Parte 20

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Camino lentamente por los pasillos y solo veo habitaciones cerradas, miro en las esquinas de las paredes asegurándome que no haya ninguna cámara que pueda alarmar sobre mi escape.

Pongo mi oído en cada una de las puertas tratando de escuchar pero parece no haber nada del otro lado.
Camino agachada hasta lo que parece ser un barandal que conduce a unas escaleras. Debo estar en el segundo piso.

Me tiro al suelo boca abajo y me arrastro lentamente, puedo observar el piso de abajo, una sala con muebles viejos, tres habitaciones y logro divisar un poco lo que parece ser la cocina.

Me levanto y lentamente empiezo a bajar las escaleras. Doy paso lento para que no se puedan escuchar mis pisadas.

Al llegar al suelo nuevamente me aseguró de no ver a nadie merodeando la casa y para mi sorpresa no hay nadie.

Muy raro.

Corro rápidamente hasta la primera puerta y trató de abrirla pero se encuentra cerrada, saco las llaves que tome de Melody e inserto la primera llave, nada. Inserto la segunda y para mi suerte esta gira y se abre la puerta.

Veo a mi madre atada de brazos y piernas a una cama, en su boca tiene una cinta y sus ojos están cerrados, siento mis ojos cristalizarse y las lágrimas no tardan en aparecer. Cierro la puerta a mis espaldas y corro hacia ella.

-¡¿Mamá?! ¡Ya estoy aquí tranquila, saldremos de aquí juntas!- le digo tratando de cortar la soga con las llaves.

Mi madre abre los ojos lentamente y luego al reconocerme los abre como platos y empieza llorar.

Consigo cortar la primera soga de unos de sus brazos y me dirijo hasta el otro. Ella con su mano libre se quita la cinta de un tirón y me mira preocupada.

-Leila, ¿Cómo lograste escapar? ¿Cómo conseguiste esas llaves? ¿Qué te pasó en el rostro?- empezó a lanzar preguntas pero no es hora de contar la historia completa.

-Mamá no tenemos tiempo, tenemos que salir de aquí, te prometo que luego te cuento todo- digo terminando de soltar su otra mano.

Mientras yo le desato un pie ella desata el otro y se para lentamente.

-¿Puedes caminar?- digo al ver que tiene, al igual que yo, las marcas de las sogas en las muñecas y tobillos.

Ella asiente con la cabeza y me da una sonrisa de seguridad. Sujeto su mano y nos dirigimos a la puerta.

-Mamá tenemos que encontrar a Zac, no puedo dejarlo aquí- digo mientras abro la puerta un poco para asegurarme de que no haya nadie.

Salgo lentamente y mi madre me sigue el paso, me dirijo a la segunda puerta y de igual forma está cerrada. Saco las llaves e inserto la primera y nuevamente para mi suerte esta entra y gira.

A lo lejos escuchó unas voces y eso hace que un frío recorra mi cuerpo, pongo mi vista en la puerta que da al patio trasero y las voces cada vez se hacen más fuertes.

Sin pensarlo abro la puerta y jalo del brazo a mi madre que se había quedado igual de congelada que yo, cierro la puerta y doy un suspiro.

Miro a mi alrededor y esto parece ser una oficina, es bastante grande, con un escritorio, una silla acolchonada, gavetas, papeles por todos lados y un closet enorme. En la pared hay un mapa pegado, con un hilo trazando lo que parecer ser una ruta, a los lados hay fotografías de lugares, casas y...

Zac y yo.

-¿Qué es esto?- pregunta mi madre igual de confundida que yo.

Escuchamos pasos acercarse y ambas entramos en pánico. Vemos como el pomo de la puerta empieza a girar y yo me quedo inmóvil, pero antes de que la puerta se abriera mi madre me jala del brazo y nos encerramos en el closet.

𝐓𝐄 𝐋𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora