24. Alitas de pollo.

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Summer

Voy al baño a cada cinco minutos después de haber cumplido siete meses y entrar al último trimestre del embarazo. No es que no me guste, es sólo que es incómodo ir a cada instante al baño antes de mostrar delante de todos un charco de líquido amarillo.

—Sé que estás cansada, pero este es un compromiso con Pepper y Baxter —me dice Kaleb.

Sus manos están en mis hombros y hago un esfuerzo sobrenatural para no suspirar.

—Acabo de cumplir siete meses, deberíamos empezar a quedarnos en casa y planear todo para la llegada.

—Lo sé, solecito —me dice—. Pero a partir de esta noche, soy todo tuyo y nos vamos a dedicar a planear todo. Es más, estos tres últimos meses nadie nos verá.

—Mío siempre has sido, la cosa es que me estás explotando.

—Lo lamento, Sum.

Me siento en la cama, incluso cuando ya tengo mi maquillaje hecho me siento mal. La espalda me está matando y el vientre me pesa el doble de lo que le pesaría a una mujer que sólo cargue a un bebé en el vientre.

—Promete que llegaremos a descansar.

—Lo juro, solecito.

Me ayuda a colocarme las sandalias que ni yo mismo alcanzo con este vientre. Me da una sonrisa encantadora y besa mi frente al levantarse.

Te quiero —me dice en español.

No le entiendo, sabe que no entiendo nada de español y me habla en ese idioma.

—No comprendo lo que dices.

—No es nada que no sepas, no es nada que no te haya demostrado ya —responde.

Me ayuda a levantarme; agarra mi bolso, las llaves del auto, llaves de la casa, el regalo de Crystalie y mi mano. Él nunca suelta mi mano.

Salimos de casa y caminamos hasta el auto. Ya han pasado algunos meses desde el incidente del disparo, la muerte de mi padre y demás.

Crystalie está cumpliendo un año y Pepper ha decidido hacerle una fiesta que tuvo la organización especial de mi querida Honey porque ella es buena organizando estos eventos. En lo personal, aún no me creo que la niña esté cumpliendo un año. Aún mi memoria recuerda cuando Pepper estaba embarazada y ahora lo está nuevamente.

Cuando llegamos al lugar, sonrío. Es un lugar parecido a un divino patio de una mansión. Hay niños que Pepper ha conocido a lo largo de este año y también están mis sobrinos.

Bajo moviendo mi cabello rojizo largo con glamour y Kaleb sonrío negando.

—Nunca cambies —me dice.

—Contigo, jamás —le respondo y él deja un beso para mí en el aire.

Cerramos las puertas del auto y entramos al lugar. Lo primero que hacemos es saludar a Crystalie, Pepper y Baxter. Ella se emociona al ver mi vientre y abraza a su hermano.

—¡Tía Sum, tía Sum, tía Sum! —escucho los gritos de Channing.

Se acerca corriendo y Kaleb lo agarra entre sus brazos. Lo hace también por mí, porque sabe que no puedo cargarlo y que lo adoro y lo necesito cerca.

—Hola, cariño —beso su rostro. Channing ríe removiéndose—. ¿Cómo estás? ¿Y mi amado Mikael?

Voy con mi hermano y Honey, están con Mikael. Mi hermano se ha convertido en todo un padre de familia, ama a Honey y a los niños.

¡Enamórate, Kaleb!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora