Capítulo 6

76 10 8
                                        

Su amiga le dio la terrible noticia. Estaba muerta. Su querida Béatrice había sido asesinada. No podía ser, ella no. ¿Cómo podía ser eso posible? ¡Ella era mucho más lista que todas las demás mujeres! No, ¡ella era la más inteligente del mundo entero! No se lo podía creer, no de su BB, debía de haber algún buen motivo para que pasara esto. El o la que la ha matado tiene que tener un motivo lo suficientemente válido, porque como la haya matado por alguna tontería, se vengará de la peor manera que pueda haber. Y como haya sido el idiota ese al que tanto odio le tiene, terminará con su existencia. Eso se juraba el chico para sí mismo antes de cerrar los ojos y caer en un profundo sueño del que desearía no poder despertar jamás.

La chica está asustada. La cara que puso él cuando le dio la noticia era para olvidar, le dio tanto miedo que casi se va corriendo. Su mejor amigo estaba echando humos, e insistía en echarle la culpa a él. Pero si él no tiene la culpa de nada, él ha sido más víctima que la muerta, él era el motivo por el cual quería vengarse. No se arrepiente de haber llamado, sólo cometió un pequeño error, pero tiene coartada. Además, le da igual. Si le preguntan, será sincera. ¿Para qué mentir? Sí, había llamado porque quería que él fuera libre. ¿Tan malo era? Lo que no se esperaba era encontrarse a BB muerta. Pero ella no tiene nada que ver con esto.

Martes, 7 de la mañana. El despertador suena con furia. Vi lo apaga, medio dormida. Se arregla y desayuna rápido para poder ir al mecánico para coger su preciada moto. Por suerte, es un día nublado y no tiene que ir con el paraguas en la mano. El taller está a dos manzanas de su apartamento, así que no necesita transporte.

-Mademoiselle, su moto está perfecta. Ya se la puede llevar.

-Muchísimas gracias, señor Dubois. Ya le pagué la reparación, así que no le debo nada, ¿no?

-Oye, jefe, ¿puedo ayudar en algo? –dice un chico cuya voz le resulta familiar.

-Buenos días, Robert. Llegas tarde. Mira, saca del garaje la moto de la señorita Dumas.

-¿Dumas? Espere, ¿La moto que tuvimos que arreglar porque tenía agujeros de bala?

-Esa misma. Venga, que la chica tiene prisa.-el joven corre hacia el garaje.-Discúlpalo, es nuevo aquí. Forma parte de un programa de rehabilitación para drogadictos y delincuentes con infracciones leves. Es buen chico, le va bien esto. Seguro que lo debes de tener fichado en la base de datos de la policía.

-Oh. Ya veo. Por eso me debe de sonar tanto. –el chico apareció con la moto.

-Aquí tienes. Vaya vaya, ahora que al fin te veo la cara, mis sospechas son confirmadas. Violette Dumas. Cuánto tiempo. Cuando el jefe ha dicho "Dumas" y justo era la moto de las balas pensé en ti, pero no me imaginaría encontrarte en persona. Qué, ¿no te acuerdas de mí?

-Espera, Robert... Tú no eres... ¿El Barrendero?-el chico sonríe. –Cielos, hace siglos de la última vez que nos vimos. ¿10 años quizás?

-Sí, dejé los estudios cuando teníamos 17 años. Ya ves, al final lo que decíamos no es exactamente como pensábamos. Tú sí, tú eres una policía importante, pero yo no soy el jefe de la mafia, simplemente soy un ex traficante de drogas en rehabilitación.

-La verdad, estoy sin palabras. Por lo menos, me alegra no haberte detenido. Y me alegra aún más que hayas dejado la delincuencia.

-Bueno, me obligaron a la fuerza. Jamás voy a olvidar el nombre del policía que me detuvo...-una llamada lo interrumpe. Vi saca el móvil y responde:

-¿André? ¿Qué pasa?

-Llamaba para asegurarme de que tenías tu moto. Ahora voy a salir de casa y quería saber si...

-No te preocupes, estoy en el taller. Ahora voy al trabajo, nos vemos allá. ¡Muchas gracias por llamar, Flaubert!-dice y cuelga. La cara del "Barrendero" es digna de foto:

-André Flaubert. El policía que me detuvo y me encarceló.

-¿En serio? Es mi amigo y compañero de trabajo. De hecho, lo conocí poco después de que dejaras el instituto. –el ex traficante sigue con mala cara. –Pero bueno, te detuvo por tu bien, ¿no? Es decir, ahora has dejado el mundo de las drogas.

-No me agrada. Tengo mis razones. En fin, ahora que estoy limpio, podríamos quedar algún día para ponernos al día. Tengo ganas de inventarme más planes de futuro fallidos contigo.

-Me parece bien, pero sólo porque estás limpio. Bueno, tengo que irme.

-Hasta pronto, "polirosa".-sonríe pícaramente el ex convicto.

-Adiós, "Barrendero".-se ríe la policía montando la moto.

De camino al trabajo, le vienen a la mente todos los momentos que vivió en el instituto junto al "barrendero". Era el malo del instituto, el típico ligón pasota que pasaba de todo al que solo le gustaba estar con el móvil y fumar. A Vi no le gustaba para nada, pero coincidieron en la biblioteca en las horas libres de clase, ella iba para estudiar y él estaba allí porque lo castigaban. La actitud coqueta del chico no tardó en aparecer y ella lo evitaba, hasta que al final él se fijó en ella. El Barrendero fue su primer pretendiente. "Nunca había tenido pretendientes, y que ése fuera el primero no me agradaba para nada", piensa ella mientras observa la torre Eiffel después de aparcar su moto en la comisaría. A ella no le gustaba el chico, y el contacto terminó cuando él abandonó los estudios pocos meses después. Mientras ficha, se acuerda de que hablaban de sus futuros. Ella le decía que sería una gran policía y él quería ser un mafioso.

Qué poco se esperaba que fuera André quien lo detuviera. En el fondo, se alegra de que su "amigo" haya dejado la delincuencia y esté en rehabilitación. De repente, la voz de André interrumpe sus pensamientos:

-¡Buenos días! ¿Qué tal la moto?

-¿Eh? Oh, está genial, va como la seda. Buenos días, André.

-Voy a echar de menos nuestras charlas matutinas y nocturnas.

-Bueno, podemos reanudarlas cuando quieras.

-Qué te parece si qued...

-¡Buenos días! –exclamó Emily, apareciendo energéticamente por la puerta acompañada de un dormido Luke. –Vi, ¿le contaste lo del interrogatorio?

-No, acabo de llegar.

-Genial. Chicos, el interrogatorio de ayer fue...

-Ya hablaréis del interrogatorio más tarde. –los interrumpe Jenn de repente.-Tenemos los datos de BB, entre más cosas. Y también lo sabemos todo de James Lévy.

El caso BBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora