Parte 25

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Zac POV.

He tocado casi 5 cabañas y en ninguna he podido encontrar a alguien que nos ayude. No puedo rendirme tan fácil, tengo que encontrar un lugar cálido para pasar la noche, por Leila. Intentare nuevamente. Me acerco a una cabaña la cual tiene una hermosa alfombra en la entrada, parece hecha a mano. El olor a comida abunda mi nariz y mi estómago solo ruje. Ahora que lo pienso no hemos comido nada el día de hoy.

Toco la puerta suavemente y espero a que alguien abra. Escucho unos pasos lentos acercarse a la puerta del otro lado, esta se abre dejandome ver a una señora de bastante edad.

Su cabello blanco como las nubes, su piel blanca y arrugada, el olor a perfume y sus ojos llenos de alegría.

-Buenas noches señora. Mi nombre es Zac, por favor.. ¿Podría ayudarnos a mi... Novia, a su madre y a mi dejándonos quedar esta noche en su casa? Es una larga historia, pero hemos cabalgado horas en busca de ayuda y he preguntado en varias cabañas anteriores pero en ninguna nos dan ayuda. ¿Podría usted ayudarnos?- pregunto rogando con mis manos.

-¡Ohh pero que jovencito tan apuesto! Claro cielo, pueden quedarse esta noche, llegaron justo para la cena- dice la agradable señora. Se dibuja una enorme sonrisa en mi rostro instantáneamente.

A dicho que sí ¿Verdad?

¡Sí! ¡Dijo que sí!

-¡Muchisimas gracias señora! Es usted un ángel- digo con entusiasmo.

-Llámame Raquel querido- dice ella y me sonríe.

Asomo mi cabeza por el camino despavimentado y veo a Leila y a Louisa sentadas en el suelo.

-¡Leila! ¡Louisa! ¡Aquí!- grito y alzo mis manos para que puedan verme. Ellas levantan la cabeza y se les forma una sonrisa de oreja a oreja.

Ambas vienen con las sogas de los caballos en mano. Al llegar a mi lado vemos una especie de tanque lleno de agua, atamos los caballos cerca y ellos de inmediato se dirigen a tomar agua.

-Buenas noches señora- dice Leila al entrar con una sonrisa.

-Buenas noches- dice Louisa.

-¡Hola niñas! Pasen, pasen, sientanse como en casa, como le dije a este apuesto jovencito, diganme Raquel- menciona con una sonrisa.

Todos entramos y yo cierro la puerta a mis espaldas. La cabaña es completamente acogedora, muebles blandos, cuadros de lo que parecer ser la familia de Raquel. Tomamos asiento y en una pequeña mesa del centro se encuentra un marco con una foto de Raquel y un señor, tal vez sea el esposo.

-Era mi esposo- dice Raquel sacandome de mis pensamientos -Él era de la marina, falleció hace dos años- dice y yo me siento avergonzado.

-Yo lo lamento mucho Señora Raquel- digo agachando la cabeza.

-¡No se preocupen! Yo se que él me cuida desde el cielo, siempre esta conmigo, y por eso aprecio mucho su compañía esta noche- dice y todos sonreímos.

-Es una hermosa casa- dice Leila- Muy acogedora- sonríe tiernamente y Raquel se ríe.

-¡Oh pero mis niñas! ¿Que les ha pasado?- dice sorprendida al ver las heridas de Leila y Louisa.

-Es... Es una larga historia- dice Louisa agachando la cabeza.

-No, no, no, acompañenme al segundo piso, vamos a lavarlas y a curarlas, les puedo prestar algo de ropa, mi hija ha dejado algunas prendas cuando viene de visita- dice Raquel y las toma de la mano a ambas.

𝐓𝐄 𝐋𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora