Cap. 17

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Me desperté sintiendo la luz del día dándome en la cara. Sentía todo el cuerpo pesado y ardiendo, abrí perezosamente los ojos encontrándome con la cara de Matías justo delante mía.

De la sorpresa sentí que el corazón se me iba a salir del pecho a la vez que mi cara ardía tanto como sentía arder mi cuerpo. A demás yo lo estaba abrazando y tenía las piernas enredadas en las suyas.

-Buenos días -Comentó nada más me noto empezar a moverme.

Ni me vi capaz de responder y me quedé petrificado esperando algún movimiento suyo.

Con algo de miedo le mire a los ojos justo cuando se puso boca arriba a lo que el giro la cabeza en mi dirección.

-B-buenos días -Conteste por fin intentando no tartamudear.

Con la luz del sol que entraba por la ventana los ojos de Matías parecían brillar como el sol, pero también su color de ojos ayudaba mucho a ese efecto.

-Que tal te encuentras? -Preguntó sin apartar la mirada.

-Tengo mucho calor -Conteste con sinceridad aún con miedo de que intentará mal interpretarlo.

El me dedico una amplia sonrisa mientras se estiraba y se levanto de la cama, una vez lo hizo yo también me incorporé medio de golpe destapando me por completo con el calor.

Ahí me di cuenta de que llevaba un pijama que no era mío y esta no era mi habitación. Matías se metió en el baño y yo me levante para estirarme e intentar recordar un poco por encima por qué estaba aquí.

Aunque el pensar no me duró demasiado, en cuanto me levante de golpe perdí el equilibrio al intentar dar el primer paso y caí al suelo apoyándome en la cama y sintiendo un gran dolor de cabeza.

-No te levantes -Comentó Matías saliendo del baño con unas pastillas y un termómetro.

Sin esperar a que dijera nada me ayudó a levantarme del suelo y me sentó en la cama, justo antes de que sonara su teléfono.

-Justo a tiempo -Dijo en cuanto apago lo que parecía ser una alarma.

Sin dejarme preguntar me dio una botella de agua y las pastillas, no terminaba de entender que pasaba.

-Para que son? -Pregunté cogiendo las cosas sin rechistar.

-La fiebre, no lo recuerdas? -Preguntó a la vez que quitaba de la caja el termómetro.

-No, solo recuerdo haber ido a cenar -Conteste abriendo la botella de agua.

Antes de que el dijera nada me metí la mitad de la pastilla que me había dado Matías en la boca y trague una gran cantidad de agua de golpe, odiaba tomar pastillas. Sobre todo si dejaban un sabor asqueroso o eran muy grandes y las notabas bajar por la garganta.

-Pues en la cena terminaste medio inconsciente de fiebre, no sé ni cómo conseguiste llegar a la enfermería lo suficiente consciente para protestarle. Estabas delirando, la enfermera te mando para la habitación por qué te negabas a quedar allí, y tampoco es que Esteban este en condiciones de poder coger una gripe de más de 40º de fiebre, así que te quedaste a dormir en mi habitación.

-Para las pocas veces que estoy enfermo -Comente dejando que me pusiera el termómetro debajo del brazo.

-Eso es por ser pelirrojo -Contesto cruzándose de brazos mientras esperaba que el termómetro sonara.

-Mh? -Pregunté sin comprender.

-Los pelirrojos debido a sus genes sois diferentes, aunque parezca estúpido, tenéis más cosquillas, reaccionáis distinto a los medicamentos, sentís los cambios de temperatura de otra forma, cosas así -Aclaró a la vez que volvía a mirarme con una ligera sonrisa dibujada.

-Y eso todo por ser pelirrojo? -Pregunté sin creérmelo mucho.

-Sep, vuestros genes son distintos, por eso sois distintos, aunque creo que también había algunos rubios que les pasaba como a vosotros por qué tenían en mismo gen pero manifestado de otra forma, no me acuerdo mucho, lo dimos en clase de biología el año pasado.

-Pues yo jamás lo había escuchado -Conteste sintiendo que se me empezaban a caer los párpados.

El termómetro al fin sonó y Matías pudo ver mi temperatura, yo sentía un ligero mareo mezclado con cansancio que cada vez estaba atacando más mi cuerpo.

-Todavía tienes 40º de fiebre, así que quédate en cama -Comentó dejando el termómetro en la caja de la que había salido.

-Van a empezar los exámenes dentro de nada, no debería faltar a clase -Conteste empezando a sentir la cabeza ladearse hacia la izquierda involuntariamente.

-Te traigo yo los apuntes, no te preocupes -Añadió antes de agacharse a mi altura.

Sin esperar mi respuesta me aparto el pelo de la frente y la beso con delicadeza.

La sensación de pájaros en el estomago picoteando seguía siendo extraña, pero no me importaba mucho, Matías me hacía olvidar esa sensación.

-Creo que tu reacción al médicamente demuestra las clases de biología -Comentó después de besar mi frente.

Yo lo miré algo dudoso y espere una explicación, aunque empecé a dudar si lo veía por la explicación o por sus ojos amarillos que me tenían embobado.

-Te acabo de decir que reaccionáis distintos a los medicamentos, por eso también la enfermera mando que tomaras solo la mitad de las pastillas, y aún así parece que te has tomado toda la tableta, tienes pinta de drogado -Explicó con un tono de humor.

Yo cerré los ojos e infle los mofletes en señal de protesta, pero con solo un beso en la mejilla me hizo desinflarlos y volver a abrir los ojos de golpe.

El empezó a cambiarse en cuanto consiguió que dejara de protestar.

Me tumbe en la cama completamente destapado por el calor y lo observe un rato mientras se cambiaba. Al contrario que yo él estaba bastante ejercitado, y eso lo demostraban sus músculos, también se notaba bastante su altura, ya que hacía que el uniforme no sobrara por ninguna parte y le quedará perfectamente, hasta se podía decir que se veía guapo con el. Yo mientras tanto tenía mi uniforme arreglado por todas partes por qué era demasiado delgado y bajito y parecía que llevaba un saco de patatas con el puesto.

-Si me sigues observando así me pondré rojo -Comentó Matías como gracia una vez había terminado de vestirse.

-Es que a ti todo te queda bien, yo mientras tanto me peleo con la ropa para que no me quede grande -Conteste tapándome la cara a la vez que empezaba a notar que enrojecía.

-No siempre, muchos pantalones me quedan cortos -Comentó sentándose en el borde de la cama.

Yo levanté un poco el brazo para verlo, estaba atándose la corbata con la misma rapidez que lo había hecho Esteban el primer día.

El me dedico una sonrisa maliciosa en cuanto noto que lo estaba observando y yo de reflejo me tape la cara con la palma de las manos y me di la vuelta quedando boca abajo en la cama.

-Consejo, jamás te pongas así delante de un hombre que se contiene contigo -Comentó levantando un poco mi camiseta.

Antes de que pudiera darme la vuelta el me hizo un chupeton más arriba de la zona de la cadera y me tapo con las mantas de nuevo.

-No te destapes que tienes fiebre, y pórtate bien mientras no estoy o tal vez te haga algo peor cuando vuelva -Comentó a mi oído haciendo que un escalofrío recorriera mi columna vertebral.

En cuanto se fue volví a respirar, si el amor hacia tanto daño al corazón de latir tan rápido, por qué todo el mundo decía que era tan bonito? Yo solo noto a mi corazón queriendo explotar.

Aléjate ! (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora