Capítulo 51

211 35 0
                                    


Hunter Shadow

En este momento tengo el pómulo izquierdo un poco inflamado y con un moretón, lo mismo con mi labio y nudillos, también me duele un hombro y no puedo moverlo mucho; la razón de todo eso es porque luego de hablar con Akira, una persona que no conozco pero que el a mi si, llegó insultando me y pidiéndome explicaciones de porque estaba con Akira, que porqué estaba hablando con ella y que porqué estuve a punto de besarla, que si me gustaba y yo no sé qué cosas más insignificantes a las cuales no le preste atención; al ver que no le respondía inmediatamente, me golpeo el rostro y yo no me quedé atrás y le devolví el ataque. Parece que alguien se puso celoso.

La pelea no terminó en buenos términos pero lo bueno fue que yo fui quien salió menos lastimado. Nos citaron a dirección, nos dieron una charla poco importante que no era la primera vez que la escuchaba; a él lo castigaron por una semana y su castigo comenzaría el miércoles y a mí solo me agregaron veinte horas más de servicio. Lo bueno de tener a tu tío de director en el lugar donde estudias es que tienes ciertos privilegios, bueno, aunque sea para eso sirve porque no parece familiar mío; sabe de la muerte de mis dos padres y ni pregunta donde me estoy quedando ni como me siento.

No he estado trabajando en días de semana sino solamente los sábados y domingos a turno completo para poder terminar con más rapidez las horas de servicio que debo cumplir y realmente he estado agotado. Hubo un tiempo en el que no hacíamos nada en clases pero de un momento a otro empezaron a bombardearnos con trabajos por todos lados.

—Joven Hunter. Me dieron la orden de curarle ese golpe. —Hago un gesto de molestia al ver como la puerta se va abriendo. El golpe desaparece solo, nunca he tratado mis golpes, solo heridas.

El hombre que está en toda la entrada de mi habitación es la misma persona que se encarga siempre de mí, es extraño porque habiendo tantos sirvientes en la mansión, él es siempre el que viene a mí. Normalmente hace acto de presencia porque se lo ordenan las personas a las cuales tengo de tutores. Antes estaba un hombre llamado Raúl pero luego lo cambiaron por este que se llama José.

—Está bien. —Acepto porque sé que aunque diga no, él seguirá insistiendo.

Pasa por completo a la habitación con una pequeña caja semitransparente en mano, sobre la tapa de la misma hay dos bolsas de hielo llenas y otra cosa que no distingo. Eso me parece mucho para un golpe.

—Me dijeron que te venias sujetando tu hombro cuando venías en camino y por la mala postura que traes, puedo pensar de que no puedes moverlo correctamente. —Abro mis ojos por la sorpresa que me dan sus palabras. ¿Con solo ver a una persona se puede saber eso?— Con su gesto puedo decir que si ¿Haría el favor de retirarse la franela para poder colocarle la bolsa con el hielo? —Suelto un bufido por tanta educación en una sola oración. Eso más que una pregunta, es una orden disfrazada.

Hago con dificultad lo que me dice y con un simple gesto le señalo donde me molesta el hombro, justo en el omoplato, nombre que me lo aprendí a duras penas cuando veíamos anatomía. Hago un movimiento brusco al sentir el frío de la bolsa con el hielo y como unas cuantas gotas heladas corren en mi espalda; una venda cubre todo mi hombro y yo solo puedo mantenerme con el ceño fruncido por el dolor que me causa el hielo.

(...)

Akira Berglind

Antepenúltimo día de abril, el día de mi cumpleaños que para esta ocasión no será para nada ameno.

En estos seis días que me he mantenido en la casa de Victoria para mantener mi "Seguridad", he estado completamente preocupada y todo por la estúpida amenaza que tienen mis abuelos y esa preocupación no me ha hecho bien.

Secreto entre lazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora