Capítulo 40

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Camila Berglind

— ¡Duele! — Grita con dolor.

—Cállate. —Una cachetada de parte de Mitsuki.

— ¡Deténganse! —Otra más de mi parte. Esta logra que llene mi mano un poco más de su sangre.

Me mantengo de pie, un lado del adolorido cuerpo de Andrea Dunne mientras la observo desde arriba con desprecio y un aire de superioridad. Sonrío con maldad al disfrutar de la exquisita diversión que me provoca el verla en ese deplorable estado. Mitsuki tampoco se aleja de lo mismo que siento en este momento ya que ella también sonríe, a diferencia de mí, su mirada y sonrisa es más macabra o eso solo digo yo. Todo esto lo hacemos por traición al saber que ella es la intrusa en el gobierno, lo hacemos por ponernos al borde del peligro para nuestra existencia y lo hacemos por venganza al lastimar a Akira aun si fue de manera indirecta.

— ¿Te gusta? ¿No? Lástima, a mí me encanta verte así. — Me agacho y la tomo del cabello.

—Deténganse. —Chilla como pobre animal cuando es atropellado. — ¿Quiénes son ustedes? —Lágrimas de dolor escapan y corren por sus mejillas.

—Personas del mismo bando mafioso que son enemigos. —Mitsuki le hace un rápido corte en su mejilla y yo suelto su cabello provocando que su cabeza golpee con fuerza el suelo.

—Diez menos cinco. —Digo al aire mientras doy una leve vuelta por el lugar.

—Mía o tuya. —Dice Mitsuki mientras juega con el cabello de Andrea para luego golpearle el rostro con todas sus fuerzas.

—Tuya. —Le respondo refiriéndome a su alma. — Me resulta asquerosa.

Camino a paso lento hasta quedar frente a tan asquerosa persona, vuelvo a apuntarla con el arma y ella al darse cuenta de mi intensión, inútilmente trata de levantarse pero debido a tantas heridas no puede. Sus ojos expresan el miedo puro los cuales se mantienen fijo sobre mí.

— ¿Algunas últimas palabras? —Le pregunto con diversión en mi voz.

—Toda mi felicidad duro muy poco. —No lo dice en un tono de voz lo suficientemente alto como para que se logre escuchar al oído humano pero Mitsuki y yo sonreímos.

—Qué mujer más desgraciada. — Mitsuki se acuclilla a su lado.

Al ver el gesto de la castaña al saber que ya está lista para tomar su alma y enviarla al mundo de los espíritus. Ambas sabemos que no es merecedora de ir hacia allí pero no podemos dejársela a los shinigamis para que la envíen al infierno porqué después de todo, merece vivir en el olvido y la perdición. Todos los mundos le quedan grandes a esta mujer.

—Hasta nunca. — Le disparo directamente en su corazón y el sonido de la bala queda perdido gracias al silenciador. Vuelvo a asegurarla mientras Mitsuki susurra dos veces el hechizo que se encarga de llevar a las almas al mundo espiritual. Yo la veo mientras me mantengo sonriente.

—Listo, podemos irnos tranquilos. —Se levanta y abre la puerta del lugar, yo la sigo.

Con la mano donde sostengo el arma bajo la mascarilla en la parte de mis labios; llevo la que tengo empapada de sangre hacia mi boca y con mi lengua la limpio un poco. Saboreo el exquisito sabor de lo que pudo hacer sido su alma la cual deje ir porque no la quería para nada.

Al final de las escaleras nos esperan todos los demás, me acerco donde se encuentra Lucas mirándome con su bellos ojos. Ya a su lado,  lo rodeo con mi brazo juntándolo más a mí, él me toma de la barbilla y me da un suave beso y yo con otra sonrisa le correspondo, luego de eso hace una mueca que me hace reír.

Secreto entre lazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora