Capítulo 11

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Emily recoge sus cosas. Le encanta trabajar para este caso, jamás hubiera pensado que trabajaría intentando resolver un caso como este, y aún menos siendo su primera vez. No tiene ninguna queja acerca del trato recibido, todos son muy amables con ella y siempre la tienen en cuenta para todo.

Ella tampoco cree que Evans sea la asesina, pero no puede decir nada porque no está segura y no quiere perder puntos. Le sorprende la seguridad y firmeza con la que hablaba la inspectora después del interrogatorio. Se la veía segura, totalmente convencida de que Evans no había matado a BB, exponiéndose a cometer un error si sus palabras se oponen a la realidad. Ojalá ella pudiera hablar con tanta seguridad, sin miedo a cometer un error.

Observa cómo Luke mira atentamente su móvil. Recuerdos de sus primeros años de carrera le vienen a la mente. ¿Cómo ha podido cambiar tanto? ¿Cómo puede ser que de un día para otro su amistad desapareciera? Fue cuando empezó a salir con aquel chico que Luke cambió de actitud. El que antes fue su mejor amigo y su rival en clase ahora es un chico insoportable que no se sabe comportar. Luke se da cuenta de que lo están mirando:

-¿Qué miras?

-Nada, nada. Simplemente recordaba los tiempos en los que tú y yo éramos amigos.

-Amigos, dice.

-Sí, amigos. No entiendo por qué cambiaste tan radicalmente, no te hice nada.

-Cómo te va con... ¿Cómo era? ¿Louis?

-Rompimos hace unos meses. –responde ella, seria. Luke la mira, sorprendido.

-Pensé que aún estabais juntos. Perdona.

-¿Y tú? ¿Estás con alguien?

-No. Prefiero terminar bien los estudios y esas prácticas y luego ya lo pensaré.

-Mientes. Además, ¿cómo quieres ganarme si no haces nunca nada?

-Oh, Emily... Sabes perfectamente que lo veo todo y mucho antes que tú, lo que prefiero no decirlo.

-Pero es que no lo entiendo. ¿Por qué, Luke? ¡El mérito es tuyo!

-Tú no lo entenderías. –dice, un tanto nervioso, y sale de comisaría, dejando a Emily sola y sorprendida.

No puede dejar de pensar en las palabras de su ex amigo, no puede entender por qué esconde sus deducciones. Antes de salir, se despide de Jenn y Daniel, quienes están en el despacho mirando algo en el ordenador y se va.

Violette sale de prisión. Tenía las palabras que buscaba. Anny le dijo que había alguien más, su teoría era confirmada. Ahora había que averiguar quién es esa misteriosa persona a quien Anny esconde. En el aparcamiento se encuentra a André.

-¿Qué haces aquí?

-Podría preguntarte lo mismo. ¿Tan bien te cae Anny? –le pregunta su compañero con tono rudo.

-No se trata de eso. He ido a preguntarle si había alguien más en todo esto.

-Me lo había pensado. Oye, hagamos una cosa.

-¿Qué?

-Cerca del taller donde dejas tu moto hay un sitio que han abierto hace poco. Vamos a tomar algo allí y me lo cuentas.

-De acuerdo...-se sorprende la chica. –Antes déjame ir a casa un momento.

-Me parece bien. Nos vemos dentro de una hora allí.

No se esperaba esa propuesta. Mientras se cambia de ropa, las palabras de Emily reaparecen en su mente. ¿Por qué pensaba en eso ahora? Aquello era prácticamente imposible. Abre el cajón de su escritorio y saca un álbum de fotos. Busca las fotos con su compañero de cuando eran aún adolescentes. No, ellos eran solamente amigos, siempre lo han sido.

Mientras se pone los zapatos, piensa en todos los años en los que estuvo enamorada de él. No se lo podía quitar de la cabeza. Era el más guapo del grupo, de la clase, del curso. No era la única que tenía la mirada puesta en él. Y es que André sería el chico perfecto de no ser por las muchas pretendientas que tiene. Él no les hacía caso, pero Violette nunca quiso ser una más, así que dejó de pensar en el amor... Hasta que conoció a Jules, el vicepresidente del consejo universitario; empezó a salir con él, y es que parecía el chico perfecto con el que siempre había soñado... Hasta que descubrió que no era tan perfecto como parece y, tras varias discusiones fuertes, decidieron dejarlo y ser amigos, aunque han perdido el contacto. Violette recuerda como André no paraba de decirle que estaba ciega, que Jules no era ese chico perfecto salido de una novela romántica, y ambos chicos nunca se llevaron bien. Vi nunca pudo entender por qué André se metía en su relación cuando él siempre ligaba cuando salía de fiesta y tenía a quien quería a sus pies. 

Sale de casa. No coge la moto, irá andando, ya que el sitio está cerca del taller y, por tanto, de su casa. Pasa delante de la farmacia que hay al final de la calle, y se acuerda de su otro ex, Éric, un joven estudiante de farmacéutica que hacía sus prácticas en aquella farmacia. Estuvieron muy poco tiempo juntos, pero era un chico muy atento y siempre la visitaba al trabajo, algo que irritaba a André y desesperaba a Jenn. La cosa terminó poco después, cuando el mismo André descubrió que el joven farmacéutico la engañaba con otra. 

Vi se queda mirando la farmacia, pensando en qué será de Éric, ya que cuando terminó sus estudios se fue a trabajar en otra farmacia de París. De repente, alguien la sorprende:

-Pero mira a quién tenemos aquí. Después de 10 años sin vernos, nos volvemos a encontrar varias veces en un día. Eso no puede ser una simple casualidad, ¿no crees?

-Robert...

-¿No te alegras de verme? Oh, entiendo. Llevas prisa. Como siempre. –ella sonríe.

-Sí, llevo prisa. Como siempre.

-Pues no lo pareces, llevas un buen rato mirando la puerta de la farmacia sin moverte...

-¿En serio? Dios, estoy llegando tardísimo, me he despistado pensando en mis cosas...

-Por lo que veo no vas al trabajo con esa ropa, ¿acaso tienes una cita?

-Yo no lo llamaría cita a esto... Además, no creo que quieras saberlo.

-¿Qué no? Ah, ya veo. Has quedado con el maldito que me detuvo. ¿Estáis saliendo?

-Es la segunda vez que me lo preguntan esta semana...-se queja. –No. Vamos a hablar del caso en el que estamos trabajando.

-¿El de la criminal muerta? Lo he oído en las noticias. ¿Cómo os va?

-Sí, ese. Es un tanto complicado, no puedo darte detalles del caso.

-Lástima. Oye, polirosa. Si necesitas ayuda, estoy aquí para todo. Al fin y al cabo, éramos amigos, ¿no?

-Sí. Igualmente digo.

-Mañana entro a trabajar a las 8 y media. Podríamos quedar en el café de Amélie en la calle Lepic y ponernos al día.

-Mmm... Vale. Me parece bien.

-¿Quedamos a las siete y media allí? ¿Más o menos? -ella asiente. –Perfecto, pues. Bueno, no quiero que llegues tarde a tu cita con el estúpido ese.

-No es un estúpido, y no es una cita.

-Si tú supieras... Anda, hasta mañana, polirosa.

-Adiós, Barrendero. –la chica se detiene a observar cómo su antiguo amigo se aleja, fumando un cigarro.

Camina pensativa. Cuando llega al sitio que le ha dicho su compañero, se detiene un momento a mirarlo con atención. Un restaurante italiano. Ve a André a la puerta. Intenta quitarse al Barrendero, los recuerdos de sus ex y las palabras de Emi de su mente y saluda a su amigo.

El caso BBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora