1. Competencia para The Flash.

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Summer

Siento como algo se arrastra debajo de mi manta, como una serpiente o algo parecido. Grito con todas mis fuerzas, quito todo rastro de manta y veo a Jim, que se sigue arrastrando hacia mí.

—Pequeño hurón descarriado —le digo, acariciando sus orejas.

—¿Por qué hay gritos en esta casa tan temprano? —exclama mi padre desde el exterior de mi cuarto.

No es un hombre que pasa de buen humor y yo odio que eso a veces le afecte a mi hermano mayor, Kerrick.

Mi cabello está descontrolado, porque nadie amanece como estrella de pop. Me arreglo un poco y me quito las cosas que te salen en la cara cuando has dormido muchas horas.

—Buen día —le digo a mi padre.

—Hola.

Ruedo los ojos, no me sorprende que sea más seco que un labial matte. Por algo mamá se fue, por algo él hizo que ella se fuera. Pero espero que al menos por hoy tenga un humor tolerable, teniendo en cuenta de que hoy en la cena Honey y mi hermano vendrán y le darán la noticia de que ella está embarazada. En lo personal, ella me agrada para mi hermano.

—Veo que estás de un humor... tan alegre —murmuro.

Le doy de comer a mi pequeño Jim, que me hace compañía la mayor parte del día, excepto cuando voy a trabajar en el bar.

—Ajá —responde.

Me quedo en la nada, odio cuando una persona responde de esa manera tan seca, tan fría. Para una persona que acostumbra a ser expresiva, eso de estar tratando con alguien frío y con falta de interés... apesta.

—Necesito que vengas hoy para la cena, sin excusa válida —le digo.

—¿Dónde está tu hermano?

Mi hermano no ha aparecido desde el domingo que fue el cóctel con los Rowe. Me las he arreglado para que no lo descubran, pero no puedo hacerlo por tanto tiempo. Me llamó diciendo que ayer se ha quedado con Honey y Channing, porque ella estaba en la clínica.

—Summer, ¿dónde está tu hermano?

—Él salió muy temprano esta mañana y por si no lo has notado, acabo de despertar —le respondo, sonando lo más obvia posible— ¿Sabes? Yo también tengo cosas que hacer, además de vigilar a Kerrick por ti.

—No me contestes así.

Bufo con enojo. No puede ser que hasta para discutir sea tan seco.

—Escúchame, intento de labial matte, ¡discute conmigo! —exclamo. Él me mira con confusión—. Al menos habría algo de emoción en eso.

Agarra su periódico y se va. Mi abuela sale de su habitación, negando con la cabeza. Su hijo es tan... irritante. Es mi padre, lo sé. Pero no puedo con esto, le quitó a mi madre nuestra custodia cuando éramos menores de edad y no nos dejará ir hasta que nos casemos y hagamos algo productivo con nuestras vidas.

Y con la mala suerte que me cargo, ya me veo viviendo con él para toda mi vida.

Ayúdame, Jim, sácame de aquí.

—¿Cómo estuvo el muchacho que te consiguió tu hermano para el baile de tu madre? —me pregunta la abuela.

Kaleb Rowe. No se comportó mal, fue bastante amable y es guapo. Vamos, que no soy ciega, el chico es todo un bombón.

—Es todo un deleite a la vista —le admito—. Era una bendición verlo en traje, ¡con ese físico que se carga!

—Deberías salir más seguido con él.

—Sí, como amigos —le digo.

Mi abuela se ríe y asiente. Reviso las redes como todas las mañanas y veo que Kaleb me ha mandado una solicitud de amistad en Facebook. Así que la acepto, porque no es ningún crimen y nunca está de más hacer amigos.

Kerrick llega con prisa, parece algo frustrado. Lo miro con el ceño fruncido.

—Papá va a enfurecer cuando le diga lo de Honey —es lo primero que dice.

—Eso debiste pensarlo antes de no utilizar protección —le dice la abuela.

—¡Abuela! —exclamamos él y yo.

La abuela rueda los ojos y sigue en la cocina, Jim viene hacia mí y tomo su pequeño cuerpo entre mis brazos con cariño.

—Escucha, se lo dirás, además el bebé ya está en camino, ¡no puede hacer nada! —exclamo.

—¿No puedo hacer nada de qué?

Kerrick intenta disimular su susto al escuchar la voz de mi padre. Giramos y le damos la cara. Me río.

—Encima de que eres más frío que un helado con tus hijos, vienes y te metes en conversaciones ajenas —le digo negando con la cabeza.

Mi salida es echarle discusiones por diestra y siniestra. De alguna manera tenemos que safarnos de la situación en la que estamos ahora.

—¡Esto es el colmo! —exclamo. Todos me miran fijamente, incluso Jim—. No puedo creer que seas así, deberías ser un mejor ser humano. Debes amarme tanto como lo hace Jim.

Finjo estar llorando, sé que si paro mi teatro él empezará con sus preguntas sobre el paradero de Kerrick estas noches. Y como amo a mi hermano, no me queda más que arriesgarme.

—Summer... —me mira con una expresión que me dice que pare.

—¡Summer mis calzones! —exclamo, “dolida”— ¿Qué no ves que me duele tu actitud, tu frialdad? ¡Eres como un iceberg combinado con un desierto!

Mi padre bufa y se mete en su despacho, cansado de escuchar los divagues de su hija.

Kerrick choca su palma contra la mía con una risa, casi llegando a carcajada y me lo contagia.

Me meto en la ducha media hora después, pero como suelo demorar mucho, me llegan algunos mensajes. Salgo de la bañera, aún teniendo el cabello lleno de shampoo. Reviso, es Kaleb.

Hola :)

Me agradaste mucho, ¿quieres ir por un helado :)

—¡Abuela! —exclamo.

—¿Qué?

Me río, porque también está gritando como yo.

—¡Kaleb me invitó a ir por un helado!

—¿Y qué esperas para aceptar? —me dice de vuelta.

Sonrío, mis dedos oprimen botones táctiles con velocidad para darle una respuesta:

Claro, dime la hora (:

En lugar de quedarme ahí, esperando una respuesta, me meto de nuevo en la ducha. Me quito el shampoo y me lleno de jabón el cuerpo.

Cuando salgo de la ducha, me cubro con una toalla y me voy a mi cuarto con el celular en mano, Jim me espera en la cama. A mí no me esperan hombres en la cama, me espera un hurón.

Desbloqueo el celular y veo que ya tengo una respuesta:

En el parque central en una hora, te espero c:

¿Una hora? Bien, debo hacerle la viva y ardua competencia a The Flash o a Quiksilver.

¡Enamórate, Kaleb!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora