Parte 36

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-¿Y cómo estás tan seguro que podrás explotar las bodegas tan fácil?- Pregunta Vanessa mirando a Thomas por el retrovisor.

Él hace lo mismo y cruzan miradas.

-No lo estoy, pero confío en que así sea- responde de forma seria.

Mi vista está fija en la desolada carretera por la que conducimos. Nos dirigimos a la fábrica. La fábrica donde están encerrados Zac y Austin. Pero...

-¿Cómo conseguiremos liberar a Zac y Austin de la fábrica? ¿No estará llena de esos hombres de Elliot?- pregunto angustiada.

Ya logré escabullirme una vez, pero terminó con una persona muerta.

-Abre el maletero Leila- responde Thomas sin retirar la vista de la carretera.

Yo hago lo que dice y al abrirlo una pistola de color negro rueda hasta mis muslos.

¿PERO QUÉ?

-¿Qué es esto?- grito al sentir el frío metal en leggins.

-Sabes lo que es-

Sí estúpido, sé lo que es pero esa no era la pregunta.

Entonces pregunta bien, tonta.

Tu cállate.

-¿Qué se supone que haremos con eso?- pregunta Vanessa al observar la fría pistola.

-Defenderse- responde Thomas -Leila sujetala con una mano y apunta al frente-

¿Qué?

-¿Perdona? Yo nunca en mi vida he usado una de estas- menciono sujetando la pistola con ambas manos. Empiezo a sudar frío de los nervios.

-Llegó la hora de aprender, haz lo que dije- Thomas aleja una de sus manos del volante para tomar el arma que tengo entre mis manos.

La posiciona de tal forma que puedo sujetarla en posición a disparar.

-Tomala-

Lentamente subo mi mano y la tomo de la empuñadura. Es bastante pesada. Inconscientemente uno de mis dedos se posiciona en el gatillo. Trago saliva y apunto al frente, casi al parabrisas.

-Ahora dispara- dice Thomas.

-¿Qué? ¡¿Te has vuelto loco o qué?!- grito sin dejar de mirar el arma en mi mano temblorosa.

-Quiere matarnos a todos- susurra Vanessa desde la parte de atrás.

Ya lo creo.

-No se preocupen, tiene el seguro puesto. Sólo quiero comprobar si Leila sería capaz de disparar-

Sus palabras penetran mi ego.
¿Que si sería capaz? Pues la verdad, ni yo estoy segura.

-Leila, imagina que tienes a Zac y a Elliot en frente tuyo. Elliot tiene un arma y está apuntandole justo a la cabeza de Zac ¿Vas a dejar que dispare?-

Mi mente automáticamente se imagina la escena. Elliot se está burlando de mí mientras yo le apunto con la pistola. Zac está muy serio, gira su rostro hacia mi y puedo ver sus ojos cristalizados.

"Todo estará bien" dice Zac y me dedica una sonrisa. Justo antes de que Elliot presionara el gatillo, grito.

-¡NO!- Y disparo.


Zac POV.

Sigo martillado con la pequeña varilla el ladrillo. Estoy haciendo un agujero justo al nivel del pomo de la puerta, para así poder abrir la puerta desde fuera.

Con mis últimas fuerzas doy golpes más duros hasta que la mitad del ladrillo cae completamente. Meto mi mano y sujeto el pomo de la puerta. Lo giro para ambos lados hasta que la puerta abre.

Rápidamente me dirijo a la puerta donde está Austin, la abro y veo como Austin se lanza sobre mi a darme un abrazo.

- Gracias Zac- su voz temblorosa me hace sentir que tenía mucho miedo.

- Tranquilo Austin, saldremos de aquí brother- le digo mientras le doy palmaditas en la espalda.

Ambos empezamos a observar nuestro alrededor. Estamos en el segundo piso de una fábrica abandonada, la barandilla nos permite tener una visión del primer piso. Hay muchas máquina, unas grandes otras pequeñas, pero no tengo idea de para qué funcionarán.

No hay nadie a nuestro alrededor, supongo que habrán pensado en que no podríamos escapar y moriríamos aquí. Que gran error.

Austin y yo bajamos las escaleras de metal, estando ya en el primer piso empezamos a buscar una salida. Veo muchas puertas, voy abriendo una por una. Algunas solo son habitaciones llenos de estantes con tornillos y alambres, otras están cerradas con llaves.

- Debemos salir de aquí- Austin está, de igual forma, abriendo cada puerta que encuentra, pero ninguna de salida.

Observo las paredes a ver si hay alguna especie de ventana o agujero por el que podamos salir, pero no hay nada. La poca luz que entra viene desde el techo del segundo piso, en donde hay una pequeña ventana.

Llamo a Austin y le señalo aquella ventana. Austin asiente con la cabeza y nos dirigimos nuevamente al segundo piso.

-¿Cómo llegaremos hasta allá?- Pienso en voz alta.

- Podemos usar cajas - menciona Austin. En una de las habitaciones hay montones de cajas selladas. Sí podríamos usarlas.

- Que gran idea - salgo corriendo junto a Austin hasta la habitación de cajas y tomamos las que podemos.

Mientras subimos una vez más con todas la cajas, escuchamos golpes. Ambos nos quedamos completamente quietos, tratando de escuchar de dónde provenían aquellos ruidos.

Boom, boom, boom...

Los golpes eran repetitivos, como si algo se estuviera chocando contra una puerta.

Bajamos las cajas que cargábamos y nos dirigimos lentamente hacia el lugar donde provenían el golpe. Era una máquina, o más bien, era detrás de la máquina. Austin y yo nos paramos en cada esquina de la máquina y la levantamos, logramos moverla un poco para notar que había una puerta que no habíamos visto.

Una vez más se escucha el golpe y la puerta tambalea. Rápidamente intento abrirla pero está atorada, Austin se acerca a mi y entre los dos tratamos de abrirla, cuando de repente.

BOOM.

La puerta se abre y Thomas cae sobre nosotros.

-¿Thomas?- digo mirándole a la cara.

-¡Chicos!- Thomas sonríe y se levanta.

- Eres un hijo de...- Me levanto y le doy un puño en todo el rostro.

-¡Zac! ¡Para!-

Esa voz.

Leila aparece por detrás de Thomas, está junto a Vanessa y Louisa.

-Leila... ¡Leila!-








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Cathe💕



𝐓𝐄 𝐋𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora