29

7.9K 1.1K 340
                                    

Aunque a Jungkook no le parecía mucho la idea de disfrazarse lo pude convencer a que por último nos pintaramos las caras y accedió. Él era un conejo y yo un gato.

Niñas vestidas de princesas, niños de animales o de superhéroes. Todos estaban tan felices y llenos de vida, aunque solo fuera por un corto lapso de tiempo.

Él se mantenía serio mientras veía el ambiente de la pequeña fiesta de disfraces. Sin embargo igual pude ver un poco de esperanza en su mirada.

-¿te la estás pasando bien? -le pregunté asomando una sonrisa.

-eso creo -me devolvió la sonrisa- estoy un poco cansado, ¿sabes?

-¿quieres subir a tu habitación?

-quizá en un rato más -se acercó a mí y besó mi frente- quiero quedarme aquí un rato disfrutando de ser un conejo.

-el conejito más lindo de todos -toqué su nariz con mi dedo índice.

La fecha de ida de Jungkook se había adelantado. En cuatro días subiría a un avión que lo alejarian por el resto de mi vida de él.

Estoy siendo muy fuerte, llevo una semana sin llorar. Creo que realmente puedo llevar esto bien.

Nos quedamos un rato compartiendo con los niños. Yo pintaba alguna de las niñas y Jungkook jugaba con los demás a ponerle la cola al burro.

Lo extrañaré mucho.

Luego de un rato al fin habíamos subido a su habitación. Solo por hoy tenía permitido poder quedarme aquí con él debido a la fiesta, supuestamente me quedaría con el fin de compartir con los demás niños, pero yo solo quería estar con mi niño especial.

Se tiró en la cama sin quitarse nada, ni siquiera el maquillaje de conejo. Yo lo seguí y me puse junto a él.

Se quejó un poco de un pequeño dolor de brazo. Me pidió que le acercara una patilla roja que estaba encima del mesón, se la entregué junto a un vaso de agua.

-¿para qué es esa pastilla? -pregunté incrédulo. Nunca antes la había visto en sus medicamentos.

-nuevas pastillas, son relajantes -contestó de inmediato.

-¿funcionan?

-espero que si -me sonrió- ven y acuéstate junto a mí, necesito a mi mochi aquí.

Le hice caso.

-eres un lindo conejito ¿lo sabías? -besé la punta de su nariz.

-no tan lindo como el gatito que tengo frente a mí -besó mis labios- te amo tanto, no me canso de decirlo.

-¿seguirás diciendo lo mismo cuando estés en Japón?

Un silencio invadió la habitación.

-me aseguraré de decírtelo por teléfono día y noche -su sonrisa rápidamente que se volvió en una línea recta acompañada de una lágrima loca- lo siento.

-Kookie... de verdad que entiendo que tengas que irte, no lo sientas, amor -agarré su cara con ambas manos- seguiremos en contacto. Incluso quizás vaya a visitarte.

-no digas cosas que no ocurrirán -dijo secamente- solo quiero que me perdones, por favor.

-¿por qué quieres que lo haga? ¿por qué te irás?

-por dejarte solo... mañana por la mañana cuando despiertes quiero que abras el cajón del mesón que está frente a la cama. Hay una sopresa para ti.

-¿puedo verla ahora? -intenté levantarme, pero Jungkook no me lo permitió.

-mañana por la mañana dije. Ahora quiero que me des todo el amor que no me darás cuando me vaya.

Arrugué mi nariz y besé sus labios. Entrelacé mis brazos en su cuello mientras con los labios hacía un recorrido por toda su cara.

Las manos de Jungkook bajaron hasta mi cintura, me levantó para ponerme sobre él.

Los besos subían y bajaban al igual que nuestras manos. Nuestros palpitaciones corrían y las risas también.

-antes de que me vaya quiero hacerte un regalo -dijo él mientras se sentaba en la cama sacando su camisa- quiero darte mi cuerpo.

-Kookie... Nos pueden pillar -reí nervioso.

-¿crees que me importa que vean a dos chicos enamorados entregándose amor de la forma más pura? bueno, no tan pura si lo ves de la otra forma -besó mis labios muy tierno.

-te amo mucho.

-no, bebé. Yo te amo más.

***
No hay lemon, but ya se imaginan lo que pasó.
Bueno, niñas, el fin is coming🐰

He ~ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora