11 años después
—Vale, mamá, entendí sobre el vestido fuera del césped —le repito a mi madre.
La gente en este lugar está muy emocionada por mi renovación de votos con Kaleb, pero nadie está más emocionada que yo y quizás nadie está más emocionado que él.
Mis hijos, de ahora diecisiete y doce años respectivamente, sonríen desde la cama. Autumn y Spring tienen el cabello castaño rojizo y al niño le gusta llevarlo más largo de lo debido, pero no tanto como Harry Styles en cierta época. Spring ha dejado crecer su cabello hasta la cintura y es tan liso como el mío.
Veo de reojo como a Nate le sudan las manos y se las seca en el pantalón de tela negra que va a juego con el traje que elegí para hoy especialmente. Sabe que habrá mucha gente al salir de esta habitación y su fobia social le está pasando factura ahora mismo. Sí, mi bebé mayor sufre de fobia social.
—Siempre tan hermosa, Summer River.
Sonrío ante las palabras de mi abuela y tomo sus manos. Los niños se van con mi madre para anunciar que estoy lista para salir hacia nuestra renovación. Pero Nathan ni loco se mueve de donde está.
—Gracias por estar aquí, abuela.
—Siempre contigo, cariño.
Le doy un abrazo y dejo que se vaya, ahora me quedo sola con Nathan.
—Te ves hermosa, mamá —me dice.
Arreglo un poco su cabello, tal como me gusta hacerlo con todos mis hijos y mi esposo. Sus manos siguen algo temblorosas, pero no es algo que no hayamos visto. De hecho, llevamos observando estos síntomas desde que él está en primaria. Por si se lo preguntan, sí lo hemos llevado con un especialista pero, o ellos son muy malos, o mi hijo no tiene fuerza de voluntad y por eso el tratamiento no ha funcionado.
—¿Cuánto tardará esto? —pregunta.
—Unas horas —respondo, a lo que él hace una mueca.
Lo bueno es que el patio de nuestro bonito hogar ha sido muy grande como para dar este tipo de celebraciones, así que quizás le pueda dar la autorización para que esté un par de horas y luego vaya a su cueva.
***
—¡Felicidades a ustedes! —exclama Anika.
La abrazo y poso una mano en su cabello rubio, ella sonríe junto a Warren y Patience, su hija.
—Oye, hermanita —sonríe Kaleb—. ¿Ya le dijiste a tu esposo que estás esperando otro bebé en ese fuerte útero tuyo?
—¡Kaleb! —exclamamos ella y yo al mismo tiempo.
Él se va a bailar con su abuela riendo porque le encanta arruinarle las sorpresas a sus hermanas.
—¿Eso quiere decir que tendremos otro bebé? —Warren sonríe y si no zarandea a Anika es porque carga a Patience en brazos.
—Bueno, me voy para que celebren.
Sonrío y camino por todos lados. Spring y Autumn están con Pepper y sus niños. Miro a mi hermano persiguiendo a Savannah, su última y única niña con Honey. Channing está observando con curiosidad a Nathan, quien está en una mesa apartada. Channing se esfuerza en hablar con él, aunque no siempre funciona simplemente está allí cuando Nathan necesita ayuda, como en las exposiciones en clases. Siempre lo cubre.
Nathan se ha criado bien, a no ser por la fobia todo sigue en orden. A sus diecisiete años ha desarrollado bien físicamente, su cabello es castaño chocolatoso como el de su padre, al igual que esos fuertes pómulos que caracterizan a los hombre Rowe. Tiene bonitos ojos y no es flacucho, de hecho, la pubertad hizo un buen trabajo con mi bebé, es sólo que todo estaría mejor si él no tuviera su problema psicológico. Incluso él se siente ansioso porque en una semana empieza su primer día en el último año.
—Ah, mírate, mujer malvada —Kaleb me sonríe.
—Ya lo sé, me pasé de regia —presumo para hacerlo reír.
—Tú sí tienes por donde presumir —él responde.
Toma mi mano mientras besa mi frente y nos encaminamos hacia Nathan.
—Te has esforzado mucho, campeón —le dice Kaleb mientras palmea su espalda con suavidad—. Ya puedes ir a darte un baño e irte a tu habitación.
—Gracias —murmura secándose el sudor de la frente con la manga de la leva.
Sudor, temblor; síntomas de la ansiedad que este ambiente poblado le provoca.
—Descansa, cariño —le digo mientras beso su frente y se va.
—Felicidades, mamá y papá —dice mientras se va.
Kaleb me mira con frustración por lo abatido que se ve nuestro hijo, pero por otro lado comprendemos que es la ansiedad y no podemos exigirle tanto cuando ya lleva tanto tiempo con esa fobia.
—Vamos a bailar —le digo.
La canción lenta suena y todas la parejas salen a bailar. Spring y Autumn bailan entre ellos mientras Channing va cuidando de ellos, así como también de Patience, Mikael, Zachary, Crystalie, Savannah, Maddox y Maisie.
—Me alegra que tu padre esté con Pearl.
—A mí también —me dice Kaleb—. También me alegra que mamá haya encontrado a un buen hombre. Todos merecemos una segunda oportunidad.
Sigo bailando al compás de él, admirando su belleza y sintiéndome afortunada de haber atrapado a este hombre hace doce años atrás. Me alegra haber conocida a todos los que son mis amigos ahora; Pepper, Baxter, Honey, Anika, Warren y... bueno, creo que no es necesario mencionar a mi hermano.
—Te amo —me dice.
—Te amo también, incluso te amo más de lo mi corazón podría soportar —admito.
—Gracias por todo, solecito.
—Once años después sigues llamándome solecito.
Él ríe y me besa por unos segundos, todos a nuestro alrededor aplauden. Me separo de él riendo, junta mi frente con la suya.
—Siempre mi solecito.
Dejo que me abrace, que me bese y que me diga que ama, porque sé que lo hace. Incluso cuando han pasado todos estos años y nuestros hijos ya no están tan pequeños como antes, él sigue haciendo que me sienta como cuando lo conocí. Y cada día despierto con esas ganas de verlo como cuando estaba en Atlanta con Selig y Rachel, y sé que él se sienta así en cada amanecer.
—Enamórate, Kaleb —murmuro.
—Ya estoy enamorado de ti, Summer.
Sonrío, sé que es sincero. También sé que esto no termina aquí.
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¡Enamórate, Kaleb!
Teen FictionYa me he metido con idiotas que no respetan, con los que no quieren parar las manos, los que apuestan, los que no quieren nada serio, hasta con uno amante de las fiestas. Lo que yo, Summer River, necesito es un hombre que ya haya terminado con su fa...