Capítulo 24

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Ayer pude acostarme en mi cama, al fin, para dormir, solo que no lo conseguí. He estado toda la noche dando vueltas, pensando en cómo acercarme a Alex y si no se habrá arrepentido de lo de hoy. Se ha mostrado bastante extraño desde que me lo dijo, y no creo que sea nada específicamente bueno; y si aun así es tan importante, es que necesita mi apoyo de alguna manera. Ni quiero defraudarle a él, ni a mí misma cediendo demasiado pronto. Pero claro, eso es fácil de decir.

En la entrada del instituto, donde hemos quedado, no hay absolutamente nadie. Ya está, se ha arrepentido. Genial. No lo puedo hacer mejor. Espero un par de minutos, observando alrededor, pero nadie aparece. Justo cuando voy a subirme de nuevo al coche, recibo un mensaje de un número desconocido. Una dirección. Vuelvo a mirar en todas direcciones, pero sigue estando vacío, tan sólo con los habituales transeúntes. No voy armada, sin embargo, es muy tentador; casi tanto como temerario. No aviso a nadie, si quien quiera que me haya mandado esto ha conseguido mi número, nada me dice que no ha podido pincharlo, así que tiro el móvil al asiento del copiloto y pongo rumbo hacia donde me han indicado. Cuando vuelva a ver a mis padres debería decírselo, no es buena señal que esté pasando esto. O quizá es solo una broma de Alex. No, no lo creo, él no haría nada así después de haber discutido, sabe que no estoy de humor para ese tipo de juegos. No es difícil aparcar donde me han dicho, lo complicado es detenerme, no pasar de largo e ignorar todo esto. La dirección resulta ser el parque donde el supuesto Loco Vince me atacó. Me dan escalofríos solo de pensarlo. No es tan espeluznante de día, pero tampoco lo hace mucho mejor, sigue siendo un parque abandonado, con los columpios rotos y la hierba demasiado alta. No ha habido noticias del vagabundo, ha desaparecido como si nunca hubiera existido, y pensar que fue aquí el único sitio en el que fue visto, específicamente por mí y que desencadenó todo aquello, hace que me tiemblen las piernas. No obstante, cuando reconozco la figura que está sentada en el mismo banco, no puedo sino aparcar y bajarme del coche. No sé exactamente para qué, estoy segura de que él podría defenderse, pero hay algo que me impulsa a protegerle, o al menos a intentarlo. Cuando me ve, se pone en pie como un resorte y espera a que sea yo quien se acerque. No me gusta este sitio. Sea lo que sea ya no me resulta tan emocionante. No quiero poner un pie en ese maldito parque. Dejo mi puerta abierta al bajar y hago lo mismo con la contraria, quedándome apoyada. Me observa unos instantes, pero no es capaz de aguantar por más tiempo y se abalanza a abrazarme. Si no le conociera diría que está temblando más que yo, y que parece relajarse cuando me tiene entre sus brazos. Yo lo hago, al menos. Su olor es tan familiar que me permito abandonarme unos segundos, disfrutando de la presión que ejerce contra mi cuerpo.

— Pensé que no ibas a venir —murmura, aún pegado a mí—. Muchas gracias, no sabes lo que significa. Escucha, yo...

— Alex, sea lo que sea, podemos hablarlo en el coche. No me gusta este sitio.

— No, no podemos irnos. Van... Tenemos que quedarnos aquí.

— ¿Por qué? ¿Pasa algo? —noto su nerviosismo.

— No, es... Alice, ¿puedes no hacer preguntas? Por favor.

Desvía la mirada a un coche oscuro que se para en la carretera, justo al lado del mío. Un par de hombres, bastante altos y musculosos, salen con aire autoritario y cierran la puerta del conductor de mi Mustang bruscamente. En otra situación me habría puesto hecha una fiera, les hubiera dicho de todo y seguramente hubiera acabado rayando su coche con las llaves, no obstante, me veo incapaz de moverme. Son muy amenazantes, e incluso Alex parece nervioso en su presencia. Me coge de la cintura para que me separe y poder cerrar la otra puerta —con más cuidado al menos—, y siento sus manos algo más firmes que antes, sujetándome cerca para transmitirme algo de seguridad. Él sigue nervioso, aunque veo cómo parte de su habitual arrogancia vuelve a surgir, así que eso significa que sabe lo que está pasando. Supongo que es bueno.

Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora