Capítulo 6: Un bello recuerdo.

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19:52 hora terrestre. Antigua Rusia.

Desde que la Reina abrió el Arrecife varios Guardianes han ayudado en la cacería de La casa de los Lobos. Aveline, Katia y Kelly se encargaron de una misión en especial de Petra; eliminar al Kell de la Casa del Invierno en Venus, Draksis.

Cuando una Casa de Caídos pierde a su Kell, ésta pierde su jerarquía entre los miembros y normalmente desaparece en caso de no encontrar otro Kell, u otro líder.
El resto del equipo decidió patrullar el cosmódromo de la antigua Rusia. 

Edward, Oscar y Raquel se encontraban en la oscura noche explorando zonas. Llegaron a toparse con un enfrentamiento entre los Caídos y la Colmena.

--¿Quiénes nos agrada mejor? —preguntó Oscar para decidir qué bando ayudar.

—Los Caídos, supongo —respondió Edward subiendo a su vehículo.

Los tres Guardianes llegaron al enfrentamiento y su prioridad era la Colmena, prioridad que los Caídos no sabían. Vándalos, escorias y Capitanes Caídos también atacaron a los Guardianes que les ayudaban.
Edward hacía embestidas a vándalos y usaba sus cuerpos como escudos mientras disparaba su cañón de mano hacia los Acólitos, Lacayos y Caballeros de la Colmena.

—Rix —llamó a su espectro—, baja municiones de la nave, me quedo sin balas.

—¿Te sirven cartuchos de escopeta? —ofreció Raquel mientras se ocupaba de una Maga.

—Claro. Me encantará probar mi nueva escopeta.

La hechicera lanzó una correa con cartuchos al Titán. Edward se cubrió detrás de una roca grande y recargó su arma. Los cuerpos caían con cada disparo que hacía, el enfrentamiento empezó a cesar debido a las distintas bajas que tenían. La Casa de los Reyes y La Colmena empezaban su retirada, dejando a los Guardianes, los huesos de la Colmena y cadáveres.

—Muy bien, creo que ha sido suficiente por hoy —rebosó Raquel colocando su fusil de explorador en su espalda. Cerca había un acantilado donde el atardecer se veía con claridad—. ¿Hace cuánto no hemos visto una maravillosa vista como ésta?

—Hace... Bueno, ¿las vistas a planetas cuentan? —bromeó el hechicero—, ¿nos sentamos y apreciamos la vista?

Los Guardianes se acercaron y sentaron al borde del acantilado para charlar. La vista a pesar que también abarcaba una enorme cantidad de antiguos y oxidados restos de aviones, el sol ocultándose era lo hermoso desde la altura.

—¿Qué fueron de sus vidas pasada? A la vida antes del... colapso, o incluso siglos antes. O más bien sería la pregunta; ¿qué recuerdan? —habló Oscar mientras soltaba su arma.

—Realmente no recuerdo mucho. Mi idioma natal es el Italiano, con ayuda de mi espectro aprendí el español. Hay... un recuerdo que viene a mi mente en ocasiones, una mujer mencionando mi nombre en llanto, pero solo eso —respondió Edward.

—Ya veo... entiendo tu situación —volteó a mirar a Raquel—, ¿qué hay de tí, brillitos? —habló haciendo alusión a los ojos brillantes de la Hechicera.

Quitó su casco dando el gusto al resto de apreciar sus ojos. —Tampoco es mucho. Soy huérfana, no tengo recuerdo alguno de mis padres llegando a la conclusión de que nunca los conocí. Mi hogar antes de ser una Guardiana era con los Insomnes que seguían a La Reina Mara Sov —sonrió al hablar de eso.

—Entonces por eso ya conocías el lugar que las chicas nos mencionó, ¿cierto?

—Sí, pero no es todo. Después de independizarme a temprana edad, conocí a alguien que fue mi única familia la cual murió por mí. Al renacer como una Guardiana en Venus, mi espectro tenía información sobre el Arrecife y la Reina, así que decidí servir para ella para que estuvieran más seguros.

—¿Y cómo llegaste en Venus si tu hogar era el Arrecife?

—Eso no recuerdo. Pero, ¿saben? No me arrepiento de nada, de haber salido del Arrecife porque ahora ustedes, mi escuadra son mi familia y aunque no lo sepan siempre los protegeré. Perdí a alguien gracias a mi cobardía, y ahora que los tengo a ustedes, la cobardía no me volverá a invadir.

El hechicero se percató de una presencia más que el resto no notó. —Eso es tan... lindo y amable de tu parte, Raquel. Desde que te conocimos Aveline y yo en Venus siempre fuiste tan seria.

—Antes no confiaba en ustedes, en nadie. Pero ahora sí, y es bonito —se levantó y colocó su casco—, ¿qué tal una carrera?

Los demás se levantaron. —Sí, pero antes espera —volteó—. ¿Saldrás o seguirás oculto?

Raquel no entendía a quién hablaba. —¿A quién hablas?

—Observa —lanzó una granada de vacío que hace daño persistente durante un tiempo.

El acechador no resistió más el ardor de la granada y salió de su invisibilidad. —¡Tú ganas! Eso arde... ¿cómo supiste de mi presencia? —exclamó la hechicera Paulina.

—Tu espectro emite cierta señal y mi espectro recibió dicha señal. Déjame adivinar... ¿tiempo y paciencia? —respondió Oscar.

—Tiempo y paciencia —afirmó. Dicho nombre pertenece a un francotirador que al apuntar vuelve invisible al portador.

—Lo imaginé, sólo los cazadores pueden hacerse invisibles.

Raquel se percató de algo más. —Uy, Edward, en marcha —invocó su Colibrí— Oscar, suerte —habló para después acelerar junto al Titán.

Los hechiceros se quedaron solos mientras la noche caía. —¿Qué haces por aquí? Creí que eras más de participar en Crisol —preguntó el hechicero.

—Pasaba por aquí y los ví, la curiosidad me ganó pero me descubriste, pero ya me voy —invocó su Colibrí.

—¡Atentos al cielo! Algo está cayendo —informaron sus espectros.

—Talvez la nave de un nuevo Guardián —respondió Paulina subiendo al vehículo.

—No. Espera, no es una nave.

El objeto impactó cerca de los Guardianes y los dejó aturdidos al crear una ola de arena. Un satélite bélico que salió de su órbita fue el causante, dicho satélite contenía información que atrajo tropas de Caídos; locos y amantes de tecnología y máquinas.

—¿Qué dices, me ayudas? —preguntó el Guardián desenfundando su arma.

Bajó de su vehículo. —Somos Guardianes, siempre te ayudaría.

Los hechiceros se acercaron al satélite y Oscar acercó a su espectro. —¿Puedes hacer algo?

—Sí pero necesito tiempo, ustedes ocupen de los Caídos y yo del satélite.

Esquifes —naves de tropas Caídos— empezaban a llegar cerca del terreno. Paulina preparó su cañón de mano.

—Cuidado, no te vayas a lastimar con esa arma —bromeó Oscar.

—Aww... es lindo de tu parte. Pero primero preocúpate por tí mismo —accionó su arma hacia Oscar.

Venus. 20:42 hrs.

¡Está débil, ahora! —exclamó Aveline.

Katia que permanecía en un pequeño escondite se lanzó hacia el Kell.
El Kell Caído cayó junto a Katia que fue su verdugo al enterrar varias veces sus dagas en el cuello del Kell.
La cazadora se levantó y apartó un brazo del cadáver que estaba encima de ella.

—Lo hiciste excelente —felicitó Kelly.

—Lo hicimos excelente. Aunque estoy bañada en sangre de Caído, eso no es muy excelente —agregó la cazadora.

Su misión de campo estaba terminada y la Casa del Invierno se quedó sin su Kell: Draksis.
Las Guardianes volvieron a Órbita para ir con Petra en el Arrecife.
Los distintos Guardianes hacían más y más contratos de cacería, mientras la cacería de Skolas estaba en su etapa inicial.

Destiny: Guardianes.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora