Capítulo 14

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Violette se sienta en su puesto, consternada. André la mira. Es raro que ella llegue tarde al trabajo. Sólo espera que no se haya quedado dormida por su culpa. Ella parece contenta, confundida y sorprendida. De repente pregunta, sin esperar respuesta:

-¿Cómo que Lévy va a pagar la fianza de Evans?

-Lo que oyes. Esa mañana James Lévy le ha hecho una visita en la cárcel y, tras hablar un rato, se ha plantado aquí diciendo que pagará la fianza de Evans. No dábamos crédito. Se ha ido hace cinco minutos. Te lo has perdido por poco.

-Es que no me lo puedo creer. A mí, que me cuenten tantas cosas importantes en tan poco tiempo me abruma. Tengo que asumirlo todo. ¿Cómo puede ser que en tan poco tiempo ya quiera pagarle la fianza? Si Anny sale ahora, ¡no podremos saber quién es la persona que esconde!

-Saldrá ese mediodía, si Lévy entrega el dinero a tiempo. Si no, antes de esa noche será libre.

-Es que sigo alucinando.

-Relájate, te veo alterada.

-Es que he venido a toda velocidad. No me di cuenta de la hora, y ha sido llegar y soltar ese notición. Me vais a matar.

-Oye, ¿no habrás hecho tarde por lo de ayer?

-¿Qué? ¡No!

-Es que terminamos un poco tarde y...

-No, no es por eso, tranquilo. Es que he quedado con... Mi mejor amiga a desayunar y perdí la noción del tiempo.

-Mientes. No has quedado con tu mejor amiga. Vas maquillada y tu ropa es un tanto más formal que la que llevas normalmente, así que yo diría que has tenido una cita.

-¿Por qué todos decís que tengo citas? ¡Que no! Sólo he quedado con un amigo al que no veía des de hace tiempo para ponernos al día, y ya está. Sí que eres observador. –él sonríe.

-¡Buenos días! –les interrumpe la voz de Emily. –Vi, pensaba que no vendrías. Te lo has perdido: James Lévy...

-Sí, lo sé, pagará la fianza de Evans. Pero sigo sin creérmelo.

Siguen hablando de la gran noticia cuando de repente les llega una notificación de la cárcel. Anny Evans ha recibido una visita. Daniel y Luke están allá, vigilando e informando en todo momento. La visita de Evans es Diana Camus.

-Buenos días, Diana.

Luke está grabando la conversación y la está mandando a los demás, para tenerla guardada en la base de datos. Ha hecho lo mismo con la visita de James.

-Buenos días, jefa.

-Oh, no me llames jefa, anda.

-Siento mucho que la hayan detenido, pero no me lo esperaba.

-Yo tampoco. Es más, yo no la maté.

-No la creo. Si está aquí es por algo, ¿no? Las pruebas la delataron.

-Pero yo no estuve en el lugar del crimen. Me fui a casa, yo no hice nada.

-Venga ya, todos sabemos que estaba celosa de su relación con el cocinero.

-Pero por encima de todo era mi mejor amiga y no la mataría.

-El amor puede llevarte a hacer locuras.

-Diana, por favor. Después de todo lo que he hecho por ti, ¿cómo puedes acusarme de esa manera?

-No, perdone. La pregunta aquí es: ¿por qué falsificó las pruebas para que sospecharan de mí?

-¡Jamás haría tal cosa! ¡Y ya he dicho que no estaba en el lugar del crimen! ¡Yo no la maté!

-Usted sabía de sobras el problema que tenía con Béatrice y por eso me acusó falsamente.

-¡Que yo no he hecho nada! –Anny está encolerizada. -¿Por qué lo haría después de haberte ayudado a que no te despidiera?

-Para que no sospechara de ti, supongo. Sea como sea, me siento ofendida y traicionada. No voy a demandarla por eso, supongo que ya entrará como delito en el juicio.

-¿Pero cómo puedes decir eso? Diana, no pensé que fueras así.

-Yo me lo esperaba menos de ti, jefa. Tengo muy claro que una vez se resuelva todo esto, voy a buscar otro trabajo.

-Jamás encontrarás un trabajo mejor que en la consulta.

-Me da igual. No quiero volver a pisar ese edificio nunca más, con la mala suerte que me trae.

-¡Será posible! ¡La mala suerte me la trae a mí!

-Adiós, Evans. Iré a verla en el juicio. Hasta entonces.

-¡Eso no quedará así, Camus!

Daniel tiene que sujetar a Anny, totalmente poseída por la rabia. Se la llevan otra vez al calabozo para que se calme y se prepare para su salida.

Mientras tanto, en comisaría, los demás están comentando la discusión:

-Mejor no hacer enfadar a Anny Evans o nos mata de verdad.

-Ya te digo. Y Diana todo el rato mantenía la calma. Me pareció un poco cínica.

-Bueno, la entiendo. Quienquiera que sea el asesino la ha acusado falsamente. Como parece que sea Evans la asesina...

-Lo es, Violette. –la interrumpe Jenn.

-No lo es. –la frena André y la jefa lo mira sorprendida.

-Gracias, André. Como parece que Evans sea la supuesta asesina, descarga su rabia hacia ella, pero lo hace de una manera muy pacífica en comparación a Anny.

-Bueno, Evans puede ponerse así porque siente que la acusan injustamente. –opina Emily.

-Cierto. Sea como sea, hay que tener vigilada a la sospechosa tras salir de la cárcel. No se nos puede escapar de ninguna manera. –ordena Jenn.

Violette piensa lo mismo. No deberían de perder de vista a Anny, ya que ella es la clave para llegar a esa persona misteriosa. La inspectora quiere saber de quién se trata, aunque tiene un mal presentimiento.

Jenn vuelve a su despacho, un poco estresada. Este caso la vuelve loca. Además, no puede comprender por qué Violette insiste en la inocencia de Evans. Para colmo, se le ha unido André. Pero en parte les da un voto de confianza, ya que son sus mejores policías y siempre aciertan con sus deducciones. Además, hay gato encerrado, no puede ser tan fácil. Una criminal tan importante como BB muerta, ¿y la asesina se encuentra enseguida? Además, ¿qué hay de sus aferes? ¿Qué hace con el dinero robado? Jenn tiene la sospecha de que hay más, pero ya no se espera nada de ese caso. Pero tiene que confiar en sus policías, ese caso es el más importante al que se ha enfrentado como jefa y si lo resuelve correctamente, le darán el puesto fijo como jefa de policía. El puesto por el que ha luchado tanto.

Jenn mira cómo Violette, André y Emi repasan una y otra vez los datos del caso, intentando buscar algún indicio. Respira profundamente y enciende el ordenador. Con todo el alboroto con el cocinero, no ha podido ni siquiera abrir el ordenador. Abre su móvil y mira la foto de fondo de pantalla.

Él. Él es su salvación, su evasión de la realidad. Tiene ganas de verlo, la espera se le hace eterna. Tiene muchas ganas de que llegue el final del día para poder reencontrarse con él y salir a cenar en ese restaurante al que siempre van, al lado del Louvre. Él le prometió visitar las pinturas italianas del museo con ella esas vacaciones.

Distraída, no se da cuenta de que Emily está llamando a su puerta.

El caso BBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora