C.4

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La casa era la misma por fuera.

<<todo sigue igual>>

Sostuve con fuerzas la mano de mi hija y me adentré en lo que antes era el jardín principal de mi casa. Mi cuerpo tiritaba del temor, mis manos estaban sudorosas, mi palpitación estaba a mil por hora. Todo lo que me ocurrió en esta casa hace seis años atrás pasaba por mis ojos como una película de un segundo, un sentimiento de arrepentimiento por estar parada en aquel lugar me inundó, miré a Yang Mi quién se notaba impaciente por que golpease la puerta. Ella esperaba con todas sus ganas el ser bienvenida con una sonrisa, pero lo que no me atreví a decirle era que sus abuelos no saben de su existencia y fue entonces, cuando ese pensamiento se me cruzó por la cabeza cuando más arrepentida me sentí.

Debí de haberles contado antes lo de mi hija, así cuando la viesen no tendrían cara de asombros o enfado. Me Ri toma mi otra mano, acariciando parte de ella, me da una breve sonrisa de "estoy aquí, todo estará bien" pero creía que nada estaría bien ahora.

Golpee tres veces y nos quedamos a la espera. Sentí como alguien bajaba la escalera con pasos firmes. Es papá, lo se. Este tipo de cosas pasan en una familia, sabes quién es por el solo echo de como abre una puerta, de como suenan sus pisadas en la madera, o cuando bajan las escaleras. Simplemente lo sabes y ya. No es que seamos adivinos, sino más bien es la costumbre de escucharlos todos los días de tu vida, provocando que tu oído se acostumbre a ello y simplemente al escucharlo los identificas.

Abrieron la puerta y un señor de una edad al rededor de sus 60 estaba parado allí, mirándome como si viese a un fantasma. Como pasan los años pensé para mí, el caballero parado frente a mí ya con una cabellera blanca, arrugas en su rostro y una mirada débil es mi padre. Un sentimiento de culpa me llegó al instante, haciéndome sentir culpable por todos esos años en que no los ví llegar a tal estado, pero de nuevo esa película pasaba por mis ojos, haciéndome entrar en razón. Ellos no se merecen mi perdón.

- Tn?... - su voz se entre corto, sonaba débil, demacrada. Su barbilla tiritaba ¿acaso quiere llorar? lo miré sin decir nada, aún no sabía que decir. Por donde empezar.

- ella es Yang Mi... - dije luego de ver la mirada de insistencia de mi hija. Quería ser presentada y ya! - es mi hija - dije con una sonrisa triste y me sentí pésimo por eso. Estoy feliz por ser madre, no me arrepiento de nada, pero quizás sea el sentimiento de culpa al ocultárselo el que me impidió presentarla con mayor felicidad. Papá la miró por unos minutos en silencios, Yang Mi se sintió intimidada y como un acto de auto protección se escondió tras mis piernas, mirándolo de reojo.

Papá al notar que la hizo sentir incomoda, se hincó quedando a la altura de ella, estiró una de sus manos y le regalo una sonrisa tierna, una de las que casi nunca me regalaba.

- Yang Mi... - dice con su tono entre cortado otra vez, pero ahora las lágrimas cayeron, dejándolo ver más débil de lo que ya me parecía - que grande estás cielo... - decía en sollozos. Yang Mi me mira sorprendida, quizás era una reacción que no esperaba de sus abuelos, pero aún así le gustó, porque luego de esa breve mirada saltó a los brazos de su abuelo, abrazándolo como me lo hace a mí. Con firmeza - vengan, pasen - dijo levantándose con Yang Mi en sus brazos.

Entramos a la casa y no pude evitar mirar a mi alrededor, todo seguía tal cual, nada a cambiado.

<<debieron cambiar>>

Cada cosa que miraba me recordaba a Jimin. A un Jimin molesto en la entrada de la cocina, a un Jimin sentado en el sillón mirando las noticias, a un Jimin bajando las escaleras corriendo. Incluso siento su aroma.

Agaché la mirada suspirando con pesar. No quiero pensar en él ahora, pero todo lo hacía. Me Ri entrelaza nuestras manos dándome fuerzas al notar mi animo.

¿Amigos o Enemigos? 2   [Jimin] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora