El sentimiento de soledad era lo único que abundaba en su habitación además de él. Se hacía presente tal como un cuervo acechaba los matorrales, en la espera de conseguir algo que devorar.
Su madre no había llegado del trabajo, lo que no era de extrañarse. Yoongi llegó a la conclusión de que a veces, ella necesitaba un descanso todo lo que lo implicaba a él.
Y la entendía. Si tuviera la oportunidad, se daría un descanso de él mismo.
Le echó un vistazo a su teléfono celular. El contacto de Hoseok apareció en la pantalla. Yoongi deslizó el teléfono rojo.
Un mensaje saltó en el inicio.
«Debes estar ocupado. ¡Mañana cuéntame cómo te fue, sin cambios de tema, eh!»Ese día se suponía que debió haber ido a terapia.
Jugando con el cable de sus audífonos, terminó haciéndolo añicos, que escondió debajo de su cama. Su madre le montaría un espectáculo si llegara a descubrir que rompió otro par más. Y como si se tratara de una invocación, un mensaje suyo hizo vibrar su mano.
«Llegaré algo tarde. Pasaré por leche. Si surge una emergencia, llama a Stone, casi no tengo cobertura.»Se mordió las uñas. Para la medianoche, parecía que sus cutículas habían desaparecido casi por completo.