Me dolía un poco el cuerpo, pero no me importaba. Había sido una noche maravillosa gracias a él. Por primera vez en mucho tiempo no me sentí asqueroso al mostrarle mi cuerpo a otra persona ajena a mí.
Abrí mis ojos lentamente. Al parecer era un día nublado, pero el calor de Jungkook combatía con la fría mañana.
-Buenos días, dormilón -comenté mientras hacía el esfuerzo por voltearme.
Había quedado de espaldas a Jungkook mientras él me cubría en sus fuertes brazos.
-Kookie, Kookie, Jungkookie... -dije y como de costumbre no hubo respuesta alguna.
Cuando me di vuelta por completo hacia él me percaté de una perturbante escena.
-Kookie... -mi voz se cortó de inmediato.
Sus ojos estaban abiertos mirando a un punto vacío, de ellos se desprendían una que otra lágrima seca. Los labios que tanto amaba besar que una vez fueron rosas, ahora estaban pálidos y llenos de espuma roja. Estaba frío, no respira, no vivía.
Desesperado me puse de pie inmediatamente intentando reanimarlo, moverlo, pero nada servía. Ya era muy tarde, él había muerto. Jungkook había muerto.
Mis lágrimas no dejaban de correr. Como un loco fui a buscar a una enfermera para que me ayudara por lo menos a ver si existía una mínima posibilidad de volverlo a la vida.
Pero ella solo llamó a otras más para sacar a Jungkook de la habitación.
"Lo siento mucho, Jimin. Él pasó ya mejor vida"
Me consoló una de las enfermeras que me conocía mientras intentaba darme algo de apoyo cuando llevaron su cuerpo lejos de mi vista.
Me dejé llevar por mis impulsos y comencé a romper todo. Estaba destruído. Esto fue mucho peor que el saber que se iría a Japón.
Resignado decidí a irme de una vez de la cruel y dura escena que presencié.
Antes de irme recordé lo que me había dicho anoche.
mañana por la mañana cuando despiertes quiero que habras el cajón del mesón que está frente a la cama. Hay una sopresa para ti.
Evidentemente dentro de ahí solo se encontraba un sobre con mi nombre en él. Lo guardé en el bolsillo de mi pantalón y salí de allí.
Tiré mi cuerpo entero en uno de los bancos de la plaza que había encontrado a Jungkook la otra vez cuando se escapó del hospital.
Me dolía tanto el corazón.
Estaba pensando en ver que había dentro del sobre en mi casa, pero necesitaba saber de que trataba.
Dentro de él se encontraba algo de dinero y una carta.
"Mochi:
Es posible que ahora me odies y es por eso que te pedí que me perdonaras. Admito que fui un cobarde al cometer suicidio. Pero creo que fue lo mejor. Prefiero morir teniendote a mi lado que a kilómetros de distancia en donde ni siquiera sabré si estás bien.
De todas formas te iría a dejar solo. No sabes cuanto me odio por eso, tú no te mereces nada malo, al contrario. Eres lo mejor que puede existir en este mísero mundo.
Debo darte las gracias por todo. Por ser tan lindo y comprensivo conmigo, por ser mi novio, por darme los mejores últimos meses de mi vida.
Me hiciste sentir menos miserable de lo que soy.
Te dejé 100 dólares para que los gastes en lo que tú quieras. Sé que esto no llenará el vacío que sientes ahora, pero si llenará tu pancita con chocolate y mucha comida.
Tienes derecho a odiarme, yo también me odio por esto.
Solo quiero que nunca olvides que fuiste el amor de mi vida, que eres lo mejor que me pudo pasar, que sin ti la vida no tendría ningún sentido y el saber que te tendría lejos me corrompió.
Te amo mucho, nunca lo olvides, nunca.
Atte. Kookie."
Sequé mis lágrimas con la manga de mi camisa y me levanté del asiento que estaba.
Me dirigí a la licorería más cercana.
Cuando llegué a casa dejé el resto del dinero frente a la mesa junto a nota para mis padres.
"Soy muy irresponsable para administrar dinero, ustedes sabrán que hacer con él"
Ellos no estaban.
Subí a mi cuarto junto a la carta y lo que había comprado.
Abrí la botella de whisky y me la empiné. El sabor era malísimo y me quemaba la garganta, pero no me importaba.
En solo unos minutos la botella se encontraba vacía rondando por mi habitación. Me acerqué al ventanal en el cual nos dimos nuestro primer beso. Sonreí junto a lágrimas cayendo por mis mejillas.
Abrí las ventanas para dejar pasar el frío que calaba los huesos. Leí la carta por última vez y la guardé en mi pantalón.
Cuando tienes cáncer la vida no tiene sentido si no tienes nada por lo cuál luchar. Jungkook me mantenía medianamente vivo y ahora que se fue estoy medianamente muerto.
Bueno, no por mucho.
-perdón mamá... perdón papá... perdón -susurraba mientras mis lágrimas seguían cayendo- lo siento, pero ya no puedo seguir aquí... -extendí mis brazos- no sin él.
Y caí.
Caí intentando pensar en ese mundo mejor.
Caí imaginandolo a él.
Caí viéndolo extender sus brazos para recibirme.
Llegué y todo se fue a negro.
Fin.
***
gracias a todas las que leyeron, espero que les haya gustado 🐰🌈💞
las quiero muchooo.
