Capítulo 3.

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Veo a Alice acercarse a mí, su nariz está roja y sus ojos llorosos ¿Qué será esta vez? Toma una toalla de papel y se limpia la nariz antes de saludarme. 

— ¿El polen o los perros?— pregunto sonriente. 

— Mamá está cuidando el conejo de la señora López. — estornuda.— Es muy lindo pero...— se encoge de hombros. 

— Naciste alérgica a la vida, amiga.— la abrazo por los hombros.— Vamos, salgamos al patio mientras las clases empiezan. 

Ambas caminamos por el pasillo, mientras yo hablo, ella estornuda. Conozco a Alice desde que teníamos seis años, la profesora de Inglés nos sentó juntas un día, nos reímos toda la clase. No nos volvió a sentar juntas después, pero ya nos habíamos hecho amigas. Desde entonces estamos juntas todo el tiempo, el verano pasado incluso nuestras familias salieron de vacaciones juntas. 

— Ian preguntó ayer por ti.— le menciono, casi como si fuera solo un comentario sin importancia.

Nos sentamos en la hierba, debajo de un techito. 

— ¿Ah sí?—  pregunta, desinteresada. 

  — Ajá. Quería saber por qué no habías venido. Podrías decírselo tú misma, ya sabes. Se veía preocupado. 

— ¿Por qué estaría preocupado? 

Esta niña no sabe lo que son indirectas. Me frustra a veces. Evito que se dé cuenta que he rodado los ojos y he ahogado un bufido.

— ¿Por qué no lo estaría? Raramente faltas a clases, incluso los profesores se preguntaron por ti. Ya puedes considerarte una nerd.— palmeo sus hombros amistosamente. Ella ríe antes de estornudar de nuevo. 

— Y ya estoy mejor.— ironiza y se ríe. 

Veo a Ian a la distancia, hablando con algún chico, así que aprovecho para llevar a Alice hasta allí. — Ay...— se queja.

— Mira allí está Ian, vayamos a hablarle. 

Ian no era muy obvio, pero yo sí. 

— Hola Ian y chico que no conozco.— saludo y Alice vuelve a estornudar. 

— Hola.— dice ella.  

Ian sonríe a Alice que no puede evitar limpiarse la nariz con un papel. Va a ser más difícil de lo que había pensado. Le hago caras a Ian para que diga algo. Ruedo los ojos y niego con la cabeza porque el muy idiota no capta mis miradas. 

Un auto se detiene en la entrada y veo bajarse a Harry, después se despide de su madre y camina cabizbajo hacia la entrada del insti. 

— Vengo en un momento, ¿Ian?— el chico eleva las cejas. — ¿Me la cuidas?— le guiñó un ojo, refiriéndome a Alice. La escucho rechistar, diciendo algo como ¿Por qué tiene que cuidarme? pero la ignoro y camino hasta Harry. 

Toco su hombro con mi dedo causándole un sobre salto. 

— Oye, soy yo. Lo siento.— no sabía que era tan escalofriante. 

Él sonríe y niega divertido, se encoge de hombros. 

— ¿Listo para tu segundo día de clases?— camino con él. 

Le veo hacer una mueca incómoda. No está listo, supongo que se siente como un ave en el mar. O sea, perdido. 

— Eso parece un no.— sonrío con incomodidad.— Sé que la escuela puede llegar a ser un martirio, pero te juro que aquí no hay gente mala ¿Sabes? Jamás me he topado a nadie siendo malo con otra persona.—trato de tranquilizarlo.

M U T E |H.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora