Capítulo 58

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Hunter Shadow

Me levanto del tronco donde estoy sentado ya cansado de escucharla otra vez pero su brazo me impide avanzar, agito mi brazo con la intensión de que me suelte pero ahora su fuerza es mucho mayor. Salí con el propósito de no estar siempre en mi habitación y talvez socializar con las personas que siempre vienen aquí pero resulta que ahora no puedo estar afuera ni un momento.

—Tú debes saber quiénes fueron mis asesinos. Vamos Hunter, dímelo. —Cierro mis ojos y suelto un suspiro cargado de odio. Desliza su rostro hasta que sus labios tocan mi mejilla dándome así un desagradable beso. — ¿Cómo conociste a esta familia? No fue desde que se hicieron cargo de ti.

— ¡Suéltame! — Tres pares de ojos mi miran como si estuviera loco pero ellos no pueden verla, tristemente. — Descúbrelo por tu cuenta pero yo no diré nada. —Espeto con rabia y de alguna manera me suelto de su agarre.

— ¿Ya te vas querido? —Pregunta una de las chicas del grupo con el cual estaba.

—Sí, hay alguien atormentándome la vida que me habla al oído. — Gruño con molestia y emprendo mi camino hacia la mansión. No me importa lo que piensen de mí y menos me va a importar con ella cerca.

Siento los pasos de Andrea seguirme y lo único que puedo hacer es acelerar el paso, aunque eso resulte inútil porque si ella lo desea, puede aparecerse frente a mí. De alguna manera u otra se coloca frente a mí tal y como sabía que iba suceder, ella me mira con demasiada maldad en sus ojos. ¿Para qué hago cosas si se cómo van a terminar?

— ¿No me vas a responder Hunter? —Sonrío ladinamente.

La rodeo y empiezo a correr lo más rápido que puedo para poder escapar de ella, sin importarme si puedo llegar a tropezar, caerme y salir lastimado en el proceso; logro hacerlo por unos metros pero mi suerte es tan mala que tropiezo con una de las raíces de los árboles y tal como lo pensé hace un instante, me raspo los codos y rodillas más mi rostro que golpea el suelo. Debido a la velocidad que llevaba, me deslizo unos cuantos centímetros por todo el suelo de tierra lastimándome aun más.

—Estúpido, ¿Te gustaría venir conmigo? Allí tendrías la obligación de contarme todo. —Me extiende una mano mientras la otra la mantiene detrás de su espalda. Me da ganas de golpearla hasta borrarle esa sonrisa que tiene pero su fuerza es ahora mucho mayor y no quiero tenerla enojada y cerca de mí.

Con dificultad logro sentarme en el suelo y mientras lo hago, suelto un leve quejido por el ardor de mis raspones los cuales están de un tono rosado. Golpeo la mano que está extendida frente a mí apartándola notoriamente y cuando veo que su otra mano se acerca sólo para golpearme, el único instinto que tengo es el de cerrar los ojos con fuerza, mover mi cabeza hacia un lado y colocar mis brazos frente a mí cubriéndome un poco.

El golpe nunca llega pero si escucho una exclamación de sorpresa de su parte, abro mis ojos lentamente y es en este momento donde la sensación de alivio me cubre por completo por la escena que tengo delante de mí. Sus ojos están abiertos con sorpresa mientras sus manos tiemblan notoriamente y permanecen a cada lado de su cuerpo con rigidez, su cuerpo está completamente teso y su expresión denota miedo puro, cosa que me dan ganas de reír pero evito hacerlo a toda costa para no romper la sensación del momento.

Akira la mantiene abrazada desde atrás con su brazo derecho rodeando todo el torso de Andrea, se puede ver como los músculos del mismo están tensos por lo que se ve que está aplicando mucha fuerza en ella; tiene su quijada sobre el hombro de la castaña mientras que con su otro brazo, mantiene su cuello rodeado con una hoz de jardinero pero mucho, mucho más grande. Sus ojos están de un intenso color dorado, incluso más de los que vi hace unos meses y se puede ver que está completamente enojada porque su pupila está completamente contraida.

Secreto entre lazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora