-¿Por qué estás con gorro? -sentí su voz.
Abrí los ojos de golpe.
Ahí estaba él ocupando un chaleco de lana que cubría hasta un poco arriba de la rodilla. Se veía muy lindo.
Él es lindo.
-¿Qué haces aquí? -pregunté estirandome.
-¿No puedo venir aquí? Después de un tiempo se siente como en casa -rió.
-le pregunté a una enferma porque no estabas y me dijo que era tu día de descanso.
-bueno... "descanso" -hizo comillas con sus dedos- en realidad es lo mismo si estuviera aquí. Me están dopando con pastillas asquerosas, prefiero estar aquí haciéndote compañía.
Me sonrrojé un poco.
-sinceramente no iba a venir porque pensé que estabas con tu madre -suspiró- pero al verte aquí solo, tierno e indefenso fueron excusas suficientes para venir a cuidarte.
Venir a cuidarte.
¿Cuidarme de que otro cáncer venga a atacarme?
Aun así es lindo su gesto.
-¿Ahora me dirás por qué el gorro? -dijo.
-me dieron ganas de andar con él hoy -respondí.
Que mala excusa.
-¿Con 30 grados de calor afuera y con gorro de lana? -sonrió- me parece muy poco convincente.
-no quiero hablar de eso, Jungkook -hice un corto respiro.
-¿Pasó algo? -acarició mi mejilla.
-ya te dije que no quiero hablar de eso.
-¡Pero quiero ayudarte! -se me adelantó- por favor.
Guardé silencio.
Él se puso de pie y colocó su cuerpo tras mío. Sentí sus manos en el respaldo del asiento en el que estaba sentado.
-si no me quieres decir lo descubriré por mí mismo -dijo llevando sus manos a mi gorro.
-¡No! -exclamé.
Pero ya era muy tarde.
Jungkook tenía mi gorra entre sus manos y estaba contemplando mi cabeza.
No me giré a ver su cara, ya imagino cómo es; de asco y espanto.
Sin decirle nada volvió a ponerme la gorra.
Soy horrible.
-sé lo que sientes... posiblemente lo que estás pensando también -suspiró- Jimin, no... -lo interrumpí.
-¿Podrías dejarme solo? -dije triste.
Soy horrible.
No quiero que me vea más, con el dolor de mi corazón no quiero que lo haga.
-Jimin... no te sientas así, a todos les pasa... a mí también -se puso en cuclillas junto a mí apoyando su mentón en el brazo del asiento- si creías que este es mi cabello estás equivocado -sonrió- ¿Cómo crees que mi cabello resistiría tantas quimioterapias?
Apreté un poco mis labios sin dejar de mirarlo.
-pero me veo horrible -levanté mis cejas- más lo seré sin cabello... ¡soy horrible! -exclamé.
-no, tontín -colocó una de sus manos en mi pierna- eso es lo que menos eres... aparte ¿Qué más da el cabello? Seguirás siendo lindo con o sin él.
-¿en serio crees que soy lindo? -mordí mi labio.
-no lo creo, es un hecho -sonrió mostrando sus dos dientes.
Él era un par de menor que yo, pero me trataba como si yo lo fuera.
A él le parezco lindo con o sin cabello.
Él cree que soy lindo.
No necesito más aprobación que la de él.
