1. Persiana Americana

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Octubre 1988, México.
Al parecer todo iba en marcha, nada fuera de control todas las chicas del colegio sonrientes por el próximo concierto de Soda Stereo en México. Se escuchaban los murmullos de todas las chicas "Ya quiero ver a Gustavo", "Charly es súper guapo", "Zeta tiene los ojos más hermosos" y millones de comentarios así, yo amo a Soda pero esas chicas en verdad si dan miedo.

Eli, ¿Si vas a ir a ver a los Soda? -Le preguntó Diana mi mejor amiga.-

No creo, porque mis ahorros son muy pocos y no creo que mis papás quieran llevarme, han de pensar que estoy loca con toda la habitación tapizada de los Soda.

No, no me digas eso, no quiero ir sola, por favor acompañame a ver a Soda, sé que mueres por ir. -Me comentó Diana.-

Ten prometo que tomaré todos mis ahorros para comprar el boleto, es más vamos hoy. Ya sabes ¿no?, más vale pedir disculpas que pedir permiso y tienes razón por nada me voy a perder a Soda, primero muerta. -estaba completamente feliz.-

Diana y yo fuimos a comprar los boletos juntas afortunadamente y era casi un milagro que todavía hubiera ya que Soda en México es un grupo muy vendido, en mi escuela todos los escuchan, cantan y como es obvio las niñas mueren por ellos pero más por Gustavo.

*
En el día del concierto había miles de chicas formadas en taquillas y también ya formadas en las puertas del recinto para entrar velozmente.
Diana y yo accedimos al lugar juntas pero ya adentro nos perdimos entre la masa.

A casi medio concierto me encontré con Diana, casi moría de un infarto si no la encontraba. Todos en el escenario se veían hermosísimos, pero más Gus, sus rulos despeinados, sus ojos azules tan encantadores.
Cuando culminó el concierto de nuevo volví a perder a Diana, ella y yo sabíamos que eso iba a pasar así que acordamos en esperarnos en la puerta de atrás. Pasó casi 40 minutos y no había rastro de Diana iba de un lado para otro, seguramente habían venido sus padres por ella porque vino sin permiso y era súper obvio en donde se encontraba. Ahora empezaba el reto de regresarme yo sola.
Al caminar unos cuantos metros vi una camioneta saliendo del estadio, seguramente eran parte del concierto. Hasta que vi el vidrio bajar.

Hola, ¿trabajas aquí?, ¿vas lejos? No deberías estar sola aquí a estas horas. -Era Charly Alberti-

No me quería ver como una fan loca, o algo obsesiva aunque no lo era pero estoy hablando de Charly.

No, no trabajo aquí pero vine a verlos tocar pero la amiga con la que vine me dejó plantada en la salida. Lo sé, saliendo de aquí tomaré un taxi. -Él me vio fijamente, después volteó a ver los espacios de la camioneta.-

Sube, te llevamos a dónde tengas que ir, que me supongo que es a tu casa.

Oh Charly, que pena que hagas esto pero voy a aceptar porque sinceramente si tengo algo de miedo por la hora que es.

Claro, no tenés de que preocuparte. -Charly era realmente amable. -

Cuando subí a la camioneta estaba Zeta a un lado de Charly así que lo saludé controlando mi fanatismo, en el asiento del copiloto estaba Gustavo, me sentí nerviosa porque sus rulos salían del asiento y sinceramente eran hermosos.
Gustavo me vio a través del retrovisor, sus ojos azules eran cautivadores, no podía verme nerviosa así que le sonreí.

¿Y como te llamas? -preguntó Charly-

Mi nombre es Elizabeth.

Que bonito nombre, ¿y que haces de tu vida?

Pues estoy en el segundo año de la Facu de filosofía.

Que genial, ¿entonces cuántos años tenes? -Era muy curioso porque me sentía intimidada pero no por Charly o sus preguntas sino por la mirada de Gustavo en el retrovisor. 

Tengo 22 años -Contesté sonriendole a Charly.-

Después Zeta me preguntó por mi dirección y el chofer nos llevó hasta la puerta de mi casa. 

Bueno, hemos llegado, en serio muchas gracias chicos por traerme a casa, son geniales. Créanme estoy eternamente agradecida con ustedes. Muchísimas gracias. Pero ¿puedo pedirles un último favor?

Claro, para eso estamos. -Dijo Zeta- 

Traigo un mini póster de ustedes que compré antes del concierto y traigo una pluma ¿pueden firmarlo por favor? -dije completamente sonrojada.- 

Por supuesto Eli, será un gusto. -mencionó Charly emocionado.- 

Primero lo firmó Charly con una pequeña dedicatoria que decía "Para Eli, una piba hermosa. Charly", después Zeta puso "De Zeta para Eli", cuando el toqué hombro a Gustavo el para firmar el póster me sonrió y puso una dedicatoria que decía "De Gustavo para Eli. Una chica cautivadora."

Estaba realmente feliz por el pequeño rato que pasé con ellos, me despedí de cada uno de ellos y  me sentí satisfecha. Cuando bajé Charly, bajó conmigo. 

Oye, no sé, los chicos y yo estaremos en México unas cuantas semanas para hacer publicidad. Sé que no nos conocemos pero me has llamado mucho la atención. Quiero saber si... Bueno ¿mañana querés ir a tomar un café conmigo? Es más, ¿podes darme vuestro número telefónico? -Charly estaba muy nervioso en vez de que yo estuviera nerviosa.-

Claro Chary -en ese momento Charly sacó una pequeña agenda anotando mi teléfono.- Mañana es un buen día para ir a tomar café. 

¿En serio? Paso por vos a las 8 de la noche ¿te agrada? -dijo Charly muy emocionado.-

Está muy bien. Te veo mañana Charly, muchas gracias. 

Amor AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora