Capítulo 13

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La noche fue bien, o eso cree Violette cuando se despide de André. El chico se ha llevado muy bien con ella, incluso ha estado mucho más atento que de costumbre. Parecía una cita y todo, pero la chica no quiere hacerse ilusiones. Aún tiene que pensar bien todo ese asunto; sus sentimientos hacia él siempre han estado presentes, a pesar de haber estado con otros chicos. André siempre le había gustado, y le gusta, pero sabe que no tiene nada que hacer, y más después de la confesión que le ha hecho esta noche. Sea como sea, quiere saber la opinión de André acerca del Barrendero, así que se lo comenta sutilmente antes de irse:

-Ha sido una noche estupenda, Vi.

-Igualmente digo, André.

-Habrá que repetirla, ¿no crees?

-Por supuesto. –finge acordarse de algo: -Oye, ahora me ha venido a la mente algo que no tiene nada que ver con esto, pero que tenía curiosidad por preguntarte.

-Pregunta lo que quieras.

-Verás, el otro día estuve husmeando por los archivos y sin querer me encontré con un caso que habías llevado tú. Me dio curiosidad y cotillée el contenido.

-¿Y cuál era?

-El Caso Basurero. –la cara de André cambia radicalmente y confirma sus sospechas. Sí, ese "uno" es el famoso Chateaubriand...

-El nombre le queda genial al delincuente. Encaja perfectamente con él. Es un montón de basura.

-Pero... ¿Por qué?

-No quiero hablar de ello.

-Pero no debe de ser tan y tan malo, ya que sólo vi que era traficante.

-Es un montón de basura, y ya está. ¿Por qué sigues insistiendo en eso?

-Lo siento. Sólo era curiosidad. No me mates.-él sonríe.

-Eso jamás. Bueno, nos vemos mañana. –dice abrazándola. La chica se cohíbe un poco.

-Hasta mañana, André.

Violette mira cómo André se aleja con su coche mientras entra en casa. Está pensativa. ¿Qué habrá pasado entre André y el Barrendero para que ambos se pongan serios cuando hablan del otro? ¿Y qué hubiera pasado si ella no hubiese sacado el tema? ¿Le gusta alguno de los dos? ¿O quizá los dos?

Esas dudas la turmentan un buen rato y hacen que le cueste dormirse. A la mañana, se levanta a la hora de siempre. Llega sobrada de tiempo para desayunar con Robert. A la hora prevista está en el bar donde se gravó la película de Amélie. Siempre le ha gustado esa película, y vivir en las mismas calles en la cuales se grabó la hace sentir afortunada. Cuando entra, Robert está ya sentado en una mesa para dos, esperándola mientras juega con su bebida.

-Justo a tiempo. Digno de ti, polirosa.

-Buenos días, Barrendero.

-¿Quieres? Es whisky. –dice mostrándole su vaso.

-Madre mía, ¿a primera hora ya pides eso? –él sonríe.

-¿Por qué no?

-Bueno, ahora vas a trabajar y...

-Eso me da energías.

-Eres incorregible. –se ríe ella. –En fin.

-¿Cómo te fue la cita con el idiota?-le pregunta y ella se sorprende.

-Que no era una cita. Y bien, supongo. –responde, pensando en la despedida.

-¿Supones? ¿Qué pasó?

El caso BBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora