Ella volvió a su cama de un día más en una búsqueda inútil.
Él volvió fastidiado a su cama después de un monótono día en el que no lograba pensar cómo regresar.
Ellos tenían un sueño.
Ellos estaban cansados.
Ellos simplemente ya no querían existir.
Y así, tristes y atormentados, se encerraron en su cuarto a intentar dormir sin pesadillas.
Ambos, por primera vez en meses, se quedaron dormidos profundamente, viajando a través de todo para verse. Ellos verían, ellos sabrían.
—No eres real... —asumió ella.
—Tú tampoco lo eres.
—Pero... ¿y si lo fueras?
—Yo sería feliz si tú fueras real.
—Yo también lo sería.
—Pretendamos, entonces.
—Pues vamos, di algo que Demian diría.
—Diría que... extraño tus labios.
—Vas por buen camino —esbozó una leve sonrisa. —Tu turno. Di algo que mi Mária diría.
—Yo diría que extraño tus brazos.
—Te amo.
—Y yo a ti —lo besó—. Por favor, regresa.
—No puedo.
— ¿Por qué no?
—No sé cómo.
—Pero...
—Te juro que si en mis manos estuviera ya estaría contigo —volteó a otro lado.
—Entonces vuelve —escuchó lejos.
—Mária —se volvió y no la vio—. ¡Mária!
—Demian —escuchó de nuevo y la encontró a su espalda. —Me asustaste.
—Es que me estoy yendo, igual que tú.
— ¿Qué? ¿De qué hablas?
—Tú y yo debemos volver.
—Aguarda, ¿a dónde?
—A donde pertenecemos.
—Yo no me quiero ir.
—Yo tampoco, pero es así... es algo como nuestra oportunidad única.
— ¿Por qué dices cosas raras? —preguntó desesperado.
—Porque simplemente lo sé. Debemos decirnos adiós.
—No, Mária. ¡No! —la atrapó en sus brazos.
—Todo está bien —le dio un corto beso mientras se desvanecía.
—Nos veremos de nuevo, ¿no? —preguntó ilusionado, pero ya era tarde para recibir una respuesta, ella ya no estaba.
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Viajantes
FantastikUn ser con habilidades extraordinarias se encontraba solo y aburrido en algún lugar. Para matar su hastío creó una senda y esperó. Ésta en realidad era una senda que NO debía ser recorrida por nadie, a menos que no le importase dar su existencia par...