Loguetown 1: Zoro x Sanji.

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Era un día ajetreado en el Baratie. Por semanas, todas las chicas de la cuidad habían esperado emocionadas este bendito día. Porque era la primera visita del actor más famoso del momento; Hakuba no Cavendish, quien llegó a la isla para promocionar su nueva película llamada "El Príncipe Durmiente". Y por eso, en el restaurante del Chef Zeff, las meseras tenían su día libre.

Por supuesto, que ni tardo ni perezoso, Sanji se ofreció a tomar su lugar por si alguna hermosa mujer entraba al restaurante. Además que así, al menos por un rato olvidaría su pesada y dolorosa separación con la que había sido forzado a vivir en los últimos siete días... Quería poner su mente y sus energías en algo que no le recordara a Zoro y en la cocina, eso era imposible.

Pero un solo segundo bastó para que sus ilusiones se vieran destruidas. Y es que, aquella fue una escena difícil de digerir. El rubio sintió que el sabor de su boca se hacía amargamente asqueroso. ¿No era normal que su cuerpo reaccionara de esa forma al ver eso?

Pasó los últimos siete días preocupado, al pendiente de la salud de Zoro, de que estuviera bien... Le mandaba su comida tres veces al día para que no pasara hambre... Le pedía a Perona que se asegurara de que la terminara toda... ¡Se tragó su orgullo de hombre para comportarse como una esposa abnegada! Porque quería que supiera que a pesar de estar separados, Sanji siempre lo apoyaría en su trabajo... porque quería ser un punto angular en la carrera del Abogado como seguro que Zoro lo sería para él... Y porque además, luego de aquel tortuoso inicio de su relación, de aquellos conflictos que sólo habían servido para alejarlos y que al final los habían unido aún más, no había duda alguna en Sanji de que haría cualquier cosa para que Zoro estuviera bien. Simplemente, porque hasta ese momento, la confianza que le tenía a Zoro era la única manera que tenía de resarcir sus errores del pasado... ¡Quería terminar con esa culpa!

Pero el golpe anímico de lo que estaba presenciando, fue suficiente para hacerle olvidar ese sacrificio que lo había mantenido en pie la última semana. ¡Zoro se estaba burlando de él en su propia cara! ¡Que tipo tan... tan...! Se quedó sin palabras.

Su respiración se agitó, ni siquiera escuchó el golpe del plato de porcelana al chocar al suelo. La comida se había derramado justo antes de que Sanji entregara la orden de la mesa 6. ¿Y por qué no? ¡Lo estaba viendo con sus propios ojos!

Zoro estaba en el callejón al otro lado de la avenida con Ace. ¿Por qué el hijo del Alcalde estaba tan cerca del Abogado? No. Mejor dicho; el Abogado tenía a Ace contra la pared como si lo estuviera seduciendo... ¿No era lo mismo que había hecho con él, unas semanas atrás? En el callejón del Baratie... Su cuerpo recordó la tortura de Zoro en ese lugar. ¡Y pensar que con algo como eso había reafirmado sus sentimientos por ese Marimo! ¡Y ahora, ese tramposo lo estaba traicionando con Ace!

Se quedó estático sin percatarse de que su respiración se había cortado de tajo. Aún no salía de su impresión cuando su mente comenzó a hacer preguntas tontas. ¿Qué le gustaba a Zoro de Ace? ¿El ímpetu con el que se enfrentaba a la autoridad de su padre? ¿La rebeldía y la libertad que lo caracterizaban? ¿O esas pecas que lo hacían lucir ingenuo e infantil...?

Si Ace quisiera, fácilmente podría seguir los pasos de su padre y ser el siguiente alcalde de Loguetown, porque era un hombre confiable que le agradaba a todos... En cambio, ¿qué era lo que Sanji tenía? Las cejas rizadas que heredó de su familia, una familia que lo avergonzaba... y una terrible adicción por la nicotina... Su talento innato por la cocina que le agradaba al Abogado pero que no le podía desaparecer todo el daño que le ocasionó... Y por primera vez, el más doloroso de sus pensamientos tomó forma.

<< ¿Merezco estar con Zoro? >> << ¿Soy la persona adecuada para él? >>

Soltó un sollozo. Tenía miedo de perder a Zoro... ¡Tenía mucho miedo de que Zoro lo abandonara!