Capítulo 32

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Akira Berglind

Despierto de golpe al sentir una fuerte oleada de calor invadirme por completo, parpadeo repetidas veces estabilizando mi vista y observo detalladamente el lugar en el que me encuentro; suelto un suspiro tranquila al saber donde estoy. Me siento sobre mi cama quedando así por unos minutos sintiendo más que silencio puro que es interrumpido por el sonido de pasos que vienen con apremio desde el pasillo; paseo mi vista sobre mis brazos descubiertos y me detengo al notar, cerca de mi hombro derecho, el sello de mi abuela Danielle que desaparece apenas la puerta es abierta.

— ¿Cómo te encuentras? —La voz de la dueña de la marca se llena de alivio— Casi entrabas en estado de recuperación, nos preocupamos demasiado —dice de una manera muy rápida dejando ver su preocupación y desesperación. 

Inmediatamente, se sienta a mi lado. Flexiono mis piernas apoyando mi espalda completamente al espaldar de mi cama.

— Me duele la cabeza —susurro sintiendo como empiezo a captar todo alrededor de mí—. ¿Qué me dicen ustedes? —Mantengo mi cabeza gacha, solo en pequeños momentos la levanto para mirar a todos. 

No me quiero concentrar en mí, quiero saber si ellos están bien, si el aroma de mi sangre no fue rastreado. Quiero saber si no hubo problemas luego de esto, estoy preocupada por ellos, lo he estado desde que caí dormida. Mi abuelo Richard, esto tuvo que haberlo afectado bastante porque se conecta con su pasado.

— Estuviste muy grave aun después de que Lucas se hiciera cargo de ti. —Mi madre se sienta cerca de mí, a un lado de mis pies— Me sorprendió mucho la fortaleza que tuviste en aquel día. —El deseo de proteger a alguien, puede convertirte en alguien fuerte... Esas palabras siempre me han estado siguiendo desde que protegí a Victoria— Aun no sé cómo hiciste para reaccionar en contra de los instintos de tu cuerpo.

Yo tampoco lo sé pero estoy segura de que puse todo mi empeño en no caer  solo para protegerlos de ese mal que quieren en nosotros, hice todo mi empeño en no dejarme caer por los instintos de recuperación.

— Mitsuki tiene toda la razón, hija. —Los ojos de mi papá reflejan un brillo... ¿Qué significa? Eso es extraño— El alma que te dimos no fue suficiente, apenas sirvió para que tomaras algo mínimo de energía. —Se sienta a mi otro lado y acaricia una de mis manos. Es extraño recibir este tipo de afecto por parte de todos, siempre lo muestran pero no mucho como ahora; con esto me dejan ver que realmente estaban preocupados— Mi papá me dijo que no querías descansar, pero apenas te dijo que toda estaría bien, tú aceptaste.

Acepté por confianza ciega, acepté porque ya no soportaba el dolor y mi cuerpo... Lo hice de manera casi inconsciente. 

— Todo iba bien, incluso tu corazón volvió a latir, casi imperceptible pero lo volvió a hacer —Giro mi rostro hacia la derecha, justo donde está mi abuela Danielle—, pero en la madrugada tuviste otro desvanecimiento... te dejamos de sentir. Hice lo posible para hacer que te recuperaras un poco, pero con el curarte unas pocas heridas me quedé sin energías; quisiera poder tener la entera capacidad de sanación.

— No querías reaccionar a nada, realmente entramos en pánico. —Observo sorprendida a mi abuela Camila, no es normal que ella admita ese tipo de cosas— Estuve a punto de darte un poco de mi sangre pero Lucas me detuvo —Se queda callada por un momento— porque aun te percibía.

— Quedé atónito cuando repentinamente tu corazón empezó a latir como normalmente lo hace, tu presencia inundo el lugar y ahí me di cuenta de que tú aun te resistías y luchabas contra ti misma. —Sonrío levemente— Le dije a Danielle que colocara sobre ti su sello para que de esa manera, ella percibiera directamente tu estado y no dependiéramos tanto de nuestros sentidos que a veces podían fallar al estar ocupados con trabajo.

Secreto entre lazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora