Capítulo 28.

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¡Lo juro por Dios que lo sentí! Ligeramente, pero lo hizo.

—¿H-Harry?— sollozo.

Me acerco más a él y sujeto firme su mano, siento el pecho pesado, tengo cosquillas en el estómago. No fue mi imaginación ¿O lo fue?

—Harry, ¿Puedes hacerlo otra vez? Por favor, hazlo, sé que puedes. Por favor aprieta mi mano.

Espero impaciente pero no vuelve a suceder, algo de tristeza me recorre, pero no me daré por vencida, yo sé que lo sentí.

—Harry, mi amor... sé que probablemente sea difícil para ti, que quizá necesitas mucha fuerza para volver a hacerlo. Tranquilo, estaré aquí sujetando tu mano por un largo rato. — me siento mientras le doy palabras de aliento. —De todas formas, acabo de llegar. — agrego con humor.

Retiro con mi mano libre, una lágrima que ha escapado, procuro llenarme de positivismo y seguir hablando con Harry, después de todo, es la única manera que tenemos de ayudarlo.

Comienzo contándole que no sé qué haré al salir del instituto, no sé lo que quiero. Tengo un año para pensarlo pero me parece muy poco tiempo. Me pregunto en silencio que hará Harry, si tiene un plan, si ya tiene opciones, o si está seguro de lo que quiere. No he soltado su mano en un buen rato, y no pienso hacerlo. Siento que no he dejado de hablar en mucho rato y pienso en la posibilidad de tenerlo ya harto de mi voz. Me burlo de mi misma.

—Debes estar cansado de escucharme hablar todo el día sin parar.— sonrío. —Presiento que prefieres que cierre la boca un rato. Pero en fin...

Tomo un largo y profundo suspiro. Ojalá tuviera algo que hacer. Como si no fuera coincidencia, una idea brilla en mi cabeza. Sacó mi teléfono con mi mano libre y busco algunas canciones.

—Recuerdo algunas canciones que te gustan, y como yo no paro de hablar tal vez te guste más escuchar voces más melodiosas. — busco algunas canciones y las reproduzco a un volumen bajo, solo para nosotros. Recargo mi cabeza en la cama, junto a nuestras manos entrelazadas y disfruto en silencio de la música y su compañía.

El invierno está aquí, Noviembre llegó y pronto viene mi cumpleaños. Solo me dicen que Harry mejora, pero nada realmente ha pasado, no le dije a nadie que apretó mis dedos, pues ya no estoy tan segura de que lo haya hecho. Sin embargo continúo yendo a verlo.

Hoy me he quedado un poco más de tiempo en la biblioteca, pues necesitaba comprobar algunas cosas y sacar un libro, pero de ahí, en camino al hospital.

—Hola Harry, ¿Adivina quién sacó un 9 en un examen sorpresa de Matemáticas? Exacto, aunque parezca difícil, yo.— me río.

Me siento en el mismo lugar y vuelvo a tomar su mano.

—Te extrañé.

Me voy a casa un poco cansada, mañana es jueves pero no veo la hora de que llegue el fin de semana. En menos de lo que creí, caigo dormida.

La mañana en el instituto ha ido normal, como cualquier otro día desde que Harry está en el hospital. Terminada la clase de Ciencias y aprovechando que tengo una hora libre gracias a que el profesor de ética ha decidido faltar, salgo al patio para sentarme en un banco y tomar aire. Ni siquiera me molesta el frío, estoy bien abrigada y compré un café en la cafetería. Es extraño ya no ver a Ian por aquí, acepto que me subía mucho el ánimo con sus comentarios graciosos y un tanto aleatorios.

Solo sé que acaba de entrar a la Universidad y que, como es un cerebrito, le va bien. Él y Alice se ven cada que pueden, es cierto que la Universidad consume mucho tiempo, yo casi no veo a mi hermano en casa, aunque eso es porque a él le gusta irse de parranda cuando tiene tiempo libre. Por lo que sé, Ian se inclinó a la rama de ciencia y robotica. Se los dije, un cerebrito.

M U T E |H.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora