Akira Berglind
Esto es imposible, no puedo aceptarlo, yo no puedo serlo porque nunca seré aceptada por ellos, tal vez estén bromeando pero su aroma me dice que no. No puede ser de esta manera, yo no puedo ser lo que ellos me dicen.
— Es mejor hablar de esto en el mundo humano —niego, no puedo redimirme a sus palabras.
— No entiendo lo que dicen. No sé con quién me están confundiendo. —Cubro mi rostro hasta la mitad.
No sé qué hacer y cómo reaccionar ante esto, estoy al borde de un acantilado y no creo poder defenderme con toda una sociedad que me rechaza. Estoy al borde del abismo de desesperación con esta situación, estoy ansiosa.
— Comprendo que no confíes en nosotros, pero necesitamos que hablar del tema. —Pero yo no quiero hacerlo y no debo hacerlo.
Solo le puedo dar mi entera confianza a aquellos que son capaces de entregar su vida por mí, solamente le tengo confianza a aquellos que son capaces de apoyarme cuando lo necesite. No puedo confiar en ellos que son posibles enemigos para mí, debo pero siento que caeré.
— Vamos —Soy tomada de la muñeca e inmediatamente, todo cambia a mi alrededor dejándome un poco desubicada. Me trajeron en contra de mi voluntad.
No reconozco el lugar y no reconozco el ambiente donde estamos, estoy lejos de la ciudad y podría decirse que incluso del país. Para poder llegar a donde vivo, tendré que volver al mundo de suicidas y así llegar a un punto cercano de la mansión.
— ¿Dónde estamos? —Debo mantener la calma pero mi corazón no me lo permite, se aceleró— Ustedes me han de estar confundiendo. —Perfecto, soné tranquila y ellos no podrán saber cómo me siento por mi collar.
— Rusia. Nosotros tres estamos encargados de esta área. —Me siento en una de las piedras que hay cerca de la cascada ignorando el frío del agua y que voy a llegar empapada.
Debo tener cuidado, no puedo enfermarme con virus de la tierra pero si puedo hacerlo con los de los otros cuatro lugares y si esto me afecta, no sé cómo haría para recuperarme. Lo bueno es que el tiempo que voy a estar en el mundo shinigami va a ser escaso.
— ¿Quiénes son ustedes y por qué dicen que yo seré su nuevo líder? —pregunto a la defensiva.
Listo, caí y feo pero estoy cansada, no me siento bien y solamente tengo ganas de darme un largo baño donde nadie me moleste para luego dormir y no saber más nada de nadie.
— No te daremos nombre porque aún no sabemos el tuyo —Inteligentes, pero no es como si me importara realmente sus nombres y si de eso se trata, yo no les daré el mío— Pero somos soldados del grupo de recolecta de este país y pertenecimos al último ataque que realizamos para atrapar a tus familiares pues no sabíamos de tu existencia hasta que te vimos y tú nos atacaste, de alguna forma, logramos salir bien del lugar y ocultarnos. —Esto huele a trampa y no estoy de humor para darle prorroga si veo que buscan atacarme.
— Un gran grupo fue engañado y otro fue obligado y casi todos fueron eliminados por ustedes, solo un diminuto grupo fuimos los que logramos escapar y ocultarnos para poder evitar ser eliminados por ustedes o por el líder. —me cruzo de brazos y dejo mi vista fija en el vacío mientras dejo que ellos hablen.
— Muchos no estuvimos de acuerdo con el plan de los cuatro líderes. Ustedes no estaban causando problema, más bien, nos estaban ayudando para reducir la cantidad de personas inocentes que morían a causa de esa gente. —suelto un quejido por mi dolor de cabeza ¿Por qué no llegan al grano?
— Nos redujeron trabajo, redujeron las alma pecaminosas que iban a aumentar en el infierno y eso es bueno porque mientras menos demonios, menos caos en la tierra y menos almas robadas. —No debo confiar, no debo dejarme llevar por su razón pero quiero irme y salir de esto rápido.
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Secreto entre lazos
Fantasy"Berglind", un apellido que ha causado miles de sentimientos desde hace varios años. Son la inocencia y la malicia entrelazadas. Preocupados por el resto, pero al mismo tiempo recelosos de su seguridad. Ellos son capaces de pasar por encima del ser...