17. Un Misil en mi Placard

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2 meses después
Elizabeth
Gustavo se encontraba en Argentina un poco más aliviado por lo de su padre y cada vez que ambos podíamos hablábamos horas y horas por teléfono. Estaba preparando una bolsa de pop corn esperando que llegará mi mejor amiga a ver una película, bueno retomando lo de mi mejor amiga era extraño que yo conociera personas de la Facultad que no estaban interesadas, preguntándome sobre Gustavo o Soda Stereo, sinceramente ya no me gustaba relacionarme a la gente, era incómodo pero con la chica que conocí yo me acerqué a ella porque estaba en aprietos.
Bueno, regresando, volví al living escogiendo una película interesante cuando vi que llegó la correspondencia, era un sobre amarillo, lo abrí y tenía una amenaza.

"Usted necesita dejar a Gustavo Adrián Cerati por motivos que no le deben importar, usted está arruinando futuros predeterminados, si no se aleja habrán cosas catastróficas para usted y su familia. No se arriesgue, no espere recibir una segunda carta o una mala noticia. POR SEGURIDAD NO
LE CONVIENE DIFUNDIR ESTE MENSAJE A AUTORIDADES MAYORES."

Lo único que sentí en ese momento fue miedo, porque la carta estaba acompañada de una foto de la casa de mis padres. Al poco tiempo llegó mi amiga, traté de actuar normal ante ella.

Hola Frida, por favor pasa. -dije al sorprendida y antes de cerrar la puerta miré hacía la izquierda y derecha de los pasillos era obvio que no iba a haber nadie.-

Elizabeth ¿te pasa algo? Te notas pálida, ¿quieres ir al doctor? -preguntó preocupada.-

No Frida, estoy bien, es que se rompió una taza que es de mi madre y si un día viene y no la encuentra se volverá loca. -dije dando la respuesta más estúpida y patética de mi vida.-

No te preocupes Eli, no creo que tu mamá se vuelva loca. -afortunadamente me creyó todo el cuento.-

Bueno Fri, hay que ver la película, preparé algo de pop corn. -lo bueno es que creyó todo lo que había dicho, o al menos eso es lo que yo había pensado.-

Frida y yo estabamos viendo la película cuando de repente sonó el teléfono.

Ya vuelvo Fri, tu sigue con la peli. -dije levantándome del sofá dirigiéndome al teléfono.-

Hola. ¿Quién habla? -contesté.-

Soy yo Gustavo, quería decirte que en 2 semanas estaré en México. Necesito verte, ya no aguanto estar sin ti. -dijo Gustavo a través del telefono.-

Oh, me encantaría verte pero no podré mucho, tengo muchos proyectos en la escuela. Estoy en trabajo de campo. (Ultra mega mentira.) -escuché un suspiro de decepción por parte de Gustavo.-

No me digas eso por favor, muero por tenerte. Sería feliz aunque sólo sea un día, pero por favor no me niegues la oportunidad aunque sea mínima de estar con vos. -mi corazón se rompía cada vez más pero me sentía completamente chiquita e indefensa.-

Está bien, pero yo creo que será un tiempo pequeño, unas 3 horas aproximadamente. -volví a mentir.-

Está bien, es suficiente para mi. Si quieres para que no te llegue a causar problema yo voy a tu departamento. -me evitaba las ganas de llorar por el teléfono pero tenía miedo.-

Okey Gus. Bueno, tengo que colgar, te quiero demasiado. -contesté con un inmenso nudo en la garganta.-

¿pasa algo? -Gustavo era demasiado inteligente para sospechar o yo era demasiado estúpida para mentir.-

No, nada. Todo bien Gus, bye. -colgué.-

Tenía tanto miedo, necesitaba contarle a alguien que pudiese investigar o hacer justicia si me llegará a pasar algo, pero debería encontrar a la persona indicada y el momento perfecto.

Amor AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora