C. 33

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Yang Mi susurra en sus sueños, cosas que nunca he podido entender, cosas y preocupaciones que una niña en sus seis años solo piensa. Me parecía divertido escucharla decir tantas incoherencias pero a la vez preocupante. De vez en cuando en EEUU nombraba a sus abuelos y padre sin siquiera conocerlos, de esa manera me daba cuenta que ella si los necesitaba. El problema recaía en mí, en mi inseguridad y en mis sentimientos, me estaba centrando tanto en mí que no me percataba del daño que le estaba haciendo a Yang Mi.

Debía de visitar a mis padres, ya llevaba días sin ir y algo me estaba molestando, ni papá ni mama se han molestado en llamarme, incluso sabiendo que soy yo quien la lleva a sus terapias.

Supuse de inmediato que no querrían que los viera en esas condiciones o que Yang Mi lo haga. Me sentía cruel al hacer que mi hija los vea en estas circunstancias. Me sentía pésimo, mala madre. Llamé a Me Ri pidiendo de su ayuda para arreglar una cita con mis padres, en un restaurante lujoso, bonito, quería darles un lindo recuerdo y ahí recordé que su aniversario sería en una semana más. Estaba todo decidido, tendría una cita romántica con mis padres y mi hija.

#Suena el celular#

Era un número que desconocía, y dude en responder, ya que siempre suelen ser vendedores de alguna compañía móvil invitándote a cambiarte o ofreciendo mejores planes de los que ya tienes. Simplemente era un fastidio tener que responder a cada llamada con un rotundo NO porque estaba conforme con lo que tenía.

Pero siempre me ponía en el lugar de esa gente, su trabajo si que debe de ser estresante, sobre todo al escuchar a tanta gente mal educada gritando cosas. Lo sé muy bien ya que en Estados Unidos trabaje por unos meses así, y era horrible. Esos años en que me tenía que aguantar de todo con tal de llevarle comida a Yang Mi. Era frustrante.

Descuelgo la llamada.

¿Diga?

¿Tn? — Aquella voz la conocía muy bien ¿Porque me llamaría de un número no registrado?

¿Que sucede Tomas?

¿Porque tan gruñona? ¿Algo va mal?

Si, tú — Dije molesta, ¿Acaso se olvido de todas las estupideces que me hizo en EEUU?

Vamos, no seas tan antipática. — Su sonrisa me irritaba. — Estoy en Corea por una convención que se hará y pensé en saludarte.

Pues qué pena que yo no quería hacerlo.

Aún así me hablas — Dijo con un tono victorioso que sinceramente odie.

Si, que estupidez de mi parte. Entonces adiós.

Y sin esperar respuesta corte, sabía que no saldría nada bueno si seguía hablando con él. Simplemente me traería dolores de cabeza.

Desperté a Yang Mi porque ya se hacía tarde para ir a la escuela, sus berrinches en las mañanas son iguales a los de Jimin cuando niño. Todo de ella me recuerda a él. Simplemente son lindos, ambos. Pensé en llamarle temprano, pero me da pena el saber que le podría interrumpir el sueño, o simplemente incomodarle en alguna reunión. Así que otra vez esperé paciente su llamado.

— Mamá quiero hablar con papá. ¿Puede venir hoy? — Su rostro angelical, aquel rostro que pone con tal de ganar algo. Iguales, simplemente son iguales.

— Puede que papi esté ocupado hoy. Además señorita ¿Cuando iremos a ver a los abuelos? Llevamos días sin ir. — Yang Mi sonrió triste.

— La abuela dice que no quiere que la vea.

¿Amigos o Enemigos? 2   [Jimin] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora