Capítulo 67

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Akira Berglind

Gracias a la ansiedad, tomo su brazo desesperadamente con ambas manos sujetándolo con firmeza, tal como un gato a su presa para no permitir que escape, solamente hago eso para seguir tomando del líquido carmesí de una manera que nunca creí ser capaz de hacer. No presto atención a mi alrededor y no presto atención a que me encuentro temblando de la misma ansiedad porque decido ignorar ese hecho completamente.

Al cabo de lo que parece haber sido unos dos, tres o cuatro minutos, me detengo separando mi rostro y soltando mi agarre; apenas lo hago, el peso del cuerpo de Aaron desaparece de mi vientre y piernas dejando que me alivie por completo por lo desagradable que me parece ese tacto.

Quedo un momento quieta en mi lugar asimilando lo ocurrido.

— ¡Si hubiese sido otro empleado el que haya entrado a su habitación y lo hubiese atacado como lo hizo conmigo ¿Cómo explicaría sus dientes y sus ojos?! —me recrimina mirándome fijamente—. No importa, ya pasó y ya se calmó ¿Por qué salió corriendo? —Aparto mi mirada de él dejándola sobre uno de los vestidos antiguos de un rincón del lugar.

— Me hizo recordar el mal momento que pasé en mi secuestro —susurro mientras trato de limpiar mi rostro de manera inútil.

Sé que no duré nada de tiempo comparado a lo que pasan otras personas, pero si no fuese por la inteligencia informática y espacial de mi familia, no habrían dado con mi paradero porque esa vez, era como un humano buscando a otro humano porque ellos no podían encontrarme por mi aroma tal como hacían en el trabajo.

—Siento como las heridas de anteayer van cerrando —susurro mientras acaricio mi brazo.

— Le dije que esto pasaría tarde o temprano y usted no escuchó mis advertencias —No respondo ante su "Te lo dije" decente— Estaba realmente hambrienta, bebiste bastante. —Se sienta y apoya sus manos en sus rodillas. No le digo nada porque entiendo que debe estar tratando de recuperarse.

— Te odio por hacerme activar mis sentidos —Me quedo acostada en el suelo captando el aroma de los seis que mantienen un lazo familiar conmigo— ¿¡Por qué el aroma es tan fuerte!? ¿¡Por qué!? —Me cubro el rostro.

— Porque...

— ¡Victoria viene subiendo! —exclamo interrumpiéndolo, sé muy bien la respuesta como para que él me la diga— Tráela aquí, por favor.

— Como ordene señorita —responde con desgano.

El aroma de todos es completamente intenso en este lugar, es abrumadoramente atractivo y adictivo; parece ser que aquí fue donde empezó todo y donde más tiempo estuvieron sin su collar.

Me dieron ganas de vomitar.

Empiezo a llorar nuevamente dejando que mis manos se mojen con mis lágrimas, después de todo, ya tengo las manos húmedas por la sangre que se está secando. Entre mi llanto, siento como poco a poco empiezo a sentirme asfixiada porque realmente no estoy respirando; volví a privarme en llanto y eso no me gusta para nada; me siento débil desde que empecé a llorar por la ansiedad y la sensación de soledad que tengo en mi corazón y mente... desde ese entonces, me siento terriblemente débil.

Escucho como pasos se acercan hacia mí y sé que se trata de Victoria porque inmediatamente, apenas entra siento unas manos acariciar mi cabello con suavidad y porque así me lo dice su aroma.

Nunca aparto mis manos de mi rostro y nunca detengo mi llanto porque realmente no puedo hacerlo, ya mi privé completamente. Permito que mi cabeza sea apoyada en sus piernas suavemente mientras yo sigo sin apartar mis manos de sobre mis ojos, no quiero que me vean a la cara completamente, no quiero que me vea llorando de esta manera.

Secreto entre lazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora