El caso BB

Capítulo 19

André se toma su tiempo para contarle todo lo que había pasado a la chica. Le explica que el caso Basurero no había quedado cerrado del todo, y que uno de los investigados a raíz de éste era Cohen. Le dice todo lo que Cohen había confesado y, evidentemente, le habla de Robert Chateaubriand. No sabe cómo decírselo sin hacerle daño, ya que no sabe si ella siente algo por el delincuente o simplemente son amigos.

-Quiero que primero me escuches, y luego me preguntas o me cuentas todo lo que quieras, ¿de acuerdo?

-Por supuesto. –él respira profundamente y empieza:

-A ver, Robert no es lo que parece. Él hace vida pública como el mecánico "rehabilitado" que tú conoces, pero en realidad sigue drogadicto y es la mano derecha de Cohen en sus operaciones. Resulta que no solamente usaba el alias "Basurero", sino también el de "Barrendero", y de ahí la relación contigo.

-Ese nombre se lo puse yo en el instituto. Era un apodo, jamás hubiera pensado que lo usaría para esto. La verdad es que sabía que no era trigo limpio, veía actitudes en él que no eran las de antes, pero no le di demasiada importancia. Y claro que me preguntó por el caso, pero nunca dije nada. De hecho, ya des del primer día expresó su odio hacia ti.

-Ya me lo pienso, nos odiábamos. Pero en fin, esto es aparte. ¿Te ha hecho algo?

-No, para nada. ¿Y te ha dicho cuándo es la próxima entrega?

-Sí. Mañana a las siete en el edificio en ruinas que hay al lado del Lapin Agile. Sé que es duro, pero queremos que estés.

-Voy a estar. Sólo yo puedo controlar a Robert, creo.

-Dime... ¿A ti te gusta? –pregunta, desviando la mirada. Tiene miedo de la respuesta.

-No. –responde ella rápidamente, y él la mira sorprendido. –Ha sido un amigo del instituto. Él estuvo enamorado de mí (no sé si ahora lo está o no), pero a mí nunca me ha gustado él. Y si te lo preguntas por la pulsera que lleva, sí, se la di yo hace diez años.

-Cuando lo interrogué en su momento la llevaba puesta. Yo nunca he llegado a creérmelo, no podía imaginarme que estuvieras con un delincuente como él.

-Nunca he salido con él. No te creas su versión. Ya te he dicho que a mí nunca me ha gustado.

-De acuerdo. Mañana te paso a buscar sobre las seis para ir hasta allí, si quieres.

-Es verdad, se ha hecho muy tarde. ¿Quieres cenar algo? Quédate a dormir aquí, no es plan que vayas a esas horas a casa para no dormir apenas.

-¿De verdad? ¿No te importa?

-No. Puedes utilizar la habitación de invitados, si quieres.

Vi le hace compañía a André mientras cena algo rápido que tenía ella en la nevera. Luego miran la televisión un rato y se van a dormir, agotados. Ambos se mueren de ganas de dormir juntos, pero la timidez y el cansancio les ganaron y ambos se duermen al cabo de poco.

A la mañana siguiente, el despertador de Vi suena con fuerza y ella se levanta para despertar a André. Lo mira unos segundos. El pobre está profundamente dormido, y le da pena despertarlo. Aun así, no pueden hacer tarde, así que lo despierta con mucho cuidado:

-Buenos días.

-Oh, ¿ya es hora? Uf, ojalá pudiera quedarme durmiendo un rato más, tengo un mal presentimiento respecto a hoy.

-Yo también lo tengo. Pero en fin, es nuestro trabajo. Así que levántate.

Desayunan mientras charlan animadamente, aunque ninguno de los dos está realmente animado. Ambos tienen la certeza de que ese día sería intenso. Reciben una llamada de Jenn recordándoles el lugar y la hora, y los dos salen de casa.

Como ella vive en Montmartre y el Lapin Agile está en ese mismo barrio, deciden ir andando, ya que no estaba demasiado lejos. Van armados, con armilla antibalas y su uniforme de policía. Miran un momento el Lapin Agile y luego el edificio de al lado. Es el lugar donde iba a hacerse el trato. Ven los coches de Jenn, Daniel y varios policías más aparcados cerca, de incógnito. En verlos llegar, salen del coche y se reúnen para que Jenn dé las órdenes:

-A ver, todos atentos. Cuando veamos a Chateaubriand y los traficantes llegar saldremos y nos esconderemos entre las ruinas de este edificio. Emily y Luke, vosotros vais a quedaros fuera y haréis todo lo que os digamos. Si pedimos refuerzos, ambulancias o lo que sea, ya sabéis qué hacer y a quién llamar. Lleváis este chaleco antibalas por si por lo que fuera tuvierais que entrar. Sobretodo que uno de los dos aparte la gente si vienen a curiosear.

-De acuerdo, jefa.

-Es un momento complicado, así que no podemos cometer ningún error o saldremos perjudicados. –dice, mirando a Vi.

Ella está en su típica expresión neutra, sin mostrar sentimiento alguno. No, nunca mostraba debilidad ante los demás, y mucho menos en el trabajo.

-Entendido.

-Ahí llega Robert.

-De acuerdo, vamos a salir con cuidado. Vamos a pillarlos con las manos en la masa.

Jenn, Daniel, André, Vi y un par de policías más entran en el edificio. Está muy derrumbado por dentro, por lo cual ven rápidamente a Robert llegar con un maletín. Se reúne en un patio interior junto a un par de hombres vestidos de negro. Jenn hace una señal:

-¡Policía!

Los traficantes se asustan y se enfadan. Miran a Robert con rabia y uno de ellos le apunta con una pistola:

-Dijimos que nada de policía, cobarde.

-¡Juro que yo no les he avisado!

-¿Por qué debería creerte?

-Porque dice la verdad. Él no nos ha llamado. Nosotros os hemos descubierto, así que bajad las armas de una vez y entregaos.

Todos se sorprenden al oír aquella voz. Jenn, Daniel y André están sorprendidos, y Robert no se puede creer lo que está pasando.

Es ella. Le ha descubierto. Lo sabe todo. Ya no puede volver a empezar de nuevo, ya no va a poder luchar más por ella. Ahora ella está en medio de todo esto, y sabe que él no es quién decía ser. Ahora ya lo ve todo perdido.

Pero lo que le acaba de romper el corazón ha sido ver quién está a su lado. Ese maldito de Flaubert. Seguro que él debió de haberle contado toda la verdad tras hacer confesar a Cohen. Por su culpa, ella debe de odiarlo.

Los traficantes dejan de apuntar a Robert para apuntarla a ella. Todos se horrorizan en oír un disparo que va directo hacia ella.