Capítulo 16

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Ninguno de mis padres insisten en el tema, por suerte. He entrado en una especie de letargo desde esa discusión, sin salir de la cama más que para lo esencial. Cada vez que me paro a pensar dónde estoy, dónde me he metido y las consecuencias que acarrea, me entran unas irrefrenables ganas de gritar, de desahogarme, de romper cosas y llorar, porque lo peor es que yo elegí todo esto, y he llegado a un punto en que no imaginaría mi vida de otra forma, ya no sé qué hubiera pasado de haber seguido en Harlem. Y para colmo, he incluso descubierto que hay muchas cosas que me gustan: me gusta ser nueva en el instituto, nadie me conoce, nadie sabe qué he hecho o dejado de hacer más allá de Alex; me gusta tener un grupo distinto de...conocidos, todavía no llegan a ser amigos, pero disfruto bastante de su compañía; me gusta la rutina de trabajo, dura y sencilla a la vez; me gusta que Anne y Frank estén siempre a mi disposición, sabiendo que no están obligados a muchas cosas que en realidad hacen, siendo más atentos de lo que lo eran mis padres cuando me fui; me gusta la ciudad y su playa, el ambiente en general; me gusta la libertad de poder ir a donde quiera, de tener mi propio coche y decidir lo que hacer —siempre y cuando se ajuste más o menos a las normas—; me gusta la dinámica que tengo con Alex, al menos hasta que acabo sintiéndome culpable por cualquier cosa, bien por mentirle o por empatizar con su dolor. Me gusta Alex. Me gusta Lily. Y no puedo dejar pasar desapercibidos ninguno de los dos. He aceptado las responsabilidades que cada uno conlleva y no puedo pensar en nada más allá. Mi hermana me necesita.

Sólo dejo la cama para ir a verla. La he echado de menos, sus miradas comprensivas, sus pequeñas manitas entre las mías, sus besos tiernos, su risa burbujeante... Sí, definitivamente la necesito a ella más que al revés. Le he comprado una muñeca que vimos en un catálogo hace tiempo cuando estuve en Nueva York, y creo que no he visto una cría más feliz en mi vida. Me recibe saltando de la cama y correteando hasta que la cojo en brazos, aunque tengo que bajarla porque empieza a pesar bastante y siento el hombro quejarse. Saludamos al resto de niños y a sus respectivos padres con gestos de familiaridad antes de que le dé la muñeca al lado de su cama, buscando algo de privacidad, aunque me he acostumbrado a abstraerme estando rodeada de gente. Salta a mi alrededor como una polilla, haciéndome abrir la caja allí mismo y quitar los innumerables flejes. Ni un arma de destrucción masiva traería tanta seguridad anti robo, de eso estoy segura. Después de abrazarla durante un rato, decide hacerme caso finalmente, la verdad es que con verla feliz me basta, nunca la he visto así y me resulta conmovedor. Se me escapa una pequeña lágrima cuando se pasea por el resto de niños diciendo que es 'un regalo de su hermana', reconozco que me ha ganado el corazón. Cuando se calma un poco, me insta a que leamos juntas uno de sus libros de dibujos y le cuente qué he hecho en Navidad, pero no recibe más que respuestas vagas. ¿Cómo le explicas a una niña de seis años que has cometido un error que le ha roto el corazón a tres personas, que has podido derrumbar una investigación de años, que ni siquiera tú sabes qué hacer con tu vida, que vives el día a día y dando gracias? No, no puedo decirle nada así. Le digo que me fui de viaje a Nueva York y le prometo que la llevaré, no puedo esperar a hacer lo mismo que mi hermano hacía conmigo. No ha sido una mala infancia, y Lily se merece la mejor. Me voy a esforzar al máximo en que la tenga.

¾ Al... ¿Te puedo decir una cosa?

¾ Dime —levanto la cabeza del libro; estos dibujos son más entretenidos de lo que pensaba.

¾ Estás rara. ¿Qué te pasa?

¾ ¿Yo? Estoy bien, no pasa nada.

¾ Estás rara y no me lo quieres decir. Ya casi no vienes a verme... y te echo de menos —se le inundan los ojos de lágrimas.

¾ Yo también, mi amor —la abrazo a modo de consuelo, aunque no sé para quién—. Pero tengo que hacer una cosa muy difícil y me está quitando mucho tiempo.

Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora