés y un trozo de lo que parece ser tarta de chocolate.

-Es para ti- Carly empuja el pastel a mi lugar, no puedo evitar fruncir el ceño- es mi ofrenda de paz- me encojo de hombros, no hay que decir que no a la tarta de chocolate, tomo el tenedor, antes de poder llevar un bocado a mi boca, un castaño llama mi atención, está cruzando la puerta principal, no tarda mucho en ubicarme, mi mesa se encuentra lejos de su lugar, me sonríe y trato de hacer lo mismo- ¿estás escuchando?

-Sí- respondo volviendo mi atención a los dos adultos frente a mí, me llevo un pedazo del pastel a la boca, me sorprende degustar algo acido, no le tomo mucha importancia y lo paso, para comer un poco más.

-Te decía- continúa Noel, entonces siento algo más consistente, y reconozco la textura, corto un pedazo más del pastel - nos vamos a casar- escupo lo que tengo.

-¡¿Qué?!- trato de sacar todo lo que hay en mi boca, siento como mi lengua comienza a hormiguear.

-No tenías que reaccionar de esa manera- me reprenden, pero estoy más preocupada por respirar bien, mi garganta comienza a cerrarse.

-¡Noel!- trato de llamar su atención, pero al parecer su estúpida novia reclamando no sé qué cosa es más importante, no me gustaría llamar la atención pero... ¡Cameron!, me está observando con el ceño fruncido, por lo que sé, en estos momentos mi piel debe comenzar a enrojecer y después mis labios tomarán más volumen, llevo una de mis manos a la garganta cuando la falta de aire es mayor.

¡No respiro!

Logro gesticular, veo como el castaño se acerca con rapidez, no le ha importado derramar el café que llevaba la mesera.

-¡¿Qué demonios haces aquí?!- Cameron hace caso omiso de Noel, me observa con determinación y después despedaza el pastel, las veo ahí, hay trocitos de fresas- ¡Aléjate!, no le hará daño...

-¡Es alérgica a la fresa, imbécil!- no espera más y me toma en sus brazos, me lleva hasta su auto y conduce saltándose varios semáforos en rojo, yo trato de recoger todo el aire del que soy capaz, tengo la vista nublada, hasta que dejo de ver.

Aun así puedo escuchar al chico a mi lado, está suplicándome que no cierre los ojos, me pide que lo mire, pero no puedo hacerlo, no soy capaz de abrir los ojos, no sé cuánto tiempo pasa, me parece una eternidad, cuando lo siento tomarme en brazos de nuevo, para depositarme momentos después en algo sólido y plano.

Entonces veo una luz, tardo un par de segundos en comprender que estoy en un hospital y que los doctores revisan mis pupilas, durante un angustioso momento pienso que estoy al borde de la muerte, siento pinchazos en varias partes del cuerpo. Alguien está tomando mi mano, mis oídos despiertan de nuevo.

-Estarás bien, no tengas miedo, yo estoy aquí- confiando en sus palabras me desvanezco.

¿Cambio de planes? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora