Mamá decía que iba a estar bien. Las lágrimas cayendo de sus ojos no me dejaban muy tranquilo la verdad.
Papá no dejaba de darse vueltas de un lado para otro esperando a los doctores
¿Qué había ocurrido? Vómitos, dolor insoportable de cabeza, respiración agitada, sudor frío y espamos musculares.
Lo único que quería hacer era llorar del dolor y de la rabia, pero no podía. Estaba muy cansado.
Mi madre no me soltó la mano en ningún momento. Odio verla llorar por mi culpa.
-¿Te duele mucho, Jiminnie? -preguntaba ella con lágrimas corriendo por sus mejillas.
Tan solo podía asentir.
Me dolía todo el cuerpo. Me habían puesto oxígeno para regular mi respiración, la cabeza me daba vueltas, mi cuerpo estaba débil.
Al rato entró mi padre diciendo que tendría que pasar la noche aquí para ver qué había ocurrido.
-estaremos aquí, ¿Bien? -me dijo él manteniéndose fuerte- no te dejaremos en ningún momento.
Quizás ellos no me dejarían, yo lo haría en cuanto el cáncer se apodere de todo mi cuerpo y no haya vuelta atrás.
Me quiero morir pero a la vez no.
No quiero dejarlo a él.
No quiero dejar a Jungkook.
-mamá... -dije débilmente.
-¿Pasa algo, cariño? -me preguntó.
-¿Me podrían dejar solo? Quiero dormir aunque sea unos minutos -suspiré.
-está bien, mi amor -acarició mi cabeza- estaremos en el pasillo cualquier cosa.
Besó mi mejilla y junto a mi padre que me dijo "sé fuerte, campeón" salieron de la habitación.
Como pude intenté quedarme dormido.
Solo quería soñar con que era feliz, con que no estaba enfermo, con que mi familia no sufría por mi culpa y con que Jungkook estaba conmigo lejos de toda enfermedad que nos podría separar por mortalidad.