Hunter Shadow
Me despierto agitado luego de conciliar el sueño de manera forzada. Me siento sobre la cama y observo mí alrededor detallando esta vez la fría y espaciosa habitación en la que me encuentro. La luz de la luna se cuela desde una gran ventana dándole un aspecto lúgubre a cada uno de los objetos que aquí se encuentran y el silencio que aquí hay es ligeramente molesto.
Detengo mi vista sobre la mesa de noche que está a mi derecha, sobre ella hay una pequeña lámpara, un reloj digital y extrañamente mi teléfono. Lo tomo entre mis manos dándome cuenta de esa manera que me encuentro temblando y justamente en ese instante, recuerdo la larga conversación que tuve con Akira horas atrás.
Desbloqueo la pantalla del celular deslizando sobre ella mi dedo, no le tengo ninguna clave o patrón ya que nunca lo he visto necesario. Entre las notificaciones, tengo unas pocas llamadas perdidas de mi amigo, de su padre y de su madre; también tengo un mensaje de un número desconocido que dice "Hoy volverás a mi lado". Elimino el mensaje y antes de apagar la pantalla observo la hora, cuatro y cuarto de la mañana. Una gota de mis propias lágrimas cae sobre la lisa superficie del teléfono. Lo dejo donde estaba y camino hacia donde se encuentra la venta.
Antes de despertar tuve un sueño que revelaba parte de mis recuerdos de cuando era un niño. Mi padre quien me llevaba todos los días en la tarde a prácticas de fútbol con aparente alegría, yo corría siempre al verme lejos de él hasta alcanzarlo. Después de cada práctica, cuando volvía a casa, la que se supone que tome como madre, peleaba con mi padre sobre que innecesariamente gastaba el dinero en cosas insignificante como en la academia de fútbol. Tiempo después lo deje porque no quería ver a quienes eran mis padres peleando. Puede decirse que yo era un niño bueno en aquel entonces que solo le importaba la felicidad de las personas que lo trajeron al mundo y ahora soy todo lo contrario mas no sé si la alegría de mi padre era verdadera. Estoy hecho un mar de confusiones.
También soñé cuando vi en mi habitación el cual estaba ubicado en el primer piso, las noticias del caso del restaurante y como la reportera daba solo la información necesaria. En el piso de abajo se encontraba mi madre riendo hasta mas no poder mientras estaba sentada en el suelo frente a la TV y con su espalda apoyada sobre el sillón pero a pesar de esas risas, su teléfono estaba al otro lado de la sala, cerca de los trozos de un espejo roto. Ahora comprendo por qué reía, estaba feliz por la muerte de mi padre debido a que gracias a eso, todas sus pertenencias quedarían en manos de ella, aun así, se sentía frustrada. Me alegra el no haber estado cerca de ella en ese momento porque en vez de desahogarse con aquel objeto, lo habría hecho conmigo.
Entre el silencio de la habitación solo se escucha mi débil llanto y el sonido del cobertor al ser aprisionado con fuerza entre mis manos, trato con todas mis ganas el retener esas lagrimas que salen sin permiso de mis ojos pero se me hace completamente imposible detenerlas. Un fuerte dolor se apodera de mi pecho de un momento a otro por lo que llevo a él una de mis manos. Odio sentirme de esta manera, nunca en mi vida me había puesto así y el que me encuentre ahora de esta manera hace que me sienta frustrado y enojado conmigo mismo por no poder ser lo suficientemente fuerte para poder ocultarlo.
Antes de irme a dormir fui donde Akira para a su habitación de nuevo para preguntarle una última cosa sobre el tema pero eso solo hizo que de alguna manera me deprimiera más.
Flashback
Después de haberme dado un baño donde mis pensamientos terminaron de retomar toda la información que se me había dado y así de alguna manera sentirme un poco tranquilo, me detengo sobre el gran espejo de la habitación de baño, sobre él está mi reflejo donde puedo observar mis ojos ligeramente hinchados. Me termino de acomodar el pijama que me fue otorgado por uno de los sirvientes de la mansión y salgo con la ropa que tenía puesta en la mano.
ESTÁS LEYENDO
Secreto entre lazos
Fantasy"Berglind", un apellido que ha causado miles de sentimientos desde hace varios años. Son la inocencia y la malicia entrelazadas. Preocupados por el resto, pero al mismo tiempo recelosos de su seguridad. Ellos son capaces de pasar por encima del ser...