Kaleb
Tuvieron que ingresarla al quirófano por la cesárea, era casi imposible que los mellizos salieran por parto normal cuando ella no ha podido completar las cuarenta semanas, no me han dejado pasar junto a ella y llevan casi dos horas adentro.
—Todo estará bien, no estés tan cabeza dura cuando estás a punto de convertirte en padre una vez más —me dice papá.
—Estoy muy asustado, papá.
—Y es normal —me dice—. Créeme, es sólo un susto. Lo sufrí cuatro veces.
Su comentario me hace reír, pero recuerdo que de los cuatro sustos ahora sólo están tres. El dolor en el pecho aumenta, sé que Summer cuando salga de ahí no querrá que haya mucha gente en la habitación. De hecho, las primeras veinticuatro horas después del parto son exclusivas para la madre y los recién nacidos y no puedo discutirle eso a mi chica.
—Tengo que pedirte un favor —le digo a Anika, que es la que anda más serena.
Desde que transcurrió la muerte de Felicity, Anika ha cambiado el carácter de antes por uno más dócil y sereno, también mucho más amoroso.
—Ve a nuestra casa, dale un baño a Nate y vístelo con ropa cómoda.
Miro a Warren.
—Llévate mi auto —le entrego las llaves, él asiente con la cabeza—. Las cosas de Nate están en el cajón que está junto a la ropa de Summer.
—Bien —ella asiente. Toma la mano de Nate y lo mira—. Vamos, cariño.
—No, no —él niega—. Mamá está dentro, no quiero.
Apenas puedo contener el impacto de sus palabras en mí. Ella ha pasado tiempo con él, ella se acostumbró más rápido que yo y ahora él está llamándola mamá. Él cree que Summer es su madre, y probablemente ella también sienta cariño especial hacia él.
—¿Mamá? —lo miro.
—Mamá, Summer —dice—. Ella me alimenta y me cuida, ella me baña y me enseña, ¿ella es mamá, o no?
Mi padre me mira, Kerrick me mira, mis hermanas me miran. Tomo al niño entre mis brazos y suspiro. Sigue frágil, pero no como antes.
—Sí, ella es mamá —susurro—. Ahora tienes que ir con la tía Anika para darte un baño y ponerte ropa cómoda, cuando ya estés listo vendrás a ver a mamá.
Él asiente y se va con Anika, le digo a ella que venga trayendo fruta a escondidas y una manta porque estoy seguro de que no saldremos en un buen tiempo.
—Mírate, Felicity estaría muy orgullosa.
¿Por qué todos están empeñados en hacer que esté sensible? Summer está allí dentro y nadie nos dice nada, Nathan la llamó mamá y ahora me dicen eso de mi hermana.
—Lo sé —respondo—. Sé que lo está.
Me quedo esperando nuevamente, mi padre se lleva a mi nana. Baxter se lleva a Pepper para que descansen junto a Crystalie. Honey tiene que arrastrar a Kerrick a casa porque está muy cansado y tienen que ver por sus dos hijos. Dejándome solo, hasta que llega Nathan.
Camina hacia mí arrastrando sus pantuflas de monstruo, que son un obsequio de mi solecito, con una pijama en conjunto celeste llena de nubes. Anika me indica que hizo todo lo que le pedí y dejé que Warren la llevara a descansar. Nathan se abraza a mí mientras se cubre con la manta de pies a cabeza.
Dos horas más y estoy casi durmiéndome en este asiento que me tiene con calambre, Nate está con los ojos muy abiertos pero muy cómodo, o al menos más que yo.
—¿Por qué no duermes un poco?
—No —niega—. Quiero dormir con ella.
No es que quiera dormir con ella, él está acostumbrado a dormir junto a ella.
El doctor se acerca a mí con un suspiro y me levanto.
—¿Cómo están ellos?
—Felicidades, señor Rowe —me dice y siento un alivio indescriptible—. Es padre de un niño, una niña y esposo de una mujer muy fuerte. En unos minutos ella estará en una habitación, puede ir a visitarla.
Pienso en aclararle que Summer no es mi esposa, pero en realidad no me molesta que piense eso.
Tal como lo dijo el doctor, pasamos a ver a Summer casi una hora después. Ella está dormida, Nate se acerca a ella y aparta un poco de cabello de su rostro.
—¿Por qué ella está aquí?
—Porque ella acaba de traer a tus hermanos.
Él parece entender, por asiente.
Le indico el sofá para dormir un poco, le explico que no puede dormir con ella porque acaba de salir de una operación y que por eso no puede dormir junto a ella. Se duerme encima de mí en el incómodo sofá y así espero descansar un poco.
***
—Mira que bonitos —murmura Summer cuando traen a los niños—. Dios mío, siento que he ganado la guerra.
—Buen trabajo, solecito —le digo.
Ella sonríe y besa mis labios, se ve un poco pálida pero ella está tan enérgica como siempre.
—Mírate, eres tan hermosa —murmuro cuando cargo a Spring entre mis brazos.
Ambos son pequeños pero están bien, tienen el cabello castaño rojizo y la piel muy blanca. Autumn fue mayor por algunos minutos, pero es el que más llora entre los dos.
—Gracias —le digo a Summer—. Creo que toda la felicidad que tengo te la debo a ti.
—Puedes devolverla con besos y dulces.
—Eso suena como un buen trato.
—Nosotros tenemos un trato para toda la vida, Kaleb Rowe —dice—. Eso incluye a Nathan.
—No hay porqué tener miedo, ¿verdad?
—Nosotros los Rowe no conocemos el miedo —ríe.
—Acabas de juntar tu nombre con mi apellido y vas a hacer que enloquezca.
Ella vuelve a reír y hace que Nate se acerque para que vera a los mellizos. Él los mira con curiosidad mientras platica con Summer a gusto y yo me dedico a sacarles fotos.
Porque no hay que tener miedo al futuro.
ESTÁS LEYENDO
¡Enamórate, Kaleb!
Teen FictionYa me he metido con idiotas que no respetan, con los que no quieren parar las manos, los que apuestan, los que no quieren nada serio, hasta con uno amante de las fiestas. Lo que yo, Summer River, necesito es un hombre que ya haya terminado con su fa...