No sé en qué momento exactamente nos habíamos quedado dormidos. Pero si de algo estoy seguro es que mamá sospechó algo en cuanto nos vio a ambos dormir apoyados la cabeza de uno en el otro junto al ventanal.
-la cena está lista -comentó mamá con una sonrisa picara- Jiminnie dile a tu amigo dónde está el baño para que vaya a lavarse las manos.
-es mejor que yo me vaya -dijo Jungkook poniéndose de pie.
-¿Te irás sin comer? Oh no, eso si que no, jovencito. Nadie se va de aquí sin comer.
-no quiero ser una molestia -respondió él.
-no lo eres -dije rapidamente- ¿Verdad, mamá?
No costó a que él se quedara a cenar.
Mamá bajó a poner los platos, yo llevé a Jungkook al baño para que se lavara las manos.
Algo había cambiado luego de haber dormido, algo había cambiado luego del beso.
-¿Dormiste bien? -le pregunté mientras metía las manos en el agua.
-me duele un poco la espalda, pero si -respondió con una sonrisa- ¿Y tú?
-también.
Estaba tan concentrado en lo que él hacia que no noté cuando sin querer mis manos se tocaron con las suyas en el agua.
Di un pequeño salto poniéndome muy incómodo.
Él había notado mi movimiento, solo se rió pero guardó silencio.
Mamá había puesto hasta flores para adornar la mesa a la hora de comer. Una olla gigante llena de espagueti y salsas para acompañar.
Él se sentó de cabecera de mesa quedando yo y mi madre a los costados.
-¿Cómo era tu nombre? perdón -dijo mamá captando la atención de ambos.
-Jeon Jungkook -dijo este echándose a la boca una gran cucharada de espagueti.
-¿También vas a quimioterapia, verdad? -este asintió- por algo tu cara me parecía algo familiar... Jiminnie no me dijo que traería a su amigo.
-fue de improvisto la verdad -respondió- creí que no me darían permiso en el hospital para salir, Jimin no quería que me arriesgara a contraer un resfriado o algo y me trajo a su casa porque era más seguro. Perdón si le fue molesto verme en su casa de improvisto.
-no, no lo fue -le sonrió- es lindo ver a Jimin feliz. Si él es feliz, yo lo soy.
Me trapiqué con el espagueti gracias a mi madre. ¿Por qué dice eso? Aish, que vergüenza.
Jungkook golpeó mi pierna por debajo de la pierna y sonrió.
La cena ocurrió rápido entre sonrisas y miradas entre Jungkook.
Cuando dieron las 8pm él se tenía que ir. Mi madre lo llevaría al hospital. Por más que insistí en acompañarla, no me dejó porque tenía que descansar.
A veces se comporta muy sobreprotectora cuándo no debe serlo.
-gracias por la cena, señora Park -anunció él mientras se ponía de pie.
-no hay de qué, Jungkook -le sonrió- Jimin despidete.
Me acerqué a ellos, yo estaba sentado en los peldaños de la escalera enojado con mi madre.
-¿De verdad no los puedo acompañar? -pregunté por última vez.
-No, Jimin. Ya di una orden -dijo mamá- Bueno, te esperaré en el auto.
La amaba, pero hay veces en dónde la odio.
Ella salió de la casa. Él se quedó conmigo en la entrada esperando a que me despidiera.
-gracias por todo -me sonrió.
-gracias a ti -dije en un tono algo molesto.
-no te pongas así... ella lo hace porque te quiere. Tienes que descansar -apretó una de mis mejillas- mañana nos veremos nuevamente.
-yo quería ir a dejarte -suspiré triste.
-yo igual quiero eso, pero tienes que obedecer a tu madre ¿Okay?
Acercó su cuerpo más al mío y me dio un abrazo lleno de amor y cariño. Una de sus manos levantó mi mentón para terminar con un beso.
-eres tan tierno y dulce como un pastelito de arroz -sonrió- mi mochi.
-¿Soy tu mochi? -me sonrrojé.
-bueno... te di un beso... significa que eres mío ¿No? Mío, mío. Mi mochi.
No quería soltarlo, quería que se quedara conmigo ahora.
Quería que se quedara conmigo por toda la vida o al menos por el resto de la mía.