Cap. 37

472 52 0
                                        

Caminamos agarrados de la mano y con la manta todavía sobre mis hombros por gran parte de la casa, paramos antes en la cocina, donde creí que merendaríamos, pero en vez de eso cogimos los bocatas y un paquete lleno de bollos y caminamos hasta llegar al final del pasillo del último piso, ahí Matías utilizó lo que parecía un viejo candelabro como manilla para abrir una especie de puerta que parecía una simple pared, está daba a unas escaleras chirriantes que terminaban en un desván, donde estaba una ventana redonda algo alta tapada por algunas cosas pero que era la única que daba luz al sitio.

-Sujeta aquí un segundo -Me pidió Matías entregándome su bocata y la bolsa de bollos.

Dudoso lo agarre todo sin dejar de seguirlo con la mirada, el agarro unas pequeñas escaleras de poco más de 5 o 7 peldaños y las coloco al pie de la ventana se subió y cogió unas llaves que estaban colgadas justo a la misma altura que una cerradura que tenía la venta, que a demás fue donde las introdujo antes de bajar a apartar un par de cosas a los lados antes de abrir la ventana con cuidado mientras bajaba de espaldas las escaleras.

-A delante -Comentó con una sonrisa burlona.

-A donde lleva? -Pregunté sin aventurarme a dar ni un paso.

-No tengas miedo, no te voy a pedir que saltes al vacío, venga, pasa -Insistió agarrando las cosas de nuevo.

Más seguro subí un par de peldaños de las escaleras y vi rápidamente a donde daba la ventana, tuve que darme un pequeño impulso para poder pasar ya que aún con las escaleras la ventana daba un poco más arriba de mis rodillas.

Era una especie de balcón con densas enredaderas cubriendo por completo la barandilla, que no era muy alta realmente, si uno no tenía cuidado era muy fácil caer.

-No te acerques demasiado al borde -Me aconsejó Matías una vez había entrado detrás mía.

Retrocedí un par de pasos haciéndole caso y lo imité cuando vi que se sentaba en el centro del sitio.

-Mi abuela fue la que organizó toda la construcción de esta casa, era una amante de las novelas románticas y de misterio, así que cuando se hicieron los planos se dedicó a poner un montón de sitios secretos como este -Explicó una vez me había dado de nuevo mi bocata y comenzaba a comer el suyo.

-Y los conoces todos? -Pregunté sin terminar de creerme que más sitios como este pudieran existir en la casa.

-No, mi abuela nos enseñó algunos, pero seguramente la mayoría de los llevo como secreto a la tumba -Contesto con una gran sonrisa.

-Que mal... -Musité imaginándome un montón de pasadizos secretos sin descubrir con a saber que cosas al final de un pasillo oscuro.

-No lo creo, es como un secreto por descubrir, sitios que no sabes lo que guardan o que historias pueden contener, cuando nos aburrimos siempre podemos pasar un rato divertido buscando, una vez Alex y yo encontramos un pasadizo detrás de un cuadro, aunque daba al baño principal, no era la gran cosa, pero fue divertido encontrarlo.

Su rostro expresaba felicidad al contarme esas cosas, como recuerdos de la infancia que eran a él le gustaban y todo su rostro lo demostraba.

Terminamos de merendar tranquilamente, incluso aunque no sentía hambre comí bastantes bollos solo por vicio, nunca había comido por vicio realmente, pero una vez le pegue el primer bocado al primer bollo no pude parar hasta que no quedaron más. Matías solo se quedo a mi lado acariciando mi cabeza mientras lo hacía, no dijo nada más ni me lo impidió, solo se quedó ahí, para mi.

    *.    *.    *.    *.

Ya con la puesta de sol y todo el material de clase listo de nuevo me empezar a preocupar en donde estaban estos dos, sobre todo por qué la madre de Matías debía de estar a punto de volver.

Aléjate ! (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora