Capítulo 27

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Ha sido una semana agotadora. Cuando salen del trabajo Emily, Violette y André se dirigen al hospital a ver a Dani, y a une agotada Jenn, a quien convencen de ir a pasar la noche en su casa. La jefa no estaba muy segura al principio, pero al final termina cediendo.

-Emily, estaría bien que mañana vinieras unas horas a la mañana con Luke al trabajo. Sé que es fin de semana, pero tengo una reunión y me va a tocar estar ahí, y os puedo enseñar a rellenar el papeleo y hacer algunos trámites antes de que vuelva al hospital.

-Mmm... De acuerdo, no hay problema. Llamaré al idiota ese de Luke.

-Si necesitan que les ayudemos...

-No, Vi, ya has hecho bastante esta semana, te mereces descansar, ya tienes bastante con... Bueno, con arreglar todo lo del Barrendero. Y tú igual, André, descansa un par de días, a ver si para el lunes estás mejor.

Ambos asienten con cierta neutralidad, aunque por dentro se alegran de tener esos días libres. Jenn coge el coche y se va a casa, necesita una ducha, una cama y una buena cena, ya volverá mañana al hospital. Aunque no quiere dejar solo a Dani, es consciente de que ella no puede más y necesita un poco de reposo.

-¿Y tú como has venido al trabajo? -le pregunta Vi a André, mirando su brazo.

-Ah, en metro.

-Te llevaría en moto, pero no tienes fuerza en el brazo...

-No te preocupes, tengo otro brazo... -empieza a decir él pero es interrumpido:

-Puedo llevarlo yo en coche, si queréis. -sonríe Emily y André la fulmina con la mirada.

-Sí, es una buena idea, así no fuerzas el brazo. Pues bueno, nos vemos el lunes, descansad bien los dos, ¿sí?

Vi coge su moto y se va a casa, dispuesta a dejar todo el estrés de la semana con una ducha de agua bien caliente y con unas crêpes de chocolate, y André sube al coche de Emily, contrariado.

-Gracias por llevarme, aunque estoy bien, podía haber soportado el trayecto en moto.

-Ya sé que te mueres por pasar, aunque sea, cinco minutos con ella, pero no queremos arriesgarnos, sabes que no te has curado del todo. ¿No sería mejor proponerle algún plan interesante en vez de esperar a que pase algo en el trayecto de ida y vuelta al trabajo?

-Pero qué...

-Venga ya, todos en la comisaría saben que te gusta. Deberías hacer algo, es el momento, hace demasiado tiempo que sois amigos, ¿vas a estar toda la vida amándola en secreto?

-Déjalo, ella no me ve de esa forma.

-Eso tú no lo sabes. Y si así fuera, es mejor saberlo y así poder pasar página, ¿no?

-En eso tienes razón, pero somos amigos desde hace siglos, no quiero cargarme esa amistad.

-No creo que esto vaya a acabar con vuestra amistad... Tú inténtalo. -el chico la mira, asustado. -Por dios, eres un hombre muy valiente, ¿Cómo puedes ser tan cobarde en esto?

-Vale, vale, déjame ya. -Emily ríe y están unos segundos en silencio, hasta que él dice: -Tienes razón. Debería de hacer algo.

Nada más llegar y despedirse de Emily, André reflexiona cómo poder quedar con Violette y, lo más importante, cómo decirle lo que sentía. El destino estaba de su parte, y es que nada más llegar al portal, recibe un mensaje de la chica: "He visto que te has dejado las llaves de tu casa en la mía, de cuando te quedaste a dormir. Supongo que tengo que llevártelas, ¿no?". Se maldice a sí mismo de haberse dejado las llaves, no le apetece quedarse en la calle mientras espera a su amiga, pero se da cuenta de que es una buena oportunidad: "Sí, por favor, que no puedo entrar. Si quieres, te lo compenso con una cena casera. Haré crêpes."

El caso BBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora