Capítulo 5

11 2 0
                                    

El interior de la furgoneta es más cómodo de lo que me imaginaba: tiene una especie de sofá enfrente de la puerta que se abre y una mesa plegable que sale del suelo. Dentro sólo está el conductor, aparentemente ajeno a lo que ocurre en la parte de atrás. El hombre de antes me invita a entrar y tomo asiento en el sofá mientras él coloca bien la mesa y un taburete al otro lado de ésta para mirarnos a la cara. No tengo ni idea de qué va nada de esto, ni siquiera me lo puedo imaginar, así que es él quien rompe el silencio.

¾ Supongo que estás confusa, así que te ayudaré a concentrarte. Tienes cinco preguntas a las que debo responder con sinceridad, sobre lo que sea.

¾ ¿Quién eres?

¾ Llámame John.

¾ ¿Doe o Smith? —le provoco; no hay nombre más simple— Eso no era una pregunta, que conste —rectifico; tendré que controlarme—. ¿Para qué me quieres?

¾ Para trabajar.

¾ ¿Por qué yo? —añado cuando veo que su respuesta es así de escueta.

¾ Porque lo necesitas.

Sé que hay mucho más allá de lo que me dice, pero me es imposible llegar a ello, tiene un rostro gélido, extremadamente profesional. ¿Trabajar? ¿Para qué me iba a necesitar este tipo a mí, especialmente? Hay mucha gente más desesperada, con menos que perder. Mejores opciones, desde luego. Sí, necesito un trabajo, aunque algo así...parece demasiado turbio. Ya he gastado tres preguntas, será mejor que piense las otras dos bien, ya que las respuestas van a ser así de simples. De momento no es que me hayan ayudado mucho, en verdad lo han empeorado todo. Ahora mismo es un momento que tengo tantas preguntas en la cabeza que se agolpan y no logro concentrarme en ninguna, así que hasta que consigo calmarme y razonar, me dedico a observar al hombre, esperando que él comience de nuevo una interacción, o de alguna explicación más, pero ni aun así. Él parece hacer lo mismo, midiéndome con la mirada.

¾ ¿Cómo sabes quién soy? —a diferencia de las otras preguntas, esta parece pensársela antes de contestar e incluso se le escapa una sonrisa.

¾ Trabajo — ¿en serio? ¿tanto para eso? Esto es exasperante.

¾ Estás haciendo esto a posta, ¿verdad? Para cabrearme.

¾ ¿Por qué habría de hacerlo?

¾ Contéstame —suelta una carcajada.

¾ Estoy haciendo esto para ver hasta dónde puedes llegar, Alice. Tienes potencial, mucho más que para quedarte en este barrio. No me mires así, tú también lo sabes. Te estoy ofreciendo salir de aquí.

¾ ¿Cómo que salir de aquí?

¾ Llegar más lejos. Una segunda oportunidad. Te han expulsado, es tu mejor opción.

¾ ¿Y todo esto a cambio de qué?

¾ Es un quid pro quo. Nosotros te ayudamos y tú haces algo por nosotros.

¾ ''Nosotros''. Suena como una mafia.

¾ Bueno, es una organización —se estira y pone una especie de cartera sobre la mesa.

Lo ha dejado a mi alcance para que lo mire sin apartar los ojos de mí. Abro con cuidado la cartera y no sé ni cómo reaccionar ante lo que veo. ¿FBI? Tiene que ser una broma, no puede ser cierto nada de esto. ¿Por qué se iba a interesar el FBI en mí? El tal John sigue igual de serio que al principio, esperando a que diga algo. De nuevo, me ha dejado sin palabras. Algo tan poco usual en mí, que se está haciendo una costumbre estos días. Otra cosa es cómo se creen que puedo ayudarles yo, lo máximo que puedo hacer es...Espera. No. No pienso hacerlo. No pienso traicionar a mis amigos, por lo que sea. Me da igual lo que me hagan, mis amigos han estado ahí siempre para ayudarme y no voy a ser yo quien les decepcione. Vuelve a guardarse la placa y se acomoda en el sitio.

Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora