10

2.4K 248 5
                                    

Alexa

Le devolvió las llaves del Audi, aunque poco importaba.
La grúa se lo había llevado.
-Siento lo del coche.
-Intento no pensar en ello.

Evan conducía con Taylor a su lado, mientras que ella viajaba en el asiento trasero.
Tenía frío, y miedo.
El modo en que él la había mirado, en como la abrazó y su promesa...
Evan había tenido razón en algo. Era imposible no enamorarse de él.
Y ella lo estaba.
Miró hacia el retrovisor, y Stella le devolvió la mirada, lanzándole un guiño.

*****

Stella

-No seas duro con ella, jefe. Ella te gusta y tu le gustas. Será mejor que seas bueno con ella o tendrás que vértelas conmigo.
-No me das miedo, Stella.
-Pero Ian si, y sabes que irá a por ti si me haces enfadar o si haces algo que me disguste.
-Nunca debí presentárselo.
-Tonterías. Fue lo mejor que pudiste haber hecho y ahora estoy encantada con mi marido.
-Lo sé. Estaba allí cuando soltasteis esa sarta de cursilerías en vuestra boda.
-Algún día, Garreth Taylor, haré que te tragues esas palabras-miró de nuevo hacia el retrovisor.- Quizá antes de lo que pensaba.
-Cállate.
Si. Definitivamente amaba hacerlo enojar.
-Creo que deberías tener una buena noche de sueño.

Cuando llegaron, Alexa se había quedado dormida.
Taylor la llevó en brazos hasta la cama, le quitó los zapatos y la tapó.

Stella estaba esperándole en el comedor, y nada más verle la cara cuando volvió, fue suficiente para que ella se diese cuenta de que Garreth había caído de lleno.
-Es una chica valiente. Se arriesgó, aunque al final se asustará.
-Fue una imprudencia de su parte.
-Si, pero se ha ganado mi respeto.
-Menudo honor.
-El sarcasmo no va conmigo, pero a ti te queda bien.
-Odio que te burles de mi.
-Pero en el fondo me quieres.
-Si, es verdad.
-En fin, hombretón, me marcho a la cama con mi marido. Que duermas bien.
-Ve con cuidado, Stella.
-Lo sé, pero dañaran a cualquiera con tal de llegar hasta Alexa.
-No les dejaremos.
-Lo sé.

*****

Alexa

Había oído toda la conversación.
No quería que por su culpa,nadie resultase herido.
Si seguían con ella, sus vidas correrían peligro.
-No lo pienses.
Taylor se tumbó a su lado mirándola de frente.
-No quiero que os pase nada.
-Es nuestro trabajo.- eso la hirió. Y él debió darse cuenta porque tras mirarla fijamente a lo ojos, preguntó.
>>¿Que quieres que diga, Alexa?
-Así está bien. Por lo menos eres sincero. Solo soy un trabajo más.
-¿De verdad crees lo que estás diciendo?
-Está claro que soy algo pasajero.
-Alexa, mírame.- se puso sobre ella sujetándole las manos sobre su cabeza.- Si fueses algo pasajero no me habría asustado tanto cuando te marchaste y al no encontrarte.
-¿Y que soy para ti?
-Yo tengo la misma pregunta. ¿Que soy para ti?
La había pillado.
¿Debía responder?
¿Si le confesaba lo que sentía se mantendría alejado de ella?
-Me gustas.
Iba más allá. Mucho más, pero se trago las palabras.
-Y tu me gustas a mi, pero hemos cruzado la linea.
>>Deberías ser alguien a quien proteger y eres mucho más que eso.
-¿Te arrepientes?
-No. Claro que no.
-Besame.
Se acercó a ella despacio, alargando el momento.
Necesitaba que la besara.
Lo quería dentro de ella.
Levantó las caderas para que sintiese su necesidad.
-Esto se está complicando,nena. No te muevas así.
-Por favor.

*****

Taylor

Y eso es todo lo que tuvo que decir.
Empezó a devorarla.
Mordiendo sus labios,su lengua. Luchando por quitarle la ropa.
Ella ayudaba como podía, pero al llegar a la ropa interior, apenas conservaba algo de autocontrol.
Cogió el sujetador con una mano y las braguitas con la otra y tiró de ambas hasta romperlas.

Dejó su boca y fue descendiendo.
El cuello, los pechos,la cintura y finalmente se colocó entre sus piernas.
Se las colocó sobre los hombros y empezó a acariciar su sexo con los labios.
Luego introdujo despacio la lengua, y ahí, hizo que ella perdiese el sentido.

La llevó al orgasmo varias veces antes de deshacerse de su ropa y penetrarla con fuerza hasta encontrar su propia liberación.

No volvería a dejarla.
No volvería a perderla de vista.
La idea de perderla,de que todo terminase empezaba a preocuparle de verdad.

La observó dormir en la oscuridad.
Cuarenta y ocho horas juntos y ya había perdido la cabeza.

No. Había sido mucho antes, al observarla en sus constantes vigilancias, solo que no lo había sabido.
Aquella chica modosita y responsable había resultado ser toda una sorpresa.
Estaba en lo cierto al decir que aquella misión no era como las otras.
En esta había mucho más en juego.

Savi'n me (Serie Love 11) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora