Loguetown 1: Zoro x Sanji.

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Por semanas, Zoro en serio trató de hacer lo que Perona le propuso. En ese tiempo evitó en lo más posible al Cocinero y en realidad, no había sido tan difícil, pues con el asunto del juicio de Luffy, su acostumbrada rutina se rompió. Llegaba a Kokoyashi ya entrada la noche, y cuando no tenía audiencia en el juzgado, despertaba después del medio día. Cuando recopilaba información o citaba a algún testigo, se iba antes de que el sol saliera, y para todos lados, siempre andaba con Perona a su lado. De esa forma, aunque seguían siendo vecinos, Sanji y él no se veían para nada.

En contraste, antes de un mes, el rubio ya estaba desesperado por tener noticias suyas, y por obvias razones, lo ocultaba a todos. Se negaba rotundamente a aceptar que la lejanía de Zoro hacía que pensara más y más en él.

Fue una noche a mitad de semana, cuando se preparaba para descansar, que escuchó un sonido muy familiar, un sonido que le alteró los nervios. Zoro tenía visitas otra vez, seguro que era Luffy haciéndole la vida miserable como siempre. ¿Por qué tenían que mover los muebles a esa hora? ¡Y por qué golpeaba la pared como si quisiera pasar a través de ella! ¡Ahora sí le pondría un alto a ese Cretino Idiota! Pero en un instante, esa determinación se esfumó. Si iba a reclamar, seguramente se encontraría con Zoro y no estaba listo para eso. Verlo... Confrontarlo después de tanto tiempo... ¿Entonces qué haría? ¿Se quedaría sin decir nada ante el comportamiento egoísta de Luffy?

Se debatía la vida en ese dilema cuando el ruido cesó y unos segundos después, alguien llamaba a su puerta con impaciencia.

→ ¡Sanji! ¡Oye, Sanji! ¡Te estoy hablando, Sanji! ¡Ábreme! ¡Saaanjiii!

→ ¡QUE QUIERES! ←Gritó el Cocinero al abrir la puerta de golpe.

Luffy sonreía y a una velocidad increíble, tiró de él hacia el pasillo.

→ ¡Ven a hacernos la cena! ¡El refrigerador de Zoro está lleno y tengo hambre!

→ ¡Tú siempre tienes hambre! ¡Aprende a cocinar y deja en paz a la gente normal, Idiota! ←Reclamó el otro tratando de evitar ser arrastrado, pero la tranquila voz de Ace le llamó la atención.

→Luffy, deja en paz a Sanji... Sabo puede hacer algo de sopa o carne asada...

→ ¿Por qué yo? ¡También tengo hambre! ←Recalcó el tercer hermano.

→ ¡Yo quiero la comida de Sanji! ←Exclamó Luffy encaprichado.

Sanji suspiró condescendientemente.

→Parece que no tengo otra opción... Les prepararé algo, bola de inútiles... ←Masculló apagando su cigarro pero cuando se dirigía a la cocina, se topó de frente con Zoro.

Estaba recargado en la mesa del comedor, con brazos cruzados y mirada penetrante. Sanji trató de no inmutarse y pasó de largo con dignidad. Afortunadamente, la voz de Luffy rompió con esa terrible presión.

→ ¡Sanji, rápido que me muero de hambre!

→No vas a morir por esperar cinco minutos...

En ese lapso, los dos vecinos se ignoraron aunque fueran completamente conscientes de que sus corazones latían estrepitosamente. Y que Sanji trataba con desesperación, pensar en otra cosa.

→No sabía que tu padre te había levantado el castigo, Ace... ←Comentó mientras lavaba unos vegetales. ¡Increíble que Zoro tuviera espinacas en el refrigerador! Bueno, era de esperarse... El verde era el color de la ecología, ¿no?

Tuvo que aguantarse las ganas de reír por ese estúpido comentario interno, porque Ace le contestó casi de inmediato.

→Ese vejestorio todavía me trata como a un niño... ¡Sabe que no puede mantenerme encerrado por siempre!