Capítulo 31

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Akira Berglind

Apenas recibí aquel disparo en el pecho, el intenso dolor de sentir a mi corazón detenerse se hizo presente; aunque a mi corazón no le faltaba mucho por hacerlo a causa de mi debilitamiento y a causa de toda la sangre perdida, el impacto de la bala cerca de él, solo acelero dicha acción.

¿Qué sucede cuando a alguien con mi naturaleza, se le detiene el corazón? Nada, absolutamente nada. Solo sentimos dolor, mucho dolor, demasiado para ser sincera. Si dejamos que nuestro corazón permanezca mucho tiempo en ese estado, tal como muchas horas transcurridas de manera seguida, nuestro cuerpo automáticamente quedará dormido por un largo lapso de tiempo entrando en un estado de recuperación; solo en ese entonces, ningún tipo de hechizo podrá hacer efecto en nosotros y el que protege nuestro aroma desaparecerá hasta que despertemos. Eso para mi familia y para mí es un gran problema, uno muy grande que puede traer las consecuencias de las cuales hemos estado escapando toda nuestra vida.

Estoy muy cubierta por mi sangre, eso me incomoda porque son demasiadas la heridas que tengo y cada una duele arduamente; el intenso dolor de mi pecho se va extendiendo por cada terminación nerviosa de mi cuerpo cosa que se vuelve insoportable porque todo, absolutamente todo me duele y arde... prácticamente, estoy luchando contra mí misma para evitar caer en la inconsciencia y así acelerar el proceso de recuperación, no puedo caer dormida, no lo puedo hacer y eso hace que todo lo que siento duela más porque estoy reteniendo acciones naturales de mi cuerpo.

Mis pensamientos están nublados, solo puedo concentrarme en el dolor y en querer escapar de él pero no puedo ceder a mi estado y permitirme el quedar inconsciente; mi cuerpo está actuando involuntariamente haciendo caso omiso a las órdenes que envío a él porque ya no tengo control completo del mismo, incluso, puedo terminar convulsionando del dolor pero eso me haría caer inconsciente más rápido... Todo me lleva a lo mismo porque al no poder controlar mi cuerpo como debo, no puedo controlar el impulso de ceder a mi estado aun si me opongo con toda la voluntad a ello.

Mis manos están cerradas con fuerza en un puño clavando de esa manera mis uñas en la piel auto-hiriéndome, tanta es la fuerza que descargo en ellas que siento las mismas temblar pero, como había dicho, no tengo control absoluto de mi cuerpo y esta es una reacción involuntaria; ademas, el dolor que siento a través de la herida involuntaria que me estoy provocando, desvía mi mente de las otras que duelen aun mucho más. Mis ojos permanecen cerrados con fuerza y, aun si trato abrirlos, no puedo; mientras, de ellos salen débiles lágrimas de dolor, salen en una cantidad considerable a pesar de tenerlos cerrados. Por otro lado, no puedo emitir sonido alguno, tan mal estoy que no puedo siquiera quejarme, solo puedo sentir y escuchar.

Una repentina corriente de frió me hace sufrir más de lo que estoy sufriendo ahora, a pesar de que hay un intenso calor y mi cuerpo se encuentra sudado gracias al mismo y a los esfuerzos que hago en contra de las acciones naturales del mismo, yo siento mucho frío por la simple razón de que... sin mi corazón latiendo, no puedo producir calor y si no produzco calor corporal, el frío que siento es intenso. 

Afuera de la habitación puedo sentir movimiento y ruido pero debido a mi debilidad, solo puedo sentir con menos intensidad que un humano, mucho menos; cerca de mí, sobre mí, alrededor de mí, no sé, siento una extraña aura, una que es primera vez que la siento y a pesar de ser desconocida, me siento extrañamente familiarizada con ella.

Un ruido lejano entra en mis oídos pero no le presto atención ¿Qué atención puedo prestarle entando en este estado? La presencia de alguien está a varios metros de mí, pero yo la siento como si estuviese a cien metros de distancia, casi no la siento. Escucho que dice algo pero no logro entenderlo y sé que no se dirige a mí directamente por lo mismo. Sus pasos se hacen presentes y se acercan hacia mí, unos brazos me rodean y me levantan del suelo con suma delicadeza; apenas hace eso, la extraña aura que me rodeaba desaparece dejándome escuchar varias golpes y uno de ellos es un cristal. Algo suave me cubre completamente abrigándome solo un poco, solo un poco y aun así, siento como si tuviese alguna prenda puesta; me duele ahora todo con más intensidad porque me movió y con ese movimiento puedo confirmar que me colocaron algo para abrigarme. Sea quien sea que me está cargando, empieza a caminar a paso rápido.

Secreto entre lazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora