10. Pequeña flor de verano.

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Summer

Me paseo con la taza de café mientras espero a que la abuela conteste mi mensaje de WhatsApp. Me recuesto en el sofá y miro frente a mí, Kaleb está dormido en la cama y se lo ve tan tranquilo.

Lo que pasó hace unas horas me tiene los nervios de punta, sin saber cómo sentirme al respecto.

¿Qué quieres decirme, Sum-Sum?

Suspiré, dejé la taza en la mesita a mi lado y escribí:

Kaleb y yo nos besamos

Espero su respuesta, pero no llega.

¿Abuela? ¡Por favor, no me digas que te dió un infarto!

¡Yo sabía que esto pasaría, mi niña!

¿Sabías que te daría un infarto?

¡No, lo de Kaleb Rowe!

Suspiro apartando mi cabello

—Deberíamos alistarnos para salir a explorar un poco —la voz de Kaleb me soltar el teléfono de golpe.

—Dios mío, casi haces que se me quede tieso el corazón —cierro los ojos.

—¿Por mi belleza o por el beso?

Intento mirarlo con enojo, pero no me sale ni siquiera el intento porque él se ríe ladeando su cabeza.

—Qué adorable eres, solecito.

Le sonrío y él se acerca, por un segundo de mi vida creo que va a volver a besarme... pero eso no pasa.

—Deberías ir a ducharte —le digo.

—Lo haré.

Yo ya me había duchado hace una hora, así que sólo elegí ropa y me cambié a la velocidad de Barry Allen, me disponía a maquillarme cuando Kaleb salió del baño.

—Casi siempre que te veo estás con maquillaje —me dice.

Sonrío de lado.

—Soy completamente independiente, mi uso de maquillaje no tiene que parecerte o agradarte —le digo.

Él me sonríe, me alegro de que no haya tomado a mal mi comentario. Me gusta ser independiente, no puedo dejar de usar algo en el instante en que un hombre me dice que no le gusta o no le parece. Dejar de ser como eres por alguien me parece un acto cobarde.

—Muy bien, chica fuerte —me dice y se acerca nuevamente.

Sus manos se asientan en mis rodillas mientras él se inclina hacia mí, me pierdo en sus ojos bonitos por un momento... solo un momento.

—Nunca cambies, solecito —me dice.

—Puedes tenerlo presente.

Sonríe de lado, me mira a los ojos y aparta mi cabello. No pasa nada más.

***

—¡Kaleb, mira eso!

Exclamo con entusiasmo mientras me encargo de señalar al montón de iguanas en la arena de la playa. Son animales preciosos. Más allá, en las inmensas rocas en medio del mar, están los lobos marinos y son aún más bonitos.

—Si viajamos una próxima vez, me encargaré de comprarte un lobo marino —me sonríe.

Sé que miente, acaban de decir que esta es su hábitat y que no pueden vivir lejos de ella, pero aún así no puedo evitar sonreír. Beso su mejilla.

—Ya lo veremos.

Pasamos todo el día en la playa, nos enseñaron a más animales y me he quedado fascinada. Las Islas Galápagos es un buen lugar para vacacionar.

Al anochecer, me pongo un vestido de playa que tiene más estilo hawaiano. Kaleb y yo bajamos al bar del hotel, hay gente pero no en exceso y eso me gusta. Cada quien por su lado y sin provocar problemas.

—¿Cómo van tus vacaciones?

—Mike, solo es un viaje improvisado.

Mike es un amigo del trabajo, también es mariachi.

—Claro... con un hombre —ríe.

—¡Es sólo un amigo! —exclamo.

Kaleb se ríe de mí, me abraza y su perfume queda preso en mi olfato, quizás, para toda la noche.

—Apuesto a que ya pasó algo, ¡vamos, confía en tu Mike! —exclama.

—Oh cállate —le digo—. Sigue viendo tus doramas.

—Ya te dije que mi hermana ve doramas, no yo —apuesto a que está rodando los ojos.

—Y por eso tienes fotos de Kang Seo Woo, Kang Hyun Min y Kang Ji Woon en tu teléfono —me burlo.

—Mi hermana las descargó.

—Sí claro, Mike.

Cierro la llamada riéndome con él, Kaleb me mira y me ofrece un cóctel.

—¿Cómo aprendiste español? —le pregunto.

Las Islas Galápagos quedan en Ecuador, el cual es un país latino y todo es más simple cuando hablas español siendo extranjero.

—Mi padre quería que mis hermanas y yo aprendiéramos un idioma nuevo, así que elegí español —me dice—. No fue nada fácil, en realidad. Es más complicado aprender español, que inglés. Fueron años y años.

—Dominas el idioma muy bien —le digo.

Él asiente y toma un poco de su cóctel, me sonríe.

***

—¡Rayos, eres demasiado pesado!

Me he quitado los tacones y tengo que cargar a Kaleb desde el ascensor porque se ha emborrachado como nunca antes en la historia de la humanidad.

—Sol, solecito, ven aquí —sonríe.

—Cretino —río—. Estoy aquí, ciego, estoy sosteniéndote.

Reviso en sus bolsillos buscando las llaves de la habitación. Abro la puerta y entramos, cierro con prisa y dejo que él se lance en la cama.

—¡Oye, tú! —exclamo—. ¿Cómo es que terminaste así?

—Eres tan linda que casi me da algo cuando te vi —me dice.

—No me halagues cuando estás ebrio.

—También puedo halagarte cuando esté sobrio —ríe—. Podría halagarte todos los días, Summer River. Ebrio, sobrio, enojado y quizás... enamorado.

—¿De qué estás hablando?

—Hay millones de posibilidades en ese lienzo llamado universo, en este arte de no saber cómo hacer las cosas hasta que ya es tarde llamado vida.

Suspiro, está sonriendo y su cabello está en su frente. Me siento a su lado y recuesto su cabeza en mi pierna.

—Cállate y duerme —sonrío.

Podrías gustarme, pequeña flor de verano —me dice en español.

—No sé español —le digo riendo.

Él sonríe cerrando los ojos.

—Por eso lo digo.












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Lamento el retraso, ¡ay! Intentaré actualizar lo más pronto posible, denle amor a esta pareja y perdonen las faltas ortográficas😳❤

¡Enamórate, Kaleb!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora